Pantallas de plata

Fotografía: Joram H

David Santiago Tovilla

Hace tres meses, la editorial Alfaguara lanzó uno de los libros póstumos de Carlos Fuentes: Pantallas de plata. El volumen recupera un conjunto de textos sobre las aficiones cinematográficas del extinto autor. 

    De manera que no es un libro con mayores pretensiones: es sólo el testimonio no sistematizado de Fuentes hacia una de sus grandes pasiones: el cine. Es un registro personal de anécdotas, temas, gustos, momentos. Textos nostálgicos tanto por el cine clásico que aborda como por el escritor ya ausente. 

    Así que el acercamiento debe ser en ese entendido: nada de novedades, luces intelectuales, teorizaciones. Son textos elaborados en alguna circunstancia que fueron pensados para profundizarlos o, como al final ocurrió, integrarlos con la unidad temática general. Esto es: hay que acudir a “Pantallas de plata” para terminar de conocer la personalidad de Carlos Fuentes más que para tener información cinematográfica.

Una vez situados los alcances modestos del volumen, puede encontrarse ese gusto: “Al cine se entra a soñar, lector, espectador, mi semejante, mi hermano. El mundo se ha llenado de mujeres que antes ni siquiera se podían mirar. Sin el cine, ahora (tú, espectador) no las podrías tocas (igual que antes), al menos las podían ver y este era un triunfo para ellas, para ellas, más que para ustedes. Sentado allí con los ojos cerrados, tú puedes repasar (mi semejante, mi hermano) todos esos ojos enormes que al mirar hacia la oscuridad de una sala te miran a ti”.

Fuentes comparte que la afición por el cine fue heredada de su padre, quien tenían la manía de anotar todas las películas que veía en unos cuadernos especiales. Los apuntes de padre e hijo están, ahora, en la Biblioteca Firestone de la Universidad de Princeton.

De los textos atractivos está el dedicado al cine silente. Carlos Fuentes pondera la difícil disciplina del acto visual puro, a través de sus grandes exponentes: “más sentimental y narrativo” con Charlie Chaplin; “más austero y visual” con Buster Keaton; los hermanos Marx, además de la pareja conocida como El Gordo y el Flaco: Stan Laurel y Oliver Hardy. Este ensayo resulta útil para reconsiderar dichas producciones frente a una generación educada en el maremágnum iconográfico del mundo actual.

Pantallas de plata es un desfile de personalidades que Fuentes vio, conoció o admiró: Clark Gable, Ingrid Berman, Audrey Hepburn, Joan Crawford, James Cagney, Bette Davis, Greta Garbo, Marlene Dietrich. Les dedica unos párrafos o la mitad de su artículo. Los clásicos del cine exaltados desde la pluma del escritor mexicano.

Como audaz cinéfilo, Fuentes plantea su decálogo de las mejores películas del viejo cine mexicano. En ese orden: La sombra del caudillo de Julio Bracho, El compadre Mendoza y Vámonos con Pancho Villa de Fernando de Fuentes, Santa de Norman Foster, Flor silvestre de Emilio Fernández, Nosotros los pobres de Ismael Rodríguez y Campeón sin corona de Alejandro Galindo.

Como puede apreciarse, Pantallas de plata es una serie de atisbos al cine. No logra una aportación específica al conocimiento del género más se trata de documentar las miradas hacia él por parte de Carlos Fuentes.