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A la cinta Scream o El grito, en México, se le ha agregado la expresión ''Grita antes de morir'' con el objetivo de forzar sus referencias. Los promocionales, el cartel y el anuncio en sà difunden la idea de asistir a la exhibición de una cinta de terror tradicional o clásica.
La expectativa es una serie de asesinatos sangrientos, cometidos por un psicópata, en donde la trama y los instantes consecutivos de tensión-suspenso satisfacen a1 espectador.
Se crea la idea de que se paga por una de esas cintas en donde el público paga para que los asusten; y, en medida que se le tenga pegado a la silla, con las manos apretadas y hasta con gritos o sonidos guturales es o no una buena pelÃcula.
Scream es una cinta de especial interés, más allá de esa tipologÃa de buena pelÃcula de terror. La filmación no es una producción más en la que se juega con el estado emocional del individuo: encierra planteamiento como en pocas ocasiones ocurre en este tipo de cine.
Después de una semana de exhibición no pocos han sido los comentarios que le colocan como una pelÃcula no satisfactoria. No están errados en el sentido que si se quiere ver lo de siempre no se encuentra.
La clave para entender al filme está en adoptar otra perspectiva: no la del espectador tradicional, sino la mirada irónica y burlona que ahora ha asumido el director Wes Craven.
Screames y no una pelÃcula de terror. A partir de una historia propia. tiende, más bien, a ser una cinta sobre el thriller de horror gore: esa exacerbación contemporánea sobre los asesinatos y la sangre ya vista y comentada en relación con la pelÃcula española Tesis que, para fortuna, ya se encuentra en cualquier club de video.
Parodia, ironÃa, crÃtica, reflexión se encuentran diseminados en Scream, paralelo al desarrollo de unos asesinatos en el poblado de Woodsboro, en un entorno de jóvenes universitarios.
El primer gran esbozo que realiza Craven es durante los primeros minutos al entrar de lleno con el esquema de los primeros crÃmenes. Una chica está sola en casa. Recibe una llamada telefónica que le inquieta poco a poco hasta aterrarla por saber que quien habla la observa. Le propone un juego en el que deberá recordar personajes o protagonistas de cintas de terror. Es el pretexto porque irremediable y cruelmente la muchacha es victimada junto con su novio.
Una descripción de lo que será el filme: acontecimientos propios de la cinta, pero referencias a las cintas de terror.
En adelante, la pelÃcula se ocupa de Sidney (Neve Campbell), una joven que un año atrás perdió a su madre también de manera violenta. En este contexto el director proporciona los perfiles de diversos personajes e induce al espectador a elaborar hipótesis sobre los posibles asesinos.
Incluso inclina hacia una pista falsa que lleva al propio padre de Sidney. Hacia el final, la cinta congrega a los protagonistas en una fiesta de los jóvenes universitarios. Allà se develará el misterio y en donde se proporcionan con mayor detalle los dobles sentidos trabajados por Wes Craven.
El festejo es real y metafórico: se asiste a un espectáculo en donde la sangre es explotada frenéticamente: esa es la festividad de las pelÃculas de terror. La tendencia de los últimos años —y en eso reside el llamado cine gore— es a mostrar cada vez más violencia y sangre. El director de Scream lo señala atinadamente al presentar una derrama de sangre que salpica hasta a la propia cámara y de ser posible lo hubiera hecho a los espectadores. Las escenas finales de la cinta son claves: toda la estancia, escaleras, sala, vestimenta están batidos de sangre.
Craven lo señala sin equivocación y sin vacilar: los medios audiovisuales han hecho el periodismo que cubre la fuente de nota roja un espectáculo de cine gore. La exhibición morbosa y ostentosa de la sangre y como ésta se produce. En donde, además, no es necesario una metralleta R-15 o un armamento sofisticado y basta un cuchillo casero para convertir una morada decorosa en un escenario grotesco; como más incide el impulso humano destructor, cargado de odio irracional que el objeto utilizado para matar.
Un ingrediente adicional es el estadio enfermizo que pueden presentar los asesinos actuales, jóvenes que matan con ingenio, gozo e inconsciencia. El algo más, la inmersión en lo que existe de fondo con relación a las cintas de suspenso, a los thrillers gore es lo que hace meritorio a Scream.
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