Libros

Foto de Ines Sayadi

David Santiago Tovilla

El pasado 23 de abril tuvo lugar la edición número dieciocho del Día Internacional del Libro. La iniciativa para promover la lectura tuvo su resonancia acostumbrada. Pero, con esa misma magnitud, se observó la ausencia de reflexiones de fondo de una realidad que ha cambiado de 1996, fecha en que se instauró, al año catorce del siglo veintiuno. 

La revolución tecnológica impacta en la forma de vivir. En consecuencia, en la de leer, conservar, poseer, comercializar los textos. El Informe Global eBook dice, en su última versión: “los libros digitales han comenzado a transformar todo el ecosistema de la edición y la lectura”. Y algo más revelador: el libro impreso sigue un camino conocido; el libro electrónico ha creado su público, sus tendencias y ha superado a la industria tradicional.

En el número 167 de la revista 10, en el artículo “¿Lectura física o digital?” se apuntó una conclusión: “Los lectores del siglo XXI no están emplazados a elegir entre el libro electrónico y el digital. Es posible utilizar las dos herramientas, alternadas, para vivir la experiencia literaria. Una vez que se han experimentado ambas opciones, se entenderá que cada una tiene su momento y utilidad”.

La Fundación del Español Urgente va más allá en su recomendación para suprimir el término e-book: “Si lo importante es la obra y no el soporte, puede incluso hablarse de libro, sin más. 

En español se ha impuesto la forma libro electrónico para aludir tanto al soporte como al texto que se lee en él, aunque existen formas específicas para diferenciar ambos: para referirse al texto, además de libro electrónico se utilizan libro digital o ciberlibro, mientras para aludir al aparato que permite leerlo se usan lector de libros electrónicos, lector de libros digitales o lector de ciberlibros.” Considerar al texto electrónico como libro al margen del soporte es una necesidad ante su consolidación en tan sólo meses.

El Informe Global eBook es categórico al señalar que os libros digitales han ganado presencia enun creciente número de mercados, especialmente en Estados Unidos y en el Reino Unido en donde son “los impulsores del mercado”. 

Refiere que si bien el nicho de los libros digitales fue, en un principio, impulsado por el aumento de compra de dispositivos electrónicos y a pesar de una clara tendencia de que las tabletas ganan terreno a los dispositivos exclusivos para lectura, a partir del 2013, los libros digitales empezaron a ganar su papel específico entre los lectores: “Las listas de los libros digitales más vendidos, a pesar de ser exiguas hasta el momento, difieren de las listas de libros vendidos en papel, haciendo alusión a la formación de un segmento específico de libros y no solamente a un formato técnico”.

El mundo editorial tradicional ha quedado en el pasado. Por eso, Amazon, Apple, Google y hasta librerías como Gandhi ofrecen los libros en todos los formatos. Hay solución para todos los tiempos. Atención ante cualquier urgencia. Los libros electrónicos son de disposición por descarga inmediata, a un precio menor al impreso y sin costos de envío.

La lectura en tabletas está asociada al desplazamiento de las computadoras portátiles por dispositivos personales. La tableta es ya una extensión de todas las actividades diarias. Empieza a ser un aparato de consumo masivo. 

Por algo, el Informe Global eBook consigna: “A lo largo de la historia, los libros y el contenido difundido a través de ellos ha sido una preciada y celosa fuente de conocimiento y entretenimiento. Esto cambiará de forma drástica y muy rápido a medida que el libro queda integrado en los flujos globales de contenido digital, de acceso fácil y asequible, en cualquier lugar, en cualquier momento”.

Así, se llega al 2014 con una sola expresión: libros. El soporte se ha relativizado. Magnífico mientras prevalezca lo en verdad importante: leer.