Iphone: lovemark

Foto de Tron Le

David Tovilla

Durante la madrugada del primer día de noviembre, el Iphone 5s salió a la venta en México. El resultado es que, en horas, se agotaron las unidades para venta. Días después, hasta las tiendas departamentales tienen el equipo sólo por encargo hasta que se resurta. En la tienda oficial en línea puede adquirirse pero será enviado en un tiempo estimado de dos a tres semanas, con envío gratuito al domicilio. 

Desde septiembre, en ciudades como Guadalajara, ya estaba en venta directa en negocios de tecnología. En el mercado mexicano de internet se han incrementado los ofertantes del producto aún el color oro que tiene la mayor demanda mundial. 

De la presentación hecha por Tim Cook al iniciar septiembre a este mes, el fenómeno de consumo hacia el teléfono de Apple se ha acentuado. La empresa ha logrado mover a la gente como lo hizo en sus mejores tiempos: no con un nuevo producto, si no una nueva versión.

Es sencillo: en una dinámica en donde la tecnología móvil es una carrera incesante, Apple ha mantenido su vínculo con los consumidores por la vía de la emoción. Se trata de una lovemark. El Iphone o el Ipad son la materialización de este hecho. 

Cuando se adquiere un producto ocurre una apropiación de algo más que un objeto, un dispositivo electrónico o una marca. La relación es afectiva, emocional con el bien adquirido. Además da un sentido de pertenencia, de incorporación a una especie de club o de comunidad. La ligadura desde el corazón es el mejor apremio que hace superar cualquier barrera incluso la del precio.

Lovemark es una noción desarrollada por Kevin Roberts, consejero de la empresa de publicidad Saatchi & Saatchi. Roberts precisa que “las lovemarks son marcas que gozan de una lealtad más allá de la razón, gracias a su obsesión por el misterio, la sensualidad y la intimidad”. 

La compulsión por la nueva versión del Iphone se sustenta en una diferencia de fondo. Apple no busca que el reconocimiento de los consumidores: desea que la gente le ame; evita dar un trato de consumidor para sustituirlo por uno personal, familiar; trasciende cualquier promesa de calidad mediante la adjudicación de un toque de sensualidad, creatividad y originalidad.

Semanas atrás estuvo en cartelera la película Jobs. La leyenda del creador de Apple, Steve, es parte de lo que éste esculpió para erigir la lovemark más exitosa en la actualidad. Recuérdese cada presentación de Jobs: él y el producto en un fondo negro contrastante. La cinta, sin mayores pretensiones cinematográficas, contribuye a esa asociación de cada gadget con una gran historia, un sueño, un ícono y una inspiración porque rinde tributo al pasado mientras mira al futuro.

Una de las novedades del 5s es el sensor identificador de huellas digitales. Esto es hacer más humano el dispositivo porque los sentidos son el conducto para las emociones. Así que la empatía por el nuevo Iphone y la pasión desatada para acudir a la primera venta nocturna sin importar cualquier condición radica en la virtud de que aún antes de la compra el artefacto ya es propiedad de la gente que le ama. Esto es parte de la realidad del mundo del siglo XXI.