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David Tovilla señala que en el contexto de una celebración de la magnitud del Centenario, se registran muchos decires, por lo que deben plantearse puntos concretos en las razones para leer, preservar, abrevar y aprender en la obra de Paz.
David Tovilla señala que en el contexto de una celebración de la magnitud del Centenario, se registran muchos decires, por lo que deben plantearse puntos concretos en las razones para leer, preservar, abrevar y aprender en la obra de Paz.
El autor de Letras apasionadas señala que el ensayo de Octavio Paz es un modelo vigente a seguir: “Carecen de palabrerÃo, lugares comunes, abstracciones inalcanzables. Hay ideas, afirmaciones, planteamientos a través de las construcciones lingüÃsticas necesarias. La argumentación de su obra ensayÃstica surge de la combinación de tres elementos: En primer lugar: interrogarse sobre cualquier hecho del universo, proceder a su verificación y realizar un ejercicio de demostración. En el fondo, hay una curiosidad, un apetito por saber, un deseo de entender. De ninguna manera es una posición ilustrada, docta, autosuficiente o jactanciosa. Todo surge de una duda y la más apropiada manera de enfrentarla es aceptarla con sinceridad. El segundo elemento es la exposición de todo este proceso de búsqueda con un lenguaje pulcro, preciso, claro y entendible. En tercer lugar, mantener una visión multidisciplinaria que va de la FilosofÃa, pasa por la Literatura, llega a la Historia. La perspectiva de Paz nunca es inmediata, cómoda, predecible. Siempre tiene una visión universal, amplia, que trasciende cualquier coyuntura.”
David Tovilla considera que la obra de Octavio Paz es la mayor herencia intelectual del siglo XX para los mexicanos: “Es aprendizaje permanente. Cada texto sobre polÃtica, literatura o arte hace crecer, plantearse otro ángulo de los temas. Su vivacidad, pasión, acuciosidad y rigor profesional están vertidos en cientos de páginas. Las suyas son letras apasionadas que sólo podÃa verterlas un hombre de trabajo, disciplinado, riguroso, incansable y con el permanente deseo de aprender”.
David Tovilla considera que la obra de Octavio Paz es la mayor herencia intelectual del siglo XX para los mexicanos: “Es aprendizaje permanente. Cada texto sobre polÃtica, literatura o arte hace crecer, plantearse otro ángulo de los temas. Su vivacidad, pasión, acuciosidad y rigor profesional están vertidos en cientos de páginas. Las suyas son letras apasionadas que sólo podÃa verterlas un hombre de trabajo, disciplinado, riguroso, incansable y con el permanente deseo de aprender”.
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