David Tovilla
Puertarbor crea, articula y propone desde Chiapas. Es una iniciativa que mantiene su solidez y en cada título demuestra que tiene proyecto. Su segundo volumen fue El rescate del mundo, poemario sonoro de Rosario Castellanos. El tercer planteamiento fue Zaratustra, emanado de la obra de teatro de Alejandro Jodorowsky. La novedad es ¡Viva el Mequé!, una mirada profunda a la música y las celebraciones de los zoques de Tuxtla Gutiérrez.
En esta cuarta producción han dado un paso gigante. No se trata de “un disco”: es un trabajo meticuloso, dedicado sobre una expresión musical específica. Se han ocupado de todo, no sólo buscaron recuperar la música de manos de los más auténticos ejecutantes, sino además presentan un paquete de contenidos con una vastedad de información. Han sido escrupuloso en los detalles: un esmerado diseño y una impresión de calidad. Cuatro folletos con abundancia fotográfica, entrevistas a los participantes, explicaciones de términos utilizados en las festividades tradicionales, un calendario festivo de la Mayordomía que arranca por estos días: el 8 de diciembre. Meterse a los textos es entender que Puertarbor se ha ocupado de transportar al lector y al escucha a una dinámica. Qué dicen, por qué lo hacen, cómo lo realizan, cuál es la actitud y motivación en cada acción. Por eso, con acierto, lo han calificado como un documento sonoro, inusual por su amplitud y calidad.
Algo de suma importancia es la actitud. Puertarbor se distingue porque su acercamiento se realiza desde una perspectiva musical. Esto es: trata a la música como tal, distante de cualquier asomo de curiosidad folclórica. Eso permite que los fragmentos seleccionados en los tres discos que incluye ¡Viva el Mequé! se aprecien en su esplendor, como en esas composiciones constituidas a puro rasgueo insistente de la jarana y la compañía de la guitarra se funden en melodías que puede disfrutarse una y otra vez, fuera de su contexto ceremonial. Ejecuciones cualitativas que bien pudieran incluirse en cualquier propuesta y género musical.
El trabajo se completa con la inserción del audio de diálogos, instrucciones, testimonios de los partícipes en la Mayordomía zoque. Una gran producción que ha conseguido su objetivo de transmitir esa riqueza que no está de manera permanente expuesta. Un admirable esfuerzo por ir siempre a lo esencial y cualitativo en la vorágine de un mundo de distracciones, dispersiones y futilidades. Puertarbor supo generar su lugar y ocuparlo en beneficio de la música hecha en Chiapas, de sus ejecutantes y de quienes ahora tienen oportunidad de escucharlos a través de estas producciones.
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