DAVID SANTIAGO TOVILLA
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La novela La isla en el lago de José Martínez Torres, obtuvo el Premio Nacional de Novela "José Rubén Romero", convocado por el consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes y el gobierno del Estado de Michoacán.
El resultado del certamen fue comunicado al galardonado
el día de ayer, fecha en que el jurado, integrado por Elena Poniatowska y Tomás
Mojarra, emitió el fallo correspondiente.
Martínez Torres se hizo acreedor del más importante
premio de narrativa, remunerado con cincuenta millones de viejos pesos, monto equivalente
al prestigiado Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.
En sus primeras declaraciones para un diario, después
de conocer el resultado, José Martínez Torres proporcionó las principales
características de la obra: «Es una novela que se ambienta en su totalidad en
la ciudad de México. No tiene un tiempo definido, pero puede ubicarse en 1a década de los 80. Se
ambienta en los bajos fondos de la ciudad de México: las cárceles, los cabarés,
lugares sórdidos del Centro Histórico. Eso explica el título: La isla en el
lago quiere ser una imagen de la ciudad de México, en un tiempo rodeada de
agua.
«Alguna vez leí un poema de Ezra Pound con ese título.
Me pareció aplicable a lo que fue la ciudad. Hay un recorrido por cantinas, calles.
Se presentan diálogos veristas que técnicamente descienden de la novela
realista del siglo XIX. Tiene alguna descomposición de planos temporales y espaciales,
con el fin de que el lector recomponga el argumento al final de la novela».
El escritor dijo aludir a la ciudad de México en todo
tiempo, sus problemas, aspectos históricos, chistes, bromas, paradojas: «Mientras
en todo el mundo los gusanos se comen a los hombres, en México los hombres se
comen a los gusanos.
La novela, que probablemente sea publicada por la editorial
Joaquín Mortiz, tuvo un proceso de maduración e inclusive una de sus versiones
previas fue aprobada para su publicación por la editorial Cal y Arena.
El triunfador, también autor del volumen Tributo de
quema, publicado en diciembre del año pasado, comentó cómo fue concebida la
novela: «La propuse para ser escrita con una beca del Centro Mexicano de
Escritores. Fui becario en la última generación donde estuvo el gran jurado
presente: Salvador Elizondo, Juan Rulfo y Francisco Monterde.
«El proyecto se realizó en 1982 como un cuento largo
de aproximadamente sesenta cuartillas. Después, lo trabajé hasta resultar una
noveleta. Cuando residí en España la pulí un poco. La seguí trabajando hace
unos años hasta tener la versión definitiva en marzo de este año».
José Martínez Torres calificó el tiempo de escritura
como relativo y engañoso: «No quiere decir que me haya tardado diez años en
escribir una novela, simplemente que, en ese tiempo, una persona dedicada
cotidianamente a leer se va transformando, cambia sus perspectivas de la
literatura; necesariamente se proyecta y define cualitativamente la idea de lo
que se quiere producir».
Martínez Torres, originario de la ciudad de México
pero residente en Chiapas desde hace varios años, señaló que lo importante es
la publicación de la novela, hecho que le permitirá dedicarse a otros proyectos
literarios pendientes.
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