Pasolini en Blu Ray


David Santiago Tovilla

“Zima Entertainment” incorporó a su catálogo, en Blu Ray, los principales títulos de Pasolini que integran la Trilogía de la vida. En su colección de clásicos internacionales pueden, ahora, apreciarse las cintas con una notable diferencia de calidad. El paso del DVD al nuevo formato hace que muchos detalles de la escenografía se revelen. Ver estas películas imprescindibles con la nueva tecnología es casi una obligación.
Las películas tienen que buscarse de manera individual: El Decamerón, Los cuentos de Canterbury y Las mil y una noches. Constituyen la Trilogía de la vida de Pier Paolo Pasolini. Datan de 1971, 1972 y 1974 respectivamente, pero se mantienen incólumes. 

No han tenido sucesoras, ni para recrear el trabajo de Giovanni Boccaccio y Geoffrey Chaucer ni por el regodeo artístico con que fueron realizadas. Aunque son productos separados, el autor italiano la consideró una sola película en tres episodios. Cambian los escenarios pero el punto común se mantiene: una extraordinaria exaltación de la vida y la sexualidad humana. 

A cuatro décadas, algunas escenas resultan raras por el desfase técnico con nuestra época; no obstante, la manera de generar una emoción permanece intacta. Ningún director, por lo visto, se ha atrevido a oponer un nueva versión a la erigida por Pasolini que ilustra textos del patrimonio literario universal. 

El mérito de la trilogía no está en el cúmulo de pequeñas historias contadas, sino en la manera de presentarlas: con jocosidad, irreverencia, deleite sexual, siempre anclados a la condición humana. 

Amor, lujuria, ambición, infidelidad, entre otros temas, se aluden porque ocurren en el camino de hombres y mujeres por satisfacer el deseo. La debilidad y carácter propulsor del placer en los humanos es atávico. 

Nadie escapa al acicate del éxtasis sexual: ninguna condición social, religiosa, profesional o de género. La trilogía opone el poderío de la pasión a lo complicado de la vida. La anécdota erótica está vinculada con la nada tersa existencia y la complejidad de los sentimientos.

Para darle autenticidad a sus filmes, Pasolini desistió de presentar a «actores de televisión». Esto es: perfiles modelo, de rostro perfecto, cabelleras acicaladas. Descartó a esos hombres y mujeres no defectuosas pero plásticas, inverosímiles. Optó por personajes reales. Fue a buscarlos a los poblados y los incorporó a sus filmes. Agregó la personalidad extrovertida de Ninneto Davoli, quien aparece en los tres bloques con diversos personajes.

Ninneto encarna la actitud misma de la Trilogía de la vida: es un ser feliz, a pesar de las adversidades y peripecias. Es ingenioso, dispuesto, pícaro. Ríe con emoción y diversión. Silba al realizar una faena. Brinca de alegría cuando le ocurre un suceso positivo. Esa expresividad y constancia lo convierten en la imagen pasoliniana por excelencia. Por algo Davoli está en todos los carteles de estas películas, trátese de la época y el idioma que sea.

Otro componente de la grandeza de la trilogía es que Pasolini conjunta los actores, el escenario y el trabajo fotográfico desde la perspectiva de un artista plástico. Es como ver un cromo de época. El espectador no se enfrenta a una película sino al resultado de una sensibilidad artística. 

Lo central es la manera de acercarse a todo. Contemplación, encanto y proximidad. La imaginación vertida en obras populares clásicas es aderezada con su apreciación de la desnudez, cuya inclusión es democrática. Igual se exhiben las bien dotadas mamas y los felpudos montes femeninos que la musculatura y el instrumento masculino.

La Trilogía de la vida, compuesta por esos filmes inolvidables de Pasolini, debe estar en nuestro acervo, en Blu Ray, por tratarse de los trabajos señeros de uno de los mejores directores de la historia del cine mundial. Se trata de la mejor recreación de estos tres textos clásicos para destacar el pleno ejercicio de la sexualidad y a la pasión como eje de toda época, período, situación o circunstancia.