Entrevista a la poeta Mariane Toussaint

DAVID SANTIAGO TOVILLA

DIARIO POPULAR ES!

Marianne Toussaint se ha ocupado en dar seguimiento a la obra de la escritora Dolores Castro. Conversamos con ella en el marco del ciclo de poesía Palabra de Mujer.

 

—Marianne, participaste en el homenaje a Dolores Castro, a quien la referencia común es su amistad con la escritora Rosario Castellanos ¿Qué puedes decir de su trabajo literario?

 

—Sí, a Castro se le asociado por ser amiga de Rosario, pero es una voz diferente, con perfiles propios. Son tres figuras que comparten un espacio en la literatura de una época con voces distintas: Castellanos, Castro y Enriqueta Ochoa.

 

Dolores Castro es la única mujer que concilia su vida como mujer. No es la desolación reflejada por sus compañeras. Castro le escribe al hijo, al compañero de una manera complementaria más que aguerrida y ésta podía ser una faceta cercana a las mujeres que escriben.

 

La poesía de Lolita es constreñida, sintetizada, como respondiendo a esa gran diferenciación entre el poeta de la selva y el del desierto, éste último concentra su modo de ver la vida en una forma más subterránea. Este poeta sabe de todo lo que existe, pero no lo tiene a simple vista así que emprende un trabajo para adquirir el dominio de la belleza. Dolores castro hace este tipo de trabajo sintético, intenso, donde ahorra las palabras para decir en pocas líneas lo que piensa y esto guarda tanta belleza como un largo poema.

 

—En efecto Castellanos, Ochoa y Castro tienen un lugar especial en la literatura mexicana. ¿Hay, ahora, cambios favorables para las literatas? ¿En quién recae impulsarlos?

 

—Sigue siendo una responsabilidad de las mujeres. Tenemos que lograr el cambio en los varones niños. Romper el círculo vicioso de la enseñanza de ciertos valores patriarcales a los hijos para lograr su crecimiento considerando en otros términos a la mujer. Para las mujeres, salir al mundo no ha sido fácil y para los hombres tampoco lo ha sido entender que la mujer es un ser humano igual a ellos.

 

—¿Se ha avanzado?

 

—Ahí vamos. Poéticamente, por ejemplo, la mujer tiene un primerísimo lugar y es reconocida por sus compañeros varones. Los encuentros ya no son de puros hombres. También el número de escritoras incluidas en las antologías es mayor. Creo que cada vez la mujer está tomando con más seriedad su vocación.

Por otra parte, creo que es falso decir que a la mujer se le presentan dificultades; su aceptación depende del trabajo, la paciencia y la naturalidad con que se acerca a quienes tienen los medios de publicar o abrir puertas. El ninguneo de esa forma es cada vez menor.

 

—En una conversación con Dolores Castro, ella decía que las escritoras actuales tienen otras preocupaciones…

 

—Hay de todo. En el momento que la cantidad aumenta, lo hacen los intereses y expresiones. Hay muchas personas escribiendo con los mismos temas, pero también quienes tiene distintas perspectivas y propuestas.

 

En los 80 's todavía vivimos esa resaca de la poesía erótica femenina a la que no considero negativa, pero debo decir que fue falsa. Pervive porque llevó a las escritoras a desarrollar otras etapas y por lo mismo queda muy poco de esta poesía en cuanto a su calidad.

 

—¿Dentro de esos otros temas se encuentran los sociales?

 

—Vivimos en un país que tiene necesidades prioritarias. Es un país que, en lo personal, no estoy segura si va o no en desarrollo. Sé que se tratan de cubrir huecos o carencias y ante las necesidades abrumadoras se deja de lado el crecimiento cultural sistematizado. Lo que me preocupa es que, una vez resueltas algunas necesidades, se descuide el deseo de superación humana. Si este no existe, el esfuerzo no es completo.

 

—¿Tienes algunas propuestas al respecto?

 

—Bueno… Debe escucharse a la gente que tiene inquietud por la cultura. No hay recetas porque éstas pueden funcionar en un estado y en otro no. Esto permitiría también que no nos unificaran. Ya que somos un país extraordinario por la pluralidad de sus tradiciones y culturas. Lo cual no es perjudicial: es enriquecedor.

 

También se debe procurar la necesidad de desarrollo artístico en las nuevas generaciones, no como finalidad de vida, sino como un complemento del ser humano. Recuerdo la experiencia de los talleres emprendidos en Tabasco, con la administración de Enrique González Pedrero. Se usaban los elementos que tenían los niños en el lugar. Es decir, no se traen experiencias y materiales nuevos, sino que se aprovecha lo que hay a la mano, sin mayor esfuerzo material, pero con alto rendimiento espiritual.

 

—Mencionas Tabasco. ¿Ha variado la situación en la provincia?

 

—Sí. Probablemente porque se ha superado un falso sentimiento de inferioridad. Esto aunado con hechos como el mejor surtido de las librerías del interior del país. Ahora se pueden adquirir libros novedosos sin viajar a la Ciudad de México. Se ha entendido que no es necesario estar en el centro para ser mejor, ni para ser tomado en cuenta por ellos. Lo importante es mantener el contacto. Los programas de las dos regiones tienen que combinarse los de la provincia llegar al centro y viceversa.

 

—Marianne. Hemos hablado de todo un poco, pero no de tu trabajo…

 

—Es cierto. Mi mayor interés es la poesía, aunque me interesa escribir ensayo y cuento. Para mi trabajo recurro a los recuerdos de la infancia, a la imaginación del futuro. Busco compartir la intensidad. Que alguien pueda vibrar en la frecuencia en la que se ha escrito el poema o en una propia, pero a partir de lo que uno aporta. Creo que lo importante es decir algo. Quisiera ser muy honesta y si ya no hay nada que decir: hay que saber callar.

 

—¿Técnicamente tienes alguna inquietud?

 

—Sólo la búsqueda en la forma poética. Me interesa producir los cambios lingüísticos que se van dando. Mantener viva la lengua es una responsabilidad de los escritores. Si se da un testimonio de los cambios lingüísticos, también se hará de los cambios históricos.

 

—¿En qué proyecto trabajas en la actualidad?

 

—Participé con un proyecto el año pasado, cuando fui becaria del Consejo Nacional para la Cultura y las artes. Es un libro que estoy concluyendo. El tema central es la ausencia de los varones en la vida de la mujer. Están los recuerdos de niña. Las sensaciones de la niñez van dando como resultado la ausencia del deseo.

 

El libro se divide en tres apartados: Historia de los desvanecidos que a la vez da título al texto. Mapas de humedad en donde se encuentran recorridos por ciudades de España y Francia vistos desde el asombro de la niña. La última parte es Papel de arroz y trata de la presencia de la homosexualidad. Se abordan los diferentes estratos de reproducción del conflicto al vivir el mundo desde otro ángulo, otra perspectiva. Toda la ansiedad o plenitud que puede significar al asumirse o no.