FotografÃa: Ellen Von Unwerth |
David Santiago Tovilla
Las costosas páginas de publicidad que financian las más renombradas revistas mundiales se llenan con fotografÃas sexualizadas. Es la tendencia que se hace ley. En esa vorágine, hay trabajos que se distinguen.
Son una forma que enseña un fondo, una expresión que demuestra un contenido, un producto capaz de mostrar lo evidente y revelar lo ausente. Un referente para aprender a construir una verdadera contemplación erótica. Asà es el trabajo de Ellen Von Unwerth.
Esta artista alemana riñe con presentar meros instantes de los cuerpos femeninos. Mas bien, en cada fotografÃa transmite una fuerza emotiva, historias que el espectador termina de construir. No retrata modelos si no a mujeres que viven en su esplendor, plenitud, magnificencia, gala.
Esta artista alemana riñe con presentar meros instantes de los cuerpos femeninos. Mas bien, en cada fotografÃa transmite una fuerza emotiva, historias que el espectador termina de construir. No retrata modelos si no a mujeres que viven en su esplendor, plenitud, magnificencia, gala.
Es prodigiosa para subrayar el detalle que se propone: la entrega, la diversión o picardÃa, la determinación, la audacia, la naturalidad femenina. Su fotografÃa no admite distracción y adquiere mayor poderÃo al presentarse, de preferencia, en blanco y negro. Un clásico de Von Unwerth es Peaches, Rouilly le Bas, del año 2002 cuya copia aún se consigue firmada, fechada y numerada a través de la Editorial Taschen.
AhÃ, las bellÃsimas mujeres salen de los rutinarios esquemas. Vestidas con distinción sÃ, pero sentadas en otra actividad. Las medias y la ropa interior expuestas concentran la atención. Cuan más relajadas mayor es su candor erótico. Ellas degustan melocotones. Es la apariencia. En realidad, ocurre una permuta.
Las chicas son el fruto a devorar con apetito, delectación. No hay sugerencias ni metáforas: existe un discurso completo. Frescura, pasión, invitación. La toma nos mete en una dinámica, un pensamiento, una estética.
En los modernos sistemas de comercialización mundial pueden adquirirse cualquiera de sus libros que concentran su experimentada perspectiva: Revenge y Fräulein.
En los modernos sistemas de comercialización mundial pueden adquirirse cualquiera de sus libros que concentran su experimentada perspectiva: Revenge y Fräulein.
Vale la pena detenerse en Philosophy in the boudoir. En particular ese torso femenino inmaculado, radiante. En apariencia, sin pretensiones mayores. Es la piel, el tronco humano.
Partes Ãntimas cubiertas. Del ombligo hacia abajo, por una tela semitransparente. Los senos tapados por sus manos enfundadas por unos pulcros guantes de encaje. El contraste bicolor, la desnudez soterrada, la exaltación fetichista de las prendas que cubren ese fascinante universo de sensaciones.
El trabajo de Ellen Von Unwerth nos enseña a ver. Ese es un mérito fundamental para esta autora: encontrar materiales que con un atisbo nos enriquezcan para siempre. Seamos otros a partir de su encuentro.
El trabajo de Ellen Von Unwerth nos enseña a ver. Ese es un mérito fundamental para esta autora: encontrar materiales que con un atisbo nos enriquezcan para siempre. Seamos otros a partir de su encuentro.
Como la foto de esa muchacha que cruza una puerta. Su vestido es suelto. No es un cuerpo: es toda ella. Sus manos que enfatizan la pausa, la duda, la espera por un momento. Sus piernas hablan con claridad de una definición: continuar. ¿Qué observa? Su actitud resuelta habla en toda la composición. Es una prenda, una fémina, una fábula, una fotografÃa en blanco y negro. Una totalidad creativa.
Sus fotografÃas conducen al espectador a ser quien realice la desnudez buscada siempre. Vestidos cortos, maquillajes esmerados, sonrisas divertidas, lenguaje de manos, soltura, artefactos, telas, silueta, movimiento, Ãmpetu, tiempo. Eduquemos la mirada con Ellen Von Unwerth.
*Publicado en Revista 10, No. 170.
Sus fotografÃas conducen al espectador a ser quien realice la desnudez buscada siempre. Vestidos cortos, maquillajes esmerados, sonrisas divertidas, lenguaje de manos, soltura, artefactos, telas, silueta, movimiento, Ãmpetu, tiempo. Eduquemos la mirada con Ellen Von Unwerth.
*Publicado en Revista 10, No. 170.
Conexiones