DAVID SANTIAGO TOVILLA
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Un jueves llegó, el viernes se fue. Fascinado por el efÃmero retorno, multiplicó las horas. No ocultó nada. El regocijo no se oculta. El pintor tuxtleco Gonzalo Utrilla tuvo doble motivo: estar en Chiapas y presentar su carpeta de la serie "Al canto de la imagen", que se apartó relativamente de la idea que ha prevalecido en sus nueve números: publicar obra gráfica, acompañada de composiciones poéticas alusivas.
"Desgraciadamente el amigo que hizo el favor de escribir sobre mi trabajo -dice Gonzalo- no me hizo caso. Le pedà brevedad, inclusive hiciera haikús para denotar la subordinación de la literatura a la pintura. No se logró. Pedro Salvador Ale escribió poemas en forma y en la carpeta parece que yo ilustrara sus trabajos".
La carpeta, efectivamente, tiene hojas tamaño doble carta: en una parte va el dibujo y en la otra el poema. Gozan del mismo espacio, la misma proporción. "No me dio tiempo de pedirlo a otro amigo o amiga por la premura —continúa Utrilla—. Se me dio un lapso. Sin embargo, la concepción es novedosa: poner al poeta al servicio del pintor.
"Es una retribución simbólica. Siempre los pintores hemos servido a la literatura, como ilustradores, viñetistas. A pesar de ese detalle no totalmente logrado en mi carpeta, es una edición muy bella, coleccionable, tiene buen gusto y diseño. Su precio es relativo porque es algo que lleva mucho trabajo. Hay que tener en cuenta su carácter de difusión".
La carpeta presenta dibujos de 1991 a 1993. En ella, los caracterÃsticos trazos de Utrilla, ésos que ha conseguido perpetuar en la memoria colectiva por su constancia en medios de difusión masiva. Mujeres, parejas delineadas en un solo trazo. Surge la interrogante sobre la selección aquà reunida: "Es absolutamente afectiva. Todas las viñetas fueron publicadas —una de ellas en Sinapsis—. Creo no tener muchos originales de ésos. Quizá tenga uno o dos. No hubo consenso de nadie. Coloqué las que me gustaron.
Son las que di al poeta para que escribiera acerca de ellas". Y Pedro Salvador Ale expuso: "Sé que eres el amor cuya forma no es del tacto ni de los labios que encienden el alma: sé que eres la transparencia que no contiene el abrazo ni la promesa, sin el gozo que nunca muere, lo que inútilmente se sueña, lo que es instante divino en el relámpago de la piel, lo que al beso sobre la lenta marea apenas alcanza y es mentirosa sal de las alucinaciones, afán sin adiós: memoria de un ángel cansado de no encarnar en hoguera donde los dedos hundan sus filos eléctricos, posean la juventud llorosa en el fondo: asÃ, iluminar con la lengua, fundirse torrencial por la herida entre los muslos, con la ferocidad de los suicidas lúbricos, con el sudor y el olor delicado de las flores rotas, libres ya en un frenesà por la luz devorada de los poros hasta el fulgor cierto más allá del cuerpo hambriento, más allá de los espasmos, fuera de la tierra, de las esferas, de la fatiga de la existencia, en el ápice del infinito, donde el deseo es inmortal, insaciable grito".
"Al canto de la imagen" contiene la faceta más difundida de Gonzalo Utrilla: el erotismo, considerado por él como "la cultura del sexo": "No es el sexo en bruto. Lo espontáneo es de los animales. La sencillez es el producto de la meditación, no asà la espontaneidad. El sexo, en relación con el erotismo, es cultural. Es un tema que cualquier ser humano tiene que ver· con ello: los pega en las fibras más internas del ser. Recordemos qué Eros es el dios del amor, pero no lo conjunta a todo, porque también es Hypnos, el sueño. El ErosHypnos conforma el amor humano".
Con ello, el artista alude el aspecto de su propia divulgación: ''En los festivales de artistas plásticos he dicho que es muy importante con juntar esfuerzos. Nada es gratuito. Hacer viñetas, ilustraciones, hace más conocido al pintor. Tiene una mayor difusión, porque finalmente ¿Cuántas personas ven una exposición?
"En cambio, las ediciones siguen otras rutas. En efecto, de mi trabajo lo más conocido es el erotismo. Hay quienes creen que sólo eso hago, pero tengo otros registros. Tal vez sea más dibujante que pintor, pero a lo largo de treinta años de trabajo hay obra mÃa regada: en acrÃlico, en-tintas de colores, que mucha gente no conoce".
El tema social también le ocupa: "El hecho de que viva en Toluca no quiere decir que no esté informado de los sucesos chiapanecos. Es algo fundamental para mÃ, familiarmente, todo lo qué hacen la Comisión Nacional de Intermediación, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el gobierno federal, las fuerzas democráticas del estado. No es que sea polÃtico, sencillamente mi padre murió acusado del delito de disolución social, en Tuxtla Gutiérrez, en 1957, y fue a la cárcel por defender los derechos indÃgenas".
La evocación de Gonzalo Utrilla se extiende: "Hay hechos que no pueden olvidarse. Yo vi una matanza imborrable. El 1 de diciembre de 1955, como a la una de la tarde, llegó la milicia a la esquina de la calle central y segunda norte. Hubo un exterminio represivo, pero entonces no habÃa fax, ni medios de comunicación, que ahora es el pánico de todos los gobiernos. ´
"En aquella época, en el periódico La voz del sureste salÃa algún artÃculo escrito por mi padre, en la cárcel. Los textos eran sacados escondidos en los tacones de los zapatos. Era la única manera de lograr que la gente supiera un poco qué sucedÃa. Ese es el antecedente más próximo de la insurgencia". Gonzalo reconoce que esa parte de su trabajo "con ideologÃa" no se conoce. No evade las categorizaciones: "Pintor que no tenga conciencia de su entorno no es un verdadero artista. El arte es lo único que edifica a los pies de la muerte".
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