Son las mismas casas, calles, techos de teja de barro, paredes de bajareque, vigas de madera, pero todo es irrepetible en Chiapa de Corzo y en enero la vida se concentra ahí, en ningún otro lugar del mundo, dice David Tovilla, como una invitación para vivir y sentir de cerca la celebración más importante en la entidad: la Fiesta Grande.
Los chuntá, los parachicos, los santos (Esquipulas, San Antonio Abad, San Sebastián Mártir), los patrones difuntos, el combate naval, el desfile y la misa son parte del festejo; cada uno en su día tiene cierta particularidad, guarda su historia, su leyenda, sus seguidores, sus devotos, su gente. Sin embargo, es el mismo pueblo el que converge en torno a ellos. Es todo el pueblo grande de Chiapa.
Como refiere José Saramago: “Somos lo que somos. También aquello que hacemos”. Chiapa de Corzo es chiapaneca, parachico, chuntá, comida, iglesia, santo, fe. Pero para saber de eso hay que vivirlo, más allá del conocimiento histórico, y sentir esa energía desbordada en el paso firme del danzante (Patrimonio Cultural Inmaterial), en la mirada de las mujeres que lucen sus mejores atuendos, en el llanto de alegría y tristeza de aquel que reza, pide y agradece.
Como afirma David Tovilla: “La virtud de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo reside en ser energía más que costumbre”, y esa energía es la que plasma en su libro Fiesta Grande. Una vivencia.
Se trata de una crónica que invita a ser parte de ese río de gente por las calles del pueblo mágico, a sudar por la temperatura y el calor humano, a sentir ese olor del sahumerio, las flores y las frutas, a probar el puerco con arroz, la pepita con tasajo y el posol, a reconocer la devoción de servicio de los patrones.
Es enero, y cada “inicio de año, Chiapa de Corzo irradia la fuerza que frena durante los once meses anteriores. Cita periódica reservada. Convocatoria indeclinable… En enero, éste es el único lugar en donde cada calificativo tiene su dimensión exacta. Las palabras adquieren un sentido pleno, total. Decir: fiesta es hacerla; colorido es bañarse en la lluvia de trozos diversos de papel de china; muchedumbre es sumergirse en el río humano; arreglo es admirar el esmerado maquillaje en los rostros; decoro es la actitud de honrar cada detalle”.
Y eso es lo que comparte el estudioso en letras hispanoamericanas en su reciente material, que lejos de pretender ser una obra que presente datos históricos, él busca mostrar un ejercicio narrativo que invita al lector a sentir la celebración. Es su vivencia contada desde el 8 de enero con la aparición de las chuntá hasta el 23 con la misa de despedida, pasando por la entrega de los parachicos al señor de Esquipulas el 15 de enero; sin olvidar la comida a San Antonio Abad el 17; qué decir de la jornada especial de reencuentro, meditación y humildad: la visita al panteón a los patrones difuntos el 18; el gran día que nadie va a la escuela, nadie trabaja, nadie se queda sin ver a San Sebastián el 20; el día de la hazaña, de las “luces aguerridas” que rememoran un combate y el vuelco a la plaza central para el paso de los carros alegóricos, el 21 y 22, respectivamente.
“Decidí emplear este ejercicio narrativo en una expresión o manifestación popular, como es la Fiesta Grande. En este libro no van a encontrar referencias históricas, fechas, ni nada de eso. No es una obra para aprender, sino para vivir, por eso la razón de su nombre. Aquí el reto del narrador es que el lector se sienta transportado al momento en que ocurre la fiesta, si eso sucede el objetivo se habrá cumplido. Es una apuesta narrativa, más que al conocimiento, porque no hay nada distinto, ya que se trata de una tradición ancestral.”
Sin ser chiapacorceño, Tovilla ha vivido la fiesta y ese cúmulo de emociones de varios años se hallan en el libro, de formato pequeño e ilustrado con fotografías de Arturo Arias López, “es una vivencia más que una serie de datos, que para eso existen especialistas, que saben y conocen la historia de Chiapa de Corzo, y tienen más autoridad para hablar de su pueblo, por lo tanto, habrá que valorar este material a partir del ejercicio narrativo”.
Insiste en que esta fiesta no se reduce a un espectáculo o una tradición, sino en una energía, aquella que no “puedes encerrar en nada porque es algo vivo; puedo decir que esa energía es mi herramienta de trabajo, no el conocimiento, no los datos, sino la actividad, la fuerza que tienen los parachicos, los chutás, la gente que participa”.
El autor considera que por tratarse de un trabajo que no es de investigación, el formato es pequeño. Además, desde la perspectiva comercial, éste cubre la necesidad del público lector de cualquier edad. “Este material es sencillo, pequeño y concreto. Es una manera de compartir con algunos lectores mi admiración por una tradición que me ha cautivado”.
Ha sido durante muchos años admirador de este festejo, por lo que afirma que éste posee una carga de energía que no se ve en ninguna otra parte. “Un pueblo entero está de fiesta, asombra ver cómo asumen la festividad los chiapacorceños, independiente si hay un debate para saber si es leyenda o no. La Fiesta Grande de Chiapa de Corzo se llama así porque ocurre en cada fragmento de la ciudad, en cada casa, calle, iglesia, y la intensidad y el fervor la distingue”.
David Tovilla presenta Fiesta Grande. Una vivencia bajo el sello de Sinapsis Ediciones, un proyecto editorial que dirige, y cuenta con un tiraje de tres mil ejemplares, asimismo trabaja en una versión especial.
Puesto que ha encontrado en las publicaciones una forma de plantear cosas, desde 1994 coordina esta editorial y él mismo cuenta su experiencia en este rubro: “En cualquier escenario es difícil vender libros. En mi caso es una actividad paralela a otras, es como un pasatiempo. Como negocio es muy lento porque se lee poco; sin embargo, hay otras herramientas y debemos usarlas; por ejemplo, he puesto títulos en la red y se están vendiendo como libros electrónicos. No es una editorial formal, establecida, y no compite con nadie. Es una iniciativa personal que no sabemos hasta dónde llegue. Es un proyecto para un segmento de lectores que están esperando otro tipo de material”.
Fiesta Grande. Una vivencia es una publicación bajo demanda (se imprimen ejemplares conforme se van vendiendo), es un libro atemporal, que “aunque la fiesta de enero se repite es única, y todos los años hay que aprender, puesto que cambiamos nosotros, cambian las colectividades, uno adquiere más experiencias; hay desplazamientos generacionales, jóvenes que van enriqueciendo la fiesta, hay un movimiento social. Es una repetición, pero no es mecánica, sino que se va recreando, no es algo concluido. Así que iré este año a seguir aprendiendo y a lo mejor haya más ediciones de este material”.
El también creador de la revista Sinapsis (Premio Tierra Adentro) afirma que la Fiesta Grande es un festejo que ocurre una y otra vez, pero Chiapa de Corzo es otra en cada ocasión. “Siempre única, aun en la recreación periódica. Los chiapacorceños no reproducen un esquema: participan en una expresión profunda del alma, desde la fe. Es la diferencia que hace la originalidad. Por eso no es algo cotidiano, sino cíclico, como todo suceso natural, ancestral. Una vez, cada doce meses, la descarga vital sucede. Es una convocatoria inaplazable, poderoso imán para propios, seductora para extraños”, y es lo que trata de comunicar en la obra que ya se encuentra en circulación en dos librerías en Tuxtla Gutiérrez y una en la heroica ciudad.
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