Relevo en Conaculta

DAVID SANTIAGO TOVILLA

El relevo previsto, por fin se materializó. Consuelo Sáizar sustituye a Sergio Vela en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Algo debe ocurrir y, por lo menos, la nueva administración sacará a esta instancia de su marasmo e inercias. 

El CONACULTA demostró, en su creación, que era el concepto adecuado para modernizar las políticas culturales del país; que era la manera de escuchar a los creadores, de meterlos en nuevas dinámicas, de descentralizar el apoyo institucional a la creación.

El CONACULTA tuvo su peor pesadilla, en el sexenio de Vicente Fox, porque todo mundo recuerda la enorme incapacidad, frivolidad y banalidad de Sari Bermúdez. Lo erigido en lustros, fue desechado con un nombramiento equivocado. Al llegar, el presidente Felipe Calderón, se nombró al músico Sergio Vela. Con él, el CONACULTA se ocupó de mantener el rumbo, de dar continuidad a los proyectos más consolidados. Nada nuevo, nada innovador. Ninguna apuesta. Ningún arriesgue, a tal grado que no logró recuperar su extinguida capacidad motora y de incidencia en las artes nacionales.

A diferencia de otros momentos, en que el CONACULTA fue presidido por intelectuales, ahora se hará por una persona que tiene acreditada su eficiencia. Su paso por el Fondo de Cultura Económica significó un cambio radical en los resultados. Sin embargo, hay quien caracterizó esta transformación como “es una excelente administración, pero el FCE dejó de ser una institución cultural” porque desplazó a quienes le dieron esencia como Adolfo Castañón.

Algo ocurrirá, para bien, con este cambio en un anquilosado CONACULTA. Es deseable porque la instancia nacional sustituirá, en la práctica, a aquellas entidades en donde la cultura se ve, ahora, como un ornamento.