David Santiago Tovilla
La nueva película : Gravity es el éxito cinematográfico del último trimestre de 2013. Es difícil que alguien le compita en recaudación y asistencia. Será, sin duda, una referencia cinematográfica en lo sucesivo.Gravity es un espectáculo. Como tal, hay que acudir con la expectativa de situarse frente a la pantalla y apreciar el aspecto visual. De hecho, fue pensada como la generación de cintas en tercera dimensión. Así que debe hacerse el esfuerzo para buscar la sala con esta proyección. En este caso no es un gusto: es una necesidad del mismo filme.
En tanto espectáculo, hay que tomar distancia de la veracidad de la historia, del mensaje y hasta de cualquier validación científica. Tal como ocurría con la cinta Apocalypto de Mel Gibson que generó un debate, en México, sobre la certeza de los datos sobre la civilización mesoamericana antes de la llegada de los españoles. Era una película no un documental. Por lo tanto la propuesta es lo que se proyecta no lo que quiere encontrarse o está ausente en dicha proyección.
Por otra parte, Cuarón no es Stanley Kubrick con 2001: Una odisea del espacio. El insuperable director fallecido en 1999 concibió la cinta que cambió la concepción de las películas de ciencia ficción, en 1968, con un rigor científico meticuloso. De tal modo que, a cuarenta y cinco años, circula su versión en Blu-ray y su vigencia asombra, cautiva, ilustra. En esa cinta señera está el antecedente e influencia hacia un producto como la saga de La guerra de las galaxias.
Gravity tiene su fuerza en el cómo, al margen de qué. La atmósfera creada, la vistosidad de cada tramo, hasta la inducción a percibir el silencio logran que sus noventa y un minutos sean imperceptibles. El espectador llega, es subido de inmediato a una nave espacial, es asido por una tensión asociada al desarrollo de los acontecimientos que cesará sólo minutos antes de concluir el filme. Tiene su mérito que, en su mayoría, la trama se centre en un personaje y en un escenario que no puede cambiar. Son circunstancias que se olvidan porque la abstracción alcanzada hacen desaparecer todo para concentrarse en el momento cinematográfico.
A Gravity nada hay que pedirle adicional. Es un buen rato de usufructo de la más actual tecnología en la realización cinematográfica. Ahí está su apuesta con que se erige para arrasar a cualquier otra que se le ponga enfrente, por estas fechas. Reflexiones, comparaciones, mensajes provienen de otro tipo de cine.
Gravity es adrenalina e impacto visual. Una combinación que le conseguirá su lugar en la historia de la cinematografía mundial.
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