DAVID SANTIAGO TOVILLA
DIARIO POPULAR ES!
Hablemos de amor, espectáculo de dramatización de Pilar Pellicer, se presentó anoche en el Teatro de la Ciudad. Una mezcla de géneros, voces y visiones protagonizadas por la actriz y musicalizada por Armando Merino. Una presentación integral que lleva más de quinientas representaciones. Recién fue presentada en un Festival realizado en La Habana.
La actriz accede a conversar:
—¿Cómo es concebida esta presentación?
—Surge en un momento de mi vida en que necesito
cuestionarme sobre el amor. Creo que el espectáculo, a pesar de los años, ha
seguido en el gusto del público porque vivimos un momento materializado. Nos olvidamos
del ser humano y cuando a alguien se le ocurre hablar de eso, siempre
encontrará a otros que quieren reflexionar sobre el amor.
Escogí a los poetas que amo, leo y disfruto. Armé el
espectáculo mediante la combinación con música popular de calidad,
acompañándome por un gran guitarrista. Esto abre la sensibilidad del público. Lo
dispone a escuchar las palabras de los poetas, a quienes a veces se les teme
por la dificultad para entenderlos. Algún poema tal vez sea difícil de entender,
pero con la música se capta emotivamente».
—En el programa hay una fuerte presencia
del grupo Contemporáneos: Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Salvador
Novo ¿Por qué?
—Los Contemporáneos me parecen unos poetas
maravillosos, quizá porque Carlos Pellicer, mi tío, formó parte de ellos.
Posteriormente agregué a otros más actuales que me gustan: Octavio Paz, Jaime
Sabines, Efraín Huerta. Como el espectáculo se ha transformado con los años,
cuando cumplí las quinientas representaciones incluí a Sor Juana. Ella habla
del amor como nadie, en el siglo XVII, pero resulta muy actual.
—¿De qué noción se parte para la selección
del material? Por ejemplo, están Amor condusse noi ad una morte del tormentoso
Villaurrutia, Tu yo mismo y Amor del conflicto Novo ...
—Justamente digo que no entiendo qué es el amor. No sé
si es un sentimiento, una pasión, una locura. Por eso llamo a los poetas para
que nos ayuden a desenmarañar este laberinto. A dilucidar algo que no sabemos,
pero sí es un motor de nuestras vidas. No podría decir más: el amor es
necesario e imprescindible.
—¿Cuál cree sea la diferencia de su
espectáculo con otros que igualmente musicalizan materiales literarios?
—La lectura de poesía es regularmente para personas
muy formadas en esa disciplina. Yo hago un espectáculo dramatizado. Una mujer
llega a su casa y empieza a recordar. Entra en un estado nostálgico, recuerdos
del amor. Llama a los poetas. Ellos llegan. Al final es un poco dramático por
las necesidades del desarrollo: inicio, clímax y desenlace. No porque esa sea
la realidad sino porque para llevarse al escenario debe tener esa forma. Tiene
música, expresión corporal para hacerlo accesible. Que las palabras entren a
los sentidos y después al entendimiento.
—¿Por qué esa insistencia en la poesía?
—Porque la poesía sintetiza el pensamiento más
profundo del ser humano. Además, estoy familiarizada con ella por una tradición
familiar. Carlos Pellicer es el gran poeta, a quien conozco desde niña. Lo leo
y me hago su amiga. Lo que no se conseguía sólo por el hecho de ser su sobrina.
Había que demostrarle que realmente uno valía la pena. Pero mi entorno de
crecimiento es la poesía: los libros tienen importancia, la poesía tiene su
lugar.
—¿Qué quiere dar Pilar Pellicer a su público?
—Otra opción, de una gran calidad literaria. Allí se
reúne toda mi experiencia en los escenarios. Dar lo mejor de mí misma, es lo
que siempre pretendo.
—¿Qué piensa del momento cultural del país?
—El problema es que hay una gran población que no
tiene acceso a la cultura. Se queda únicamente con lo proporcionado por los medios
de comunicación masiva, que realmente no los hace progresar. Debe transformarse.
Es un medio que debe entretener, pero también educar. Por ejemplo, el canal 11
es bueno, pero no llega a toda la república. Las televisoras estatales deben
hacer una labor de tipo informativo y cultural. El gobierno tiene que hacer más
por la cultura. No hay dinero mal invertido en la educación de un país.
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