La voz cómplice de Luis Daniel Pulido


DAVID SANTIAGO TOVILLA

Una voz cercana, cómplice, divertida, consejera, mordaz es la de Luis Daniel Pulido. El poeta articula frases que, por su frescura y sinceridad, llegan como un consejo. Pareciera que el autor estuviera, en ese momento, a nuestro lado y con una sonrisa emitiera una opinión. No abundan los trabajos que tienen esta capacidad para envolvernos en su sentido común, empatía y colaboración con nuestro estado de ánimo.

Luis Daniel Pulido es un poeta quien vive en una condición creativa permanente. Por él habla lo único que puede hablar por cualquier persona en los diferentes ámbitos de la vida: su capacidad de trabajo. 

Su ritmo intenso para escribir casi diario no se traduce en un desgaste, es, por el contrario, parte del adiestramiento constante del estilo. Su genio, además lo lleva a no repetirse. Su particular perspectiva nos ayuda a descubrir lo que de ella existe en nosotros. 

Por eso, esperamos siempre con expectación las novedades que genere. Para empezar el año, ha entregado el poemario Nunca sonrías a Optimus Prime. 

Pulido es capaz de ver siempre el reverso, penetrar en la sustancia, encontrar esos rasgos que nos hacen personas concretas. En una especie de preceptiva poética, asienta: "'Nada de metáforas: todo es simple y primitivo". 

Su interés es contribuir a evitar que nos evadamos en la vorágine cotidiana de imágenes, palabras, fantasías, aspiraciones. Procura ayudar a cimbrarnos en la realidad con sus versos francos. Comodidad es una palabra erradicada de su diccionario. 

La ausencia de complacencia consigo y con el lector es radical: "Yo no escribo poemas, hago censos poblacionales, económicos; voy al barrio chino, ando por ahí buscando reservas de arroz, peces crudos que como cadenas aprieten corazones débiles: estudiantes con la nariz metida en el agua podrida".

Leer Nunca sonrías a Optimus Prime es cargarse de energía poética para cruzar todas las puertas que encontremos con un talante diferente. Es una palabra sarcástica, irónica que se aplica a todos los órdenes. 

Su vocación, sus gustos, su deseo, sus anhelos; el paso cotidiano, el poema, las conversaciones: todo tiene una lectura irreverente, anti solemne. En esa diferencia radica la originalidad de Luis Daniel Pulido. Ella hace de cada texto una herramienta intelectual activa, dinámica. Los escritos de este poemario son continuidad de un todo llamado actitud. Poner de cabeza lo que estuvo de pie para esculcarlo. 

Derribar para encontrar el cimiento. Perforar a fin de conocer la consistencia. Aporrear la imagen para disociar la realidad de la ilusión. Cada poema es un ejercicio obligado para el pensamiento: ¿filosofía, ideología, sentido común? Como se llame o quiera calificársele, el hecho es que agita.

Pulido, fiel a su afición conmovedora, presenta sus reflexiones hacia el afecto como una constante: “El amor existe, es un instante, y por eso no debemos perder minutos”, “Enamorarse es como detener el automóvil en un lugar prohibido”, “El amor es un reflejo al alcance, una base de datos disponible; de uno depende la información, el formato, las aplicaciones, la marca de cigarros que compartiremos”.

Nunca sonrías a Optimus Prime es un libro de pequeño formato pero gran contenido. Es como una canción de Apocalyptica: la robustez en equilibrio con la sensibilidad; el ímpetu en armonía con el raciocinio. Es el golpe delicado de la palabra a la dureza de la vida.

Publicado en Revista 10, Número 164, del 2 de febrero de 2013.