Selfie


David Santiago Tovilla

Selfie fue incorporada, de forma oficial, en agosto de 2013 como “una fotografía que se ha tomado de uno mismo, por lo general una toma con un smartphone o cámara web y subido a un sitio web de medios sociales”. El 19 de noviembre pasado, el Oxford Dictionaries la denominó palabra internacional del año 2013. 

El comunicado, emitido en Reino Unido, explicó: “Hoy Oxford Diccionarios anuncia a selfie como su palabra internacional del año 2013. La investigación llevada a cabo por los editores revela que la frecuencia de la palabra selfie en el idioma inglés se ha incrementado en 17.000% desde hace un año. Selfie en realidad se remonta a 2002, cuando fue utilizado, en Australia, en un foro en línea. La palabra cobró impulso en todo el mundo de habla inglesa en el año 2013, ya que evolucionó como una palabra de moda en las redes sociales para abreviar la expresión self-portrait


Su productividad lingüística es ya evidente en la creación de numerosos términos derivados que muestran determinadas partes del cuerpo como helfie (una imagen del cabello propio) y belfie (una foto propia posterior), una actividad en particular - welfie (selfie entrenamiento) y drelfie (selfie borracho), e incluso elementos de mobiliario - shelfie y bookshelfie”.

El 12 de diciembre, la Fundación del Español Urgente envió una recomendación a sus suscriptores: “autofoto, alternativa en español a selfie”. El término autofoto, formado por el prefijo auto- y el sustantivo foto como forma abreviada y coloquial de fotografía, puede sustituir adecuadamente al anglicismo selfie


Es de género femenino, como fotografía (una autofoto), su plural es autofotos y no es preciso destacarla con comillas ni cursivas. También es válida la alternativa autorretrato, que ya figura en el Diccionario académico. Si se prefiere emplear el anglicismo selfie, lo adecuado es destacarlo en cursiva o, si no se dispone de este tipo de letra, entre comillas”.

De manera independiente a la lengua que se trate, el mecanismo es el mismo. El habla popular genera términos que son incorporados a la referencia oficial. Selfie tiene que ver, hoy, con el lenguaje. Pero, mucho más con prácticas a partir de la revolución tecnológica.


El acceso popular a instrumentos para fotografiar y compartir al instante ha estimulado el interés para documentar el paso por la vida. Más que la calidad es la urgencia. No es tanto la construcción de un archivo sólido si no la inmediatez. Ha variado el cómo y el qué.

Naief Yehya, en su libro más reciente: Pornocultura, dedica unos párrafos contundentes a esta práctica contemporánea: “Se trata de fotos íntimas generadas para ser compartidas, quizás en busca de reconocimiento, simpatía o seducción. Estos autorretratos que aparecen compulsivamente en perfiles, avatares y galerías de redes sociales tienen un lenguaje que se caracteriza por extraños ángulos, posiciones forzadas hasta la tortícolis, muecas que pretenden ser irónicas, sexis o solemnes, señas con los dedos de la mano libre (muchas v de la ¿victoria o de la paz?), espejos sucios, objetos incoherentes y pésima iluminación. 


"Con estas, el sujeto crea representaciones propias intercambiables que reúnen una combinación de ingredientes que incluyen: espontaneidad, bochorno, narcisismo, hastío, osadía, cinismo burlón (ligeramente autoflagelatorio) y confesión involuntaria. Son autorretratos fáciles, cuya creación resulta prácticamente gratuita, que se transmiten y difunden a cientos o miles de amigos, desconocidos, seguidores, trolls y friends como tarjeta de presentación para, a la vez, pertenecer y distanciarse, para someterlas a comentarios, juicios y señales de aprobación o complicidad. En un medio donde nada es más fácil que ocultar la identidad, el selfie es una extraña expresión de honestidad pero, a la vez, es la instantánea del un performance, una proyección autobiográfica idealizada en un atisbo de lo que quisiéramos ser en ese preciso momento. 


El selfie es una obsesión indulgente, una expresión ególatra y, a la vez, un registro de un tiempo y un momento que, por la razón que sea, parece digno de ser preservado. Dicho tipo de imágenes tiene un impacto tan relevante en la cultura que su influencia puede verse incluso en el hecho de que los smartphones tengan cámara con lentes en ambas caras del aparato, uno que apunta al exterior y otro al interior”.

Sí, esos autorretratos realizados con encuadres similares, escenografía semejante, actitud homogeneizada, son la expresión característica de la época. El selfie se impuso.