Blanca Margarita López Alegría conversa sobre su poemario “La noche de las gaviotas”


DAVID SANTIAGO TOVILLA

DIARIO POPULAR ES!

Junto a la vida cultural de Chiapas han persistido las ediciones independientes. En el último mes de 1993, se editó el primer volumen de la colección "Argón", de Núñez Díaz Editor. Es un poemario de Margarita Alegría: La noche de las gaviotas.

 

En sus especificaciones técnicas, el editor dice elaborar la plaquette "con interiores en papel ahuesado, impreso a una tinta y portada en cartulina vellum, tela fina impresa a cuatro tintas", con ilustración de Rocío Aguilar y viñetas de Rogelio Urrusti.

 

En el trabajo presentado, Margarita Alegría, quien ha suprimido su nombre inicial y su apellido intermedio: Blanca López, continúa en algunos motivos que ya manejó en su primera publicación, El sonido del mar: la noche, el amor, la pareja.

 

Ella comenta: «Pasan dos situaciones diferentes. En El sonido del mar es otro tipo de experiencias. En éste, presento un poema más comprometido. Sobre todo, cuando plantea la postura de la mujer madura hacia la realidad. Con expectativa de qué sucederá en el aspecto amoroso. También ante el aspecto decisivo escenas y situaciones donde la poeta asume su responsabilidad literaria.

 

«Me reconozco como protagonista. Más que en el anterior. Me comprometo más con el libro. Creo soy yo en cada uno de los poemas. Esto es difícil decirlo porque uno se descubre, pero en este caso, vale descubrirse. Va a ser uno de los poemarios más reveladores de mi trayectoria literaria. Aquí si puse un esmero para conocer a Margarita Alegría, en descubrirse ella misma en una noche de gaviotas». Antes titubeaba, dice: andaba en los mares.

 

En esa revelación se encuentra más a la mujer que a la poeta: «Aquí Margarita es totalmente una mujer que tiene etapas amorosas. Desde el principio, con el poema de Isaac y los siguientes: los adioses en las oficinas, la lluvia, la espera. Hay personas que se van a reconocer en los poemas porque tuvieron una relación de pareja conmigo. El poemario es bastante comprometedor».

 

Efectivamente expresa: «la noche es una hoja inflexible/ moviéndose ante la imperfección de la fe// Isaac busca el as del tiempo/ la ira de las dudas lo despierta/ busca a su muchacha/ la besa largamente/ robando el canto de sus movimientos/ él nunca olvida su tristeza/ de su pueblo/ no entiende la guerra».

 

De esa atmósfera intimista indica: «Muchos me conocen cómo soy en otro aspecto, como oficinista, catedrática o quien se dedica a la vida social cultural. Soy una mujer bastante fría, seria. En ocasiones río mucho sin saber por qué. Mi carácter es voluble. En mi etapa anterior tuve indecisiones tremendas. Miedos antes de escribir. Me ponía seudónimos. Empecé a descubrir que el literario era mi campo, pero tenía miedo. También a enamorarme. Así, soy una persona muy fría que no descubre más allá de lo que quiere. Pero en el caso de mis textos soy una persona que vive en la otra, en la vida cotidiana. Me doy cuenta de que me pueden dañar, cuando estoy sola.

 

«Provengo de una familia de once hermanos. A quienes una hermana les resultó poeta y esto generó un enfrentamiento. Al principio no lo querían aceptar. Por eso tuve timidez y un deseo de esconder las cosas que hacía. Ahora no, me doy tal cual».

 

Aunado a lo anterior hay cierto ambiente religioso: «Si. Ya mencionaba la incomprensión inicial. Quería que fuera diferente. Me consideraban retraída. Deseaban que fuera licenciada en derecho o catedrática y no dedicarme a las letras. A raíz de eso llegué mucho a la iglesia. Tengo formación religiosa. Nunca me despegué de la iglesia. Me gustaron las imágenes que presenta La Biblia. Lo considero un libro literariamente interesante. Del cual retomo epígrafes. Además, algún día quise ser monja.  De hecho, tengo una parte mística: me encierro o como dicen ando en las nubes. Es difícil de explicar. Pero sí me atrae mucho. En mi poesía existe cierta religiosidad. No hay divorcio con esas imágenes».

 

Margarita Alegría da algunas consideraciones para este segundo texto: «Como poeta, quiero trabajar más formalmente en los textos. Leer más. Llenarme de palabras. Inventar un camino para ello. No tengo una marcada preocupación por ser famosa. No sé si algún día un texto mío pueda ser recordado por otras generaciones. En realidad, no me preocupa porque si continúo trabajando a lo mejor consiga aprecio, lectores o un motivo para que la gente escriba. Que busquen superarnos.

 

«Si no escribiéramos nadie se atrevería. Pero ¿Cómo soy? ¿Cómo me siento, qué niveles tengo? Siempre me gusta decir que estoy empezando. Porque además es un compromiso. Me gusta escribir y publicar poco. Me piden material, pero me resisto. No por vanidad ni por elegir la publicación. Afortunadamente he sido una de las agraciadas que mis textos son publicados en otros estados. No me preocupa. Soy desordenada para los envíos. Me dedico más a la cotidianidad».

 

Habla de su apadrinamiento de la colección Argón: «Estoy en espera de que aparezca mi libro en el Fondo Editorial Tierra Adentro. Sé que ya se aprobó. En una plática, Gonzalo Núñez y su esposa expresaron su interés por publicar algo mío. Me estuvieron presionando. Le dije que nos arriesgaríamos, pero debería tener continuidad. Si hay espacio para mis poemas, debe haberlo para jóvenes de mi generación. Entonces me informó de la colección "Argón". De cuya venta quedará un fondo para continuar editando el trabajo de más personas».

 

La autora de La noche de las gaviotas no deja fuera el tema del momento. La actividad del Ejército Zapatista de Liberación Nacional: «Es triste porque hubo sangre. Tener que llegar a eso es regresar a 1a ley de la selva. Pero si no hubiese sucedido ese hecho después habría más sangre. Estamos bastante desprotegidos porque no nacimos con la aureola de gente pudiente, personas con un apellido. Uno no vale por los conocimientos, sino que, en Chiapas, todavía se cree en la existencia de la sangre azul.

 

«Quien diga que no es cierto es porque no ha vivido acá. Todos aspiran a ser ricos a costa de los demás, en especial se ha dañado a 1os indígenas en un grado que no percibimos totalmente quienes vivimos en la ciudad pero que sí nos damos cuenta. En realidad, no veo culpables. Es un hecho histórico. Tenía que suceder y que avizoraba, como poeta, sucedería. Precisamente el "Poema de Isaac" se refiere a un muchacho que se va a la guerra. Tiene duda, pero sabe que debe hacerlo. Ya se percibía esta situación».

 

Confirma un consenso, de estos días: en lo ideológico, la mayoría de los mexicanos se ha convertido en zapatistas: «Todos tenemos una flama de libertad. Bien o no estamos en desacuerdo con muchas cosas. Los zapatistas representan el desacuerdo generalizado. Ellos supieron observar lo que sucedía. Veo una inteligencia para exponer nuestros problemas en todos los niveles. Somos los mismos. Quiérase o no. Somos mexicanos».