Nicki, Iggy, Ariana


David Santiago Tovilla

El año que fenece deja un perfume femenino. Los canales de música transmiten una y otra vez los videos con tres perfiles.

Aquí, una morena con expresión regular de diversión, enormes senos, pequeña cintura y extremo trasero. Canta hip hop y colocó un éxito en música electrónica: Nicki Minaj. 



Allá, una espigada pero bien proporcionada chica, rubia, con un ascenso meteórico de tan sólo un año, para ser referencia y copartícipe en los principales videos del año: Iggy Azalea. Acullá, la joven de veintiún años con sensualidad y aire inocente que emergió de programas de televisión para ser nombrada “artista revelación del año”: Ariana Grande.

Desde luego, no pierden el paso y capacidad de producción tres mujeres con más tiempo en el medio artístico: Rihanna, Shakira y Jennifer López. De ellas, ha sido el 2014.

Nicki Minaj alcanzó la coronación de una pujante labor, apenas en el mes de noviembre, cuando la cadena MTV le entregó la conducción de sus premios anuales para la versión europea. Minaj se metió a millones de televisores y consolidó su proyección, en el personaje de la voluptuosidad resonante que ha sabido esculpir.


Siempre con el acento en sus redondeces cada vez más perfeccionadas y con mejor estética exhibidas, Nicki ha sabido tocar la campana. Conoce muy bien la espiral del público con apetito sexual y su identidad visual es cada vez más agresiva en ese tema. Desde julio, cuando lanzó su éxito que suena por estos días: “Anaconda”, colocó una foto de portada con una perspectiva en cuclillas que llevaba a la mayor expresividad y exhibición sus posaderas que enloqueció las redes sociales.


Al mes siguiente, el video correspondiente le llevó a algunos portales a nombrarlo como el video más ardiente del año. Pero Minaj ha trabajado en y con su cuerpo. Está en donde se planteó llegar a partir de sus atributos propios. A diferencia de Miley Cyrus que apuesta al escándalo cuando no lo necesita, Nicki puede hablar de autenticidad y sistematicidad.

El otro gran éxito que suena en las radios del mundo y, con seguridad, en las fiestas de estos días, es Booty. Sin eufemismos ni medianías, la canción se llama “trasero”. Fue lanzada por Jennifer López y Pitbull hace varios meses. Del video original sólo se lanzó un adelanto, de un minuto, centrado en absoluto en la López, el pasado junio. Nunca se conoció en su totalidad.


Tres meses después, en septiembre, el audiovisual sorprendió al mundo con un dueto de impacto. Jennifer e Iggy Azalea. Así, esta chica australiana de veinticuatro años, extendió sus fans al dance. 

De su primer disco, en 2013, a este furor mediático, Iggy Azalea ha trabajado en una imagen, sexy, audaz, exquisita. Cómo olvidar que, en su primer trabajo: Work, la cámara recoge unas minutos de su caminar con unas inconfundibles zapatillas de Cristian Louboutin. Muchas tomas en contrapicado para resaltar su porte erguido, firme, poderoso.

Las colaboraciones entres estas chicas han funcionado y Azalea acompañó a Ariana Grande en un sencillo llamado Problem. Con alusiones retro, sicodélicas y un Ariana más natural para los receptores: una chica como muchas, entre inocente, cándida y sensual, y con una voz de soprano aplicada al pop hizo de Grande un tsunami en la industria del disco. Las cifras de ventas y descargas rompieron récords sin esfuerzo. De ahí, hasta la candidatura del Grammy 2015 como mejor álbum de pop vocal.













Ya se apuntaba, parte de lo memorable este moribundo año serán los videos con varias de estas artistas. Ariana Grande, Nicki Minaj y Jessie J están también nominadas en el certamen citado, que será definido en febrero próximo, por la mejor interpretación de pop de dúo o grupo por el video Bang Bang.

No hay duda, las mujeres hicieron el 2014.