'Nymphomaniac' de Lars Von Trier

David Santiago Tovilla

Nymphomaniac, la película más reciente de Lars Von Trier llegó a México, completa, el 14 de marzo al Riviera Maya Film Festival 2014. Un mes después, se estrenó su primera parte en la Cineteca Nacional, en el marco de la 56 Muestra Internacional de Cine. 

Para dar cuenta del hecho, una revista de circulación nacional publicó un mediocre texto que mereció una apabullante tunda de sus lectores. Dentro de los comentarios adversos, uno invitaba a ver la cinta completa en línea, en: www.yaske.to. En efecto, ahí están las dos partes, con subtítulos en español. Sólo hay que sortear múltiples pestañas tramposas de publicidad que surgen en el navegador y disponer de cuatro horas para verla. Así que esa opción ha permitido realizar los apuntes siguientes:

1. Es un error ver sólo la primera parte y algún día la segunda. El director concibió el filme con una duración de cinco horas que, al final, quedó en cuatro. Se partió en dos por criterios de exhibición para proyectar dos horas en promedio. 

Por lo tanto, es un solo producto con: principio, desarrollo y fin. Ver Nymphomaniac 1 es quedarse únicamente con la porción de la juventud de la protagonista principal, en ese tramo encarnado por la actriz revelación Stacy Martin. Es imposible apreciarla en esa circunstancia como la totalidad que es.

2. Contrario a lo que connota su campaña publicitaria no es una película en torno al sexo. Ni siquiera puede considerarse cine erótico. Lo central no es la actividad sexual en sí: es una cinta que revisa los términos de una adicción. 

La cinta de Danny Boyle: Trainspotting, conocida como La vida en el abismo, se convirtió en un clásico al documentar con fidelidad la vida de un grupo de heroinómanos. Lars Von Trier se encamina a lograr que Nymphomaniac sea una referencia en cuanto a la evolución, las relaciones personales, el deterioro del modo de vivir de un personaje que tiene un comportamiento compulsivo. 

Las imágenes promocionales del filme destacan la parte asociada con el morbo que mueve al consumo actual. Acertadas, ingeniosas, efectivas para colocar el producto cinematográfico en la agenda pública. Sin embargo esa es la superficie, Nymphomaniac es más profunda.

3. Es risible expresar que Nymphomaniac tiene alguna orientación pornográfica sólo por mostrar abundantes desnudeces en doscientos cuarenta minutos. Es cierto que se construye con escenas de genitales explícitos, pero es una tendencia impulsada por los directores del llamado cine de arte que, por fortuna, empieza a cobrar naturalidad. 

La felación de Joe (Charlotte Gainsbourg) no tiene la menor semejanza con la de Anapola Mushkadiz en la cinta mexicana Batalla en el cielo de Carlos Reygadas. No existe ningún plano clínico de un encuentro sexual, típicas y características en el cine de erotismo pornográfico. Hay instantáneas, en su mayoría, de miembros masculinos y un primer plano de una vagina pero como parte de un símil con un ojo, es decir, forma parte de una solución estética.

4. Nymphomaniac es una apuesta feminista y humana. Lejos de señalar, invita a asumir un punto de vista distinto. «A veces las cosas se esconden, porque estamos familiarizados con ellas. Pero si usted cambia su punto de vista, pueden tomar de repente en un nuevo significado», dice uno de los textos. 

Casi al final de la segunda parte, Seligman (Stellan Skarsgard) indica que si todos los momentos de intensidad pasional de aquella mujer, de tener hasta diez relaciones diferentes al día, los hiciera un hombre se verían con normalidad por una sociedad machista. El señalamiento y el tratamiento sería diferente. 

Lars Von Trier se sitúa en el ángulo contrario a la corriente. Entender, aproximarse a la esencia de un ser humano como el expuesto en Nymphomaniac sólo puede hacerse al cambiar la óptica de la ordinaria a una asexuada, como lo hace el hombre que escucha el relato de una vida en una noche.

5. Hay una definición y una condición que expone Joe: «Para mí, la ninfomanía era no sentir»: un mecanismo de defensa, un recurso, más que un gozo. La adicción consume la vida propia y de los cercanos por lo que termina en la soledad, la individualidad.

6. Lars Von Trier adereza una historia sórdida con referentes culturales con el mismo sentido explícito. Por ejemplo, explica qué es una polifonía musical y la fórmula matemática llamada «secuencia de Fibonacci». Es hasta didáctico en voz del personaje masculino para trasladarlas al acotado universo de la mujer del caso.

7. Nymphomaniac es clasificación “C”, letra que han establecido las autoridades mexicanas para denominar los filmes dirigidos a personas mayores de dieciocho años por contener escenas de violencia y sexo. Desde luego, rompe toda la concepción anodina de cine con que todas las semanas la industria estadounidense inunda la cartelera mundial.