Tecnología led

Foto de Aditya Wardhana

David Santiago Tovilla

El calentamiento global ha obligado a los gobiernos a tomar medidas que trasforman la vida cotidiana. La iluminación doméstica es un tema central de ese cambio. 

En un primer momento, México asumió el compromiso de eliminar la totalidad de los focos incandescentes para este año, 2014. A finales de 2013, modificó la norma. Permaneció la prohibición para vender los de 100 y 75 watts, pero mantuvo la comercialización de 60 y 40 vatios por doce meses más. 

Aunque es un hecho inevitable el fin de los focos tradicionales: para 2015 ya no se venderán en el mundo. Son los más económicos, pero aquellos que tienen menor eficiencia porque su luminosidad no se corresponde con el gasto de energía consumida, además de ser altos generadores de calor. Así que los focos incandescentes están a seis meses de pasar a la historia y a los museos. Habrá que conservar alguno como mera reliquia para mostrar a otras generaciones.

La alternativa a lo incandescente fue, desde hace varios años, la luz fluorescente. Para esta época, su uso se ha estandarizado. Debe decirse que a pesar de ser ya de principal consumo por la población, no existe información para su desecho adecuado, puesto que contiene vapor de mercurio. 

El estallido de un tubo fluorescente puede dañar con esa composición de químicos blanquecina que existe en su interior. A pesar de eso fue un avance. El salto del tipo de lámparas anteriores a ésta significó la extensión de la duración de las horas de vida: un foco duraba mil; la fluorescente, en su mejor manufactura: diez mil.

Hoy, lo emergente es la tecnología de los diodos emisores de luz (led). Aunque tiene décadas de existir y se utilizaba para señalización micro, es a principios del siglo XXI cuando se logra su desarrollo como alternativa lumínica masiva. Se insiste: más allá del uso en aparatos, partes, juguetes, industria automotriz, el verdadero impacto ecológico y económico está en su instauración como luz doméstica y pública. 

Como siempre, la limitante para que ocurra es la inversión. En tanto novedad tecnológica, los focos led aún no son tan accesibles. Un foco incandescente cuesta diez pesos, uno fluorescente entre sesenta y setenta, uno de led alcanza los ciento sesenta. Sólo que su duración es de 50 mil horas, esto es: 15 años en promedio. 

Pero la razón más importante para cualquier hogar es la disminución en el costo del recibo de luz: si se sustituyen todos puede reducirse el pago hasta un 65 por ciento de la cantidad regular. Entonces la decisión es: gastar en consumo de energía eléctrica o invertirlo en focos que llevarán a menor facturación en lo subsecuente.

Hace meses era difícil encontrar variedad para todas las necesidades de iluminación doméstica. En la actualidad, el catálogo de leds en lugar de fluorescentes e incandescentes es bastante amplio. 

Se adquieren hasta en el supermercado, como no ocurría antes. Incluso hay fabricantes que trabajan con asociaciones civiles ecologistas para la promoción del uso del led por dos razones: la primera es que, en verdad, reduce la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI); la segunda, no son contaminantes.

Octavio Paz aseguró que el tema que caracterizaría al siglo XXI sería la ecología. Lo es, aunque ya no hay tiempo para las preguntas: es el momento de las respuestas. Por eso, ante el cuestionamiento ¿Qué esfuerzo individual se puede hacer a favor del planeta ante el cambio climático? Aquí hay una respuesta: procurar cambiar la iluminación de casa, en su totalidad, a tecnología led.