“Eclipse total” de Taylor Hackford


DAVID SANTIAGO TOVILLA

Eclipse total de Taylor Hackford, con probabilidad, será una de esas películas que no duran más de una semana en la cartelera. No será muy encomiada porque carece del acostumbrado marco del thriller para abordar una trama que se sustenta más en la memoria de los personajes.

 

Es una de esas películas que golpean al espectador por la exposición de conductas, motivaciones y realidades. No es una diversión como es concebida por el lugar común: evasión; contrario, apunta hacia esos lugares que la sociedad no quiere ver.

 

Varios ejes de relación se registran en la película, pero predominan en ellos los términos de inequidad e incomprensión. Con tanta insistencia y de ninguna manera forzada que Eclipse total conmueve, pero no por un giro telenovelero sino por la habilidad para presentar los rostros de la depresión, la negación, la incomunicación, los empeños y las injusticias.

 

Eclipse total no tiene lugares comunes. Nada, por fortuna, es predecible. La articulación del mensaje cinematográfico tiene que ver con: una trama con alusiones alternadas hacia el pasado y el presente; la conservación de la duda sobre la responsabilidad de la protagonista, Dolores Claiborne (Kathy Bates), en torno al asesinato de su esposo; el contexto permanente de lugares deprimentes como la vivienda deteriorada en que conviven Claiborne y su hija (Jennifer Jason Leigh); el tono lento de la cinta que, por lo menos en la primera parte, llega a inquietar y casi desesperar.

 

En Eclipse total hay tres muertes que son determinantes para el desenlace. Una es la del esposo de Claiborne, calificada como accidente: ebrio cae en un pozo el día en que los lugareños de la isla disfruten del fenómeno natural llamado eclipse.

 

Un poco antes, se sabe la verdad sobre el asesinato del esposo de la patrona de la mujer en torno a quien giran los hechos: ella lo asesinó cuando éste concluía una visita a su amante: se manejó como un accidente; es la patrona quien pronuncia la frase clave del filme: "A veces, ser una perra es el mejor escudo de la mujer".

 

La tercera muerte es la de la propia empleadora de Claiborne: quien decide matarse arrojándose por las escaleras: no soporta ser vieja y estar supeditada a su sirvienta para todo, hasta para sus necesidades fisiológicas; en el suelo, moribunda, pide a su asistente que, por caridad y amistad, la ayude a morir.

 

Cuando aquella se dispone a hacerlo, llega el cartero del pueblo y la sorprende a punto de asestare el golpe, con la consecuente sospecha del asesinato.

 

La película se inscribe en la perspectiva femenina. Los hombres que aparecen en el filme tienen comportamientos negativos: el detective a quien motiva el hecho de no haber culpabilizado a esa mujer, dieciocho años atrás; el jefe de redacción de una publicación que no actúa sobre la base de razones profesionales sino sobre los favores sexuales de las reporteras: cuadro del que no escapa Selena Claiborne, la hija; y, un padre-esposo alcohólico, que llega a obligar a su hija a masturbarlo; el gerente de un banco, quien se atreve, con impunidad a darle el dinero ahorrado por Dolores Claiborne a su marido, sin avisarle a ella, quien piensa destinar la inversión para los estudios de su hija.

 

Las relaciones son importantes, dentro de la cinta. Sobresale, en especial: la madre-hija. La joven se niega a recordar el pasado, cuyos lastres no olvida y supera mediante el consumo de alcohol y sedantes; en el fondo, comparte la mirada acusadora de la sociedad para con su madre, sospecha que ella asesinó al padre, de quien, a pesar de todo, tiene en buena imagen.

 

El reencuentro con su madre, en una nueva circunstancia adversa implica, también, encontrarse con un pasado que pretende negar, con facetas de la vida de sus padres que desconocía, y, por fortuna, con la cauda de sufrimientos que ha pade­cido su madre durante 18 años por su extinto padre. Y, aunque ella deseaba su muerte: no lo ejecutó.

 

Ella escapaba de los instintos asesinos de aquel, en una borrachera sí inducida por la mujer, pero solamente se dirigió en dirección al pozo. El cayó. y ella se limitó a no ayudarlo a salir.

 

La exposición es acertada. La dosificación múltiple de la historia con el inicio del desenlace que coincide con 1os seis minutos de duración del eclipse tiene buenos resultados. Eclipse total merece verse.


*Publicado en Expreso Chiapas