Maduro, otra vez

David Santiago Tovilla
Revista 10. Número 271

El jueves pasado, 24 de febrero, un joven de catorce años fue asesinado por la milicia venezolana. Está en el guion de Nicolás Maduro, puesto que, en enero de 2015, autorizó a sus fuerzas militares a utilizar las armas en contra de los manifestantes. 

Las manifestaciones han vuelto porque lejos de propiciar una apertura democrática ha encarcelado a otro importante líder político, justo cuando cumplió un año de haber encerrado al dirigente Leopoldo López.

Un año ha transcurrido desde las épicas jornadas de movilización ciudadana que dejó casi cincuenta muertos. En ese tiempo, el autoritarismo de Maduro se ha acrecentado. El tamaño de su miedo es proporcional a las medidas que implementa. 

Nada importa más que mantenerse en su “república bolivariana” que sólo él ve. Como todo autoritario argumenta “complot”, “golpe”, “conspiración”. Aunque el discurso choque con una realidad de inseguridad, escasez de productos básicos, hartazgo, la peor economía de América Latina a pesar de la riqueza petrolera que poseen.

La desmesura del actuar de Nicolás Maduro ha hecho que ya, sin la menor duda, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se pronunciara: “La Comisión urge al Estado a no criminalizar a los líderes políticos de la oposición y a garantizar la participación de todos los sectores en la vida política de Venezuela y los derechos humanos de quienes se identifican con la oposición al gobierno”. 

El organismo requirió al gobierno venezolano “buscar soluciones pacíficas” y “generar un diálogo con la oposición dentro del marco de la democracia, el Estado de Derecho y la plena vigencia de los derechos humanos”.

La crisis generalizada en aquel país, llevó a los principales líderes opositores a exponer un documento programático que se denomina “Acuerdo Nacional para la transición en Venezuela”. 

Fue manifestado al mundo el 11 de febrero y suscrito por: la diputada desaforada María Corina Machado, el encarcelado Leopoldo López y el alcalde de Caracas Antonio Ledezma. El documento detalla acciones concretas sobre tres puntos:

1. Una agenda política-institucional dirigida a restituir las libertades conculcadas, la soberanía, la paz social y el Estado de Derecho:

2. Una agenda para atender la emergencia social y asegurar la atención eficaz a los sectores más vulnerables:

3. Una agenda económica enfocada en estabilizar la economía, recuperar el ingreso familiar y generar confianza en el país.

El texto íntegro puede leerse en:
https://www.change.org/p/venezuela-firma-el-acuerdo-nacional-para-la-transici%C3%B3n-2?recruiter=238346081



Sólo una obnubilada mente como la de Nicolás Maduro puede argumentar que el documento político constituye los ejes de un golpe de Estado.

El “Acuerdo” fue presentado por Corina y Ledezma con la frente en alto, de manera formal, no clandestina. De inmediato fuerzas políticas y ciudadanos empezaron a sumarse. Nueve días después, Maduro ordenó la detención arbitraria y reclusión de Antonio Ledezma. Ese proceder sólo ratifica la urgencia de una transición democrática en Venezuela. El fantoche que detenta el cargo de presidente debe irse con urgencia...