Cristina Soto / Radio Tequis
-La sexualidad es un tema que se toma con mayor naturalidad en nuestra época. Con todo esto ¿Aún hay medios de indagar sobre la cuestión erótica?Fotografías: Belovodchenko Anton |
-Se refería a la explotación comercial… ¿el tema de la sexualidad lo es?
-En nombre del sexo ocurren hasta delitos. Da para muchas acciones. El sexo está al alcance de todos. Basta ver las revistas femeninas que por lo general traen en su portada artículos para ser más “sexy”. Se estimula la explotación comercial a través de la sexualización de todo.
- La sexualidad motiva al ser humano. Es un eje. ¿Considera que la vida gira alrededor de ello?
- Sí, en definitiva. El componente sexual, el atractivo erótico es el primer elemento que une a un hombre y una mujer. Antes que el amor existe mera atracción sexual. El primer acercamiento es visual, erótico, antes que afectivo. El gusto estético por el cuerpo opuesto tiene que ver con la sexualidad. En la ruta por responder a esa convocatoria ocurren todos los episodios de la vida humana.
-Permítame una pregunta más personal. ¿De dónde surge su gusto por la literatura erótica?
-En mi formación fue decisiva la presencia de uno de los mejores suplementos culturales que ha tenido este país: Sábado del extinto periódico Uno más uno. Desde ahí, el maestro Huberto Batis promovió la narrativa erótica de manera enfática. Era un fiel lector de ese espacio. En esa interacción tuve la fortuna de conocer ahí una convocatoria para un concurso de literatura erótica. Decidí participar. Tuve la satisfacción de que el propio Batis fue integrante del jurado y mi texto resultó elegido. Se publicó como tal en ese estimado espacio del periodismo cultural nacional. Desde entonces, he mantenido esa temática.
-¿Hay algo en particular, en especial, que le motive para la escritura erótica?
-La vida. Vivir el erotismo está relacionado con una actitud: disfrutar la intensidad de cada uno de los momentos, ser feliz hasta en una conversación. Por eso uno de mis libros se llama La vida es la suma de los instantes. Todo contribuye para generar historias.
-Es obligado preguntarle en donde marcaría la línea divisoria entre erotismo y pornografía.
-La noción de pornografía está vinculada con la formación de las personas. Es uno de los conceptos más relativos porque depende de quien juzgue o califique algo de pornográfico. Influyen factores de época, ubicación geográfica y otros. Los materiales centrados en la genitalidad, en la exposición de los órganos sexuales, han existido siempre y su calificación positiva o negativa es un factor ajeno a ellos. Algunas personas dirán que es pornografía lo que otras consideran literatura erótica. Siempre he dicho que la calificación califica a quien la emite.
-Su libro más reciente de narrativa es Juguetes y ocasiones. Es un volumen de historias vibrantes en donde los personajes femeninos tienen un vínculo sexual con el narrador masculino. ¿Puede platicarnos al respecto?
-En efecto, son siete historias en que lo esencial es mostrar el perfil de las mujeres. De alguna manera es como una apuesta por un feminismo erótico. Son mujeres que toman decisiones, se atreven, resuelven retos. Pero son situaciones que ocurren en la vida real sin matices. Por ejemplo, hay una historia de una chica que se casa muy joven y a los tres meses su pareja expresa una profunda insatisfacción sexual hacia ella. Entonces hace un acto de amor. Busca a su amigo erotólogo para que le enseñe, en la teoría y la práctica, la vorágine sexual. Ella toma una decisión: decide estudiar, ser, hacer para convertirse en la mujer que su marido desea. El método quizá sea controversial pero el fondo de su motivación es el elemento a ponderar. El erotismo es un acto de libertad.
-Hay una historia: “Gisela”, la última del libro, en que la relación entre el narrador y el personaje es distinto. ¿Es así?
-Sí. Ese texto expone el erotismo desde el afecto. Mientras en las demás narraciones se utiliza un artefacto erótico en cada historia, en éste el juguete es el individuo que se entrega a ella. Es una carta que aspira a ser la misiva que todo hombre quisiera haberle escrito a una mujer y que toda fémina desearía que su pareja le hubiera escrito. Sí es un texto especial.
-¿Tiene una historia favorita?
-No, todas las historias conforman ese universo, esa totalidad que es la vida.
Fotografías: Belovodchenko Anton |
*Publicada en Revista 10, número 194.
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