"Protagonistas de la literatura mexicana" de Emmanuel Carballo


David Santiago Tovilla


Hay libros indispensables, necesarios. Contienen alguna particularidad que no compite con nadie. Sólo ellos poseen uno o un conjunto de datos que en exclusiva pueden proveer. La aspiración permanente debiera ser escribir libros como esos. 
Si se busca un volumen y no se encuentra porque no existe, entonces hay que escribirlo. Es un buen estímulo. Hay ejemplos, trabajos incólumes que, con los años y aún la evolución tecnológica, ganan grandeza. Es el caso del libro Protagonistas de la literatura mexicana de Emmanuel Carballo. 

El fallecimiento de su autor, en abril pasado, incrementa la majestuosidad del volumen. Cierra un ciclo y lo consolida como un texto clásico, único en la literatura mexicana. Cualquier indagación documentada sobre las distintas generaciones de literatos nacionales pasa por la revisión de este meticuloso documento.
 
Si bien el formato es la entrevista amplia a diecinueve escritores mexicanos el libro es historia, crítica literaria, testimonio. Recorrer sus casi setecientas páginas es volcarse hacia un recorrido por distintos periodos de la vida cultural del país, desde perspectivas intensas.

La edición más conocida de Protagonistas de la literatura mexicana corresponde a esa gran iniciativa de enormes tirajes para autores nacionales: “Lecturas mexicanas” en su segunda serie. Es de 1986 con un tiraje de treinta mil ejemplares. 

Emmanuel Carballo tuvo el acierto de trabajar de manera permanente el contenido. De modo que cada edición superó, de manera inmisericorde a la anterior. Enriquecida siempre con el acopio constante de información sobre los autores incluidos. La versión definitiva es la publicada por Alfaguara en 2005. Carballo agrupa generaciones, grupos, periodos: “Ateneo de la Juventud”, “El Colonialismo”, “Contemporáneos”, “Narradores de la Revolución y posrevolucionarios” y “los nuevos maestros”.

Incluye a protagonistas decisivos como: José Vasconcelos, Alfonso Reyes, José Gorostiza, Salvador Novo, Nellie Campobello, Carlos Fuentes, por mencionar algunos. Carballo conversó con ellos con una base de conocimiento inmejorable: leyó y releyó las obras completas de todos los autores y averiguó referencias y biografía. 

Por eso las conversaciones están en el lado opuesto de la improvisación: es un diálogo de conocimientos que dan la originalidad a la obra.

Emmanuel Carballo realiza la entrevista y agrega fragmentos en que pondera la producción del entrevistado, directo, sin dobleces. Por ejemplo, la plática con Rosario Castellanos se acompaña de su opinión sobre el libro Los convidados de Agosto: “Quizá sea éste su mejor libro de prosa narrativa, y es el mejor por varias razones: primero, porque se desembaraza de cualquier preocupación antropológica (sus personajes ya no son indios o blancos, son seres humanos); segundo, porque el realismo no excluye la imaginación (sus anécdotas entreveran los “hechos certificados” y los “acontecimientos posibles”).

"Tercero, porque el estilo rechaza la prosa poética y se atiene a los cánones de la prosa narrativa; cuarto, y último, porque la autora al contar las anécdotas reduce el campo de sus observaciones: abandona el punto de vista omnisciente, sin llegar a negarlo, y se comporta respecto a sus criaturas con modestia: las deja actuar, pensar y sentir con cierta independencia”.

Al tener un giro personal, Carballo incorporó a la última edición a Octavio Paz. Sólo que tuvo la debilidad de consignar sus diferendos personales con éste. Este agregado infortunado es una excepción en el mar de atributos positivos de la obra. 

Protagonistas de la literatura mexicana es el modelo de libro que falta en cada entidad porque el tiempo pasa y los escritores parten. Así ha ocurrido este año de continuas notas fúnebres. Quedan en pensamiento, diálogo y confesión en trabajos señeros como el de Emmanuel Carballo.