Antítesis con Shakira y Rihanna

David Tovilla

En diez días, el video de la canción “Can’t Remember to Forget You” llegó a los cien millones de reproducciones. En un universo tan amplio, no han faltado los espíritus protagónicos para decir lugares comunes, predecibles, trillados, en torno a las imágenes de Shakira y Rihanna.


Después de una pausa en su carrera, la cantante colombiana se propuso una reincorporación espectacular. Nada mejor que hacerlo con la chica más famosa de Barbados. El video lanzado el 30 de enero no entra a la competencia actual en la tendencia del pop por el material más sexualizado. Es sencillo: el recurso de su belleza física, sus cualidades corporales, su inclinación voluptuosa vienen con ella desde hace tiempo. 

Shakira dio a conocer, en 2007, un audiovisual inolvidable: “Las de la intuición”. Un material de colección para todo fetichista: peluca púrpura, corsé y medias negras, zapatillas en negro con tacón stiletto con una correa del color de la cabellera postiza. Movimientos como una muñeca. Gesticulaciones suaves. Manejo de luces focalizadas y a contraluz. Ella y sus cuatro clones, dan inicio a una de las escenas finales, con las piernas levantas; exhiben unas hermosas bragas blancas que contrastan con su atuendo negro. Un video sin gran producción pero gran cuidado estético para entregar la envoltura de esta singular mujer.

En 2006 con “Hips Don’t Lie”, se deja ver con sólo una falda larga. Espalda desnuda adornada con brillantes en un baile sensual. Exhibe su movimiento de cadera y vientre. Agitación de sus senos cubiertos con un top rojo. En 2011, con “Rabiosa” decide bailar con dos pequeñas piezas de lencería negra en práctica del “tubo”, ahora con eufemismo llamado pole dance. Larga cabellera rubia. Mas que una buena ejecución una detallada exhibición coronada con lo denominado en ballet “split”: apertura total de piernas.

Así que el cromo realizado, ahora, por Shakira en “Can’t Remember to Forget You” no tiene que ver con lo hecho por otras artistas sino con ella misma. No es, como han dicho algunos, que se sume a los videos sexualizados. Un regodeo con su bello cuerpo, su sensualidad y expresiva capacidad sexy de bailar. Si eso se junta con la naturaleza erótica de Rihanna (véase el número 210 de la revista 10) el resultado es un arrollador video. 

En 2014, meses antes del lanzamiento de su nuevo disco, Shakira y Rihanna sorprenden con la utilización de una figura de transformación. Desde la retórica de la imagen, a la presentación de dos elementos visuales opuestos se le denomina antítesis. Todo el video tiene ese distintivo entre una mujer de tez blanca y otra morena. Se da tiempo de subrayar una y otra referente. Shakira se presenta con una camisola blanca, en una cama con sábanas del mismo color. 

Rihanna lo hace con un traje negro de organza y colgantes. Una de cabellos dorados, otra ennegrecido. Antes de juntarse, la cámara registra los movimientos individuales. Ese golpe de coxis que les sale muy bien a ambas. La visión se alterna de uno a otro cuerpo. La misma vigorosidad, similar destreza erótica, igual plenitud femeninda, distintas experiencias del mundo.


Luego, las escenas comunes. Las dos en la misma cama. Como el taijitu, ese símbolo blanco y negro como que se representa al taoísmo: la dualidad de todo lo que existe. Visten un body negro, refinado, con tiras semejantes a las usuales de la casa Hatsumi’s Laundry

La ostentación: una espalda, unas perfectas piernas entrelazadas, una mano tatuada y con las uñas también en color negro sobre un glúteo. Una combinación de connotaciones, sensualidades y proclamaciones desde un ritmo mezcla de ska, reggae y rock.

“Can’t Remember to Forget You” apenas empieza a caminar para convertirse algún día en un clásico…