Misiles de azúcar

Foto de Jessica Knowlden

David SantiagoTovilla

Revista 10. Número 189

Para Luis Daniel Pulido, 
por sus valientes letras

En el mes de julio, ocurrieron dos sucesos internacionales indicadores de que la ética se ha erradicado de la política. La estridencia, el protagonismo, la faramalla han desplazado a la diplomacia, la objetividad y la seriedad. 

Como el fundamento de la acción es un interés, la reacción de los protagonistas se mueve en función de las relaciones. No existe un afán por el respeto al derecho internacional. Por eso cuando el afectado es Evo Morales, saltan los políticos de su entorno para victimizarlo. Pero todos ellos han guardado un hermético silencio cómplice ante los “misiles de azúcar” del gobierno de Cuba.

Mucho se dijo sobre las horas en que Evo Morales, presidente de Bolivia, no pudo viajar en su aeronave oficial. Hasta se lucró con su procedencia étnica y se dijo que había racismo. Se promovieron reuniones de grillos latinoamericanos. Se mantuvo semanas el tema en los medios. 

Poco se ha dicho sobre el hallazgo de armamento cubano escondido en sacos de azúcar, en un barco de Corea del Norte que pretendió cruzar el canal de Panamá. Los dos hechos no tienen ninguna proporción en su tratamiento. Es muy sencillo: ¿en qué medida se afecta a la humanidad con la retención de Evo en un aeropuerto de Europa? Todos seguimos en nuestro sitio. Nada pasa. 

¿Afectaría a todos, el uso de armas, misiles y aviones caza hasta con combustible cargado? Sí, a la paz mundial en general y a muchos seres humanos en algunos espacios geográficos. Entonces ¿por qué ante el primer caso hubo un enorme corifeo y ante el segundo mutismo? Porque no se trata de posiciones éticas sino interesadas.

El gobierno de Cuba puede hablar de su libertad para trasladar equipo bélico. Puede decir cualquier ocurrencia. Pero ¿por qué a escondidas? ¿Por qué ocultas en miles de toneladas de azúcar? ¿Por qué el capitán del barco intentó suicidarse cuando detuvieron la embarcación? ¿Por qué los trabajadores del barco destruyeron las grúas internas para mover los sacos y la policía panameña debió descargarlos a lomo de hombres? 

Porque no es una acción transparente como no las han sido desde hace décadas las acciones del gobierno personalista de los hermanos Castro. La “Revolución” cubana hace mucho quedó en la historia. Nada tienen que ver los ideales motivadores de los jóvenes del continente con esa conjunción de intereses de personajes como Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro, entre otros. 

El pragmatismo, el oportunismo, la tozudez, la indecencia, la mentira han erosionado el término “izquierda”. La palabrita ha quedado como una careta que se colocan los menos prestigiados y más consistentes mercenarios. Lo que sigue vigente es el pensamiento progresista. No es lo mismo.

El episodio de los #MisilesdeAzucar desnuda a esos grillos que montaron un tinglado pro Evo Morales. Su silencio ante este grave contrabando bélico los coloca en su sitio. Bien dice Fernando Savater: “por sus obras y proyectos deberéis juzgarlos, no por sus siglas”. Hay que juzgarlos, en efecto, por su capacidad para gritar o enmudecer cuando conviene, porque no son personas íntegros sino políticos defensores de intereses particulares.