Héctor Cortés Mandujano señaló: «dice Nicolás Guillén:
gotas de gordo aceite son mis días/pasan tan lentamente que no pasan/ los
hombres a mi lado miran, pasan/lentos como también mis lentos días'. Socorro
Trajo le ha sumado al espíritu el peso de su cuerpo y ha dejado el agua, el
aire. Está parada sobre la tierra en días que van "perdiendo su
verdad", en donde "no se puede hacer más que seguir así/viviendo",
en donde "vale más que te mueras/o que muramos". Esta tierra es de
paisajes en donde "el frío se va cerrando" y "el humo es cada
vez más denso".
«El círculo de los sueños —la cuerda troja de la que
siempre caemos a la oscuridad— nos regresa a un día más de desesperanza, al
corazón que sólo el olvido ha visto envejecer, al deambular "por las
aceras incansables/persiguiendo
algún sueño"».
Por su parte, Gabriela Balderas agrega en torno al
poemario y en particular de su sección "espejo de la memoria": «Se
refleja la temática del amor-erotismo, de una memoria solar que hace del cuerpo
de las palabras una danza candente y no importa si "el sol juega a
esconderse", porque de cualquier forma el ser de la poeta tiene la fuerza
suficiente para inventar la luz del amado en plena noche, pues ella es la flor
del sol que lo circunda. Poemas elaborados a partir de la mirada, son los ojos
quienes recorren como en una carta de navegación, la geografía de las olas que
el amor inventa».
Concluye con el convencimiento de que Para decir
mañana: «Propone que el tiempo, no importa la adversidad circunstancial,
sea vivido con autenticidad, si es preciso hasta desaparecer para retomar el
vuelo. En reflexión elabora
signos en una búsqueda de madurez, se quiere reconstruir el círculo roto de la
vida, volver "al recoveco antiguo" y surge así, "una nueva forma
de ver las cosas"».
El poeta tabasqueño Ciprián Cabrera Jasso, reflexiona:
«la poesía no dejará de ser nunca un acto de amor. Por lo tanto, magia, y de
compromiso amoroso con lo existente. En el filtro a través del cual la palabra
alaba o se duele de lo creado. Es el médium por donde hablan todas las voces de
los espectros y de las sombras que deambulan por las aceras, los patios, los
terrenos baldíos, los desiertos y los mares del mundo.
«Es la antena que capta las ondas invisibles y diáfanas
que vagan por los aires les da el signo necesario que las manifiesta. Así la
muerte, así el amor, así el desconsuelo, así la tristeza meditabunda, así la melancolía
que contempla el vacío, así la ternura, así el vuelo de imágenes que brotan del
fondo insondable de la memoria».
Cabrera Jasso abunda: «De
esta manera recorrí la voz susurrante de Socorro, de esta manera me penetró desde
el plexo el ulular quedo del viento que da vida a cada una de sus palabras. Su poesía
deposita en uno la ternura
que crece, el amor que
satisface y redime, la amistad callada del corazón, el oleaje en celo de la
mirada desnuda. Tiene Socorro la capacidad maravillosa de hablarnos quedamente,
como si siempre nos anunciara alguna
maravilla de la vida, como si a cada paso descubriera algo nuevo y nos lo quisiese
comunicar a través de lo más cálido de su alma».
El escritor afirma: «Se llega a sentir, en la poesía
de Socorro un respeto por todo lo que toca. El mundo es evocado desde una
religiosidad plena de vuelos y no de escollos dogmáticos. Esta, en ella, nunca
se hace abiertamente manifiesta, sin embargo, cada pausa de silencio entre palabra y
palabra y cada signo están impregnados de este sentimiento que hace que todo se
corresponda y unifique».
La escritora Dolores Castro coincide con Baldaras en
el sentido de constituir una poesía del amor: «Eros rige el encuentro y convierte
lo cotidiano en maravilloso. Eros hace trascender lo temible y oscuro hasta
alcanzar nuevas formas de educación».
Expresa el sentimiento que perdura tras la lectura de Para
decir mañana: «Emoción ante la autenticidad de una expresión que procede de vivencias,
expresión que no persigue las metáforas con red de cazadora furtiva, sino que
en la lucha con las palabras para que sirvan de comunicadoras, ella venció.
Vivimos, revivimos una experiencia erótica que se experimentó y se dijo con precisión
y emotivamente. En esto no se puede fingir sin ser advertido el fingimiento".
Define: «emoción ante una auténtica poesía erótica. Para decir mañana
tiene poemas de crecimiento, con la pasión domada y con el ánimo de pronunciar
en forma más ceñida la poesía».
Dolores Castro concluye: «Este libro de Socorro Trejo,
transparente, poesía, emociones, inteligencia alerta a la apreciación de los
valores, a la captación del instante único, a la expresión cabal de quien ha
luchado por ceñirse al lenguaje significativo y preciso y descubrir otros
valores».
Cuatro voces alentadas por la vivencia de Para decir mañana.
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