El 6 de mayo próximo se cumplen cien años del nacimiento de Orson Welles. Uno de esos personajes que no pasan por este mundo con frecuencia, cuya seguridad, talento y visión lograban que lo abordado por él se convirtiera en algo trascendente.
Fue de aquellos quienes piensan más en qué dejarán en el lugar donde estuvieron que en los preparativos para su llegada. De los escasos cuya aspiración es que cualquier actividad, acción o producción que realicen sea la mejor, por insignificante que pueda considerársele.
Welles, a los veintitrés años, inscribió su nombre en la historia de la comunicación. Eran los tiempos del reinado indiscutible de la radio como instrumento masivo. Era la gran fuente de información. Con su experiencia teatral, Orson realizó una adaptación radiofónica del libro La guerra de los mundos. La veracidad y contundencia de su trabajo asà como la credibilidad del medio derivaron en la conmoción de la ciudad de Nueva Jersey porque creyeron que la invasión extraterrestre ocurrÃa en realidad.
A los veinticuatro años, Welles firmó el contrato para hacer la pelÃcula que en la actualidad es uno de los principales clásicos del cine: Citizen Kane o El ciudadano Kane. La más reciente auscultación realizada por The Hollywood Reporter, en 2014, ubica a esta cinta en el tercer lugar de las cien mejores pelÃculas de todos los tiempos. Sólo después de El padrino I de Coppola y El mago de Oz de VÃctor Fleming.
Con la revolución tecnológica incesante, la pelÃcula se consigue, ahora en blu-ray, restaurada a partir de elementos de nitrato originales en resolución 4k. Apreciarse con la fidelidad visual permite comprender las detalles técnicos que soportan la obra de Welles aún en blanco y negro: las tomas de contrapicados, la iluminación que cae no sobre el rostro del personaje que habla sino sobre algún otro detalle, las transiciones, la falta de linealidad de la historia, la construcción del perfil del personaje a partir de testimonios de quienes sobreviven a su fallecimiento, la exposición que proporciona el sesgo de documental.
Además, Orson Welles creó uno de los grandes enigmas irresueltos del cine: el significado, asociación o referencia de la expresión “Rosebud” cuya indagación es uno de los ejes de la pelÃcula. Existen conjeturas y decires pero son sólo eso.
Manuel RodrÃguez Rivero, en el suplemento Babelia del 11 de abril, apuntó que un clásico “es una obra que cambia tu vida, como antes la de otros”. En el caso de Citizen Kane esa condición la logra al esculpir a un personaje de 1941 que pervive en 2015.
Charles Foster Kane es un poderoso que articula todo su proceder sin ninguna consideración para cualquiera: amistades, familiares, gente. Las realizaciones o frustraciones sólo valen en función de él. Discursos sociales al exterior pero acciones de beneficio personal. Las relaciones y juegos de poder son las mismas tal como lo confirma Umberto Eco en su novela Número cero puesta en circulación en estos dÃas.
Lo más asombroso es que la fuerza del personaje Kane se asienta en rasgos de la personalidad del propio Orson Welles. Puede verse en YouTube la entrevista de una hora hecha por Bernard Braden, en 1960, en la que pueden apreciarse desde sus expresiones faciales hasta sus reacciones, actitudes, opiniones sobre la polÃtica, el poder y la prensa.
De ahÃ, pueden destacarse algunas opiniones de Welles:
“Hay muchos malos directores de cine trabajando. Mucho más de lo que la gente sabe porque es la única profesión del mundo en la que puedes ser un incompetente y tener éxito durante treinta años sin que nadie lo descubra”.
“Prefiero cualquier otra forma de lealtad en la vida que el arte. Odio la concepción romántica sobre los artistas que están por encima de los demás”.
“Yo no sabÃa qué cosas no se podÃan hacer. No me propuse inventar nada. Sólo me preguntaba ¿por qué no? La ignorancia es un gran regalo que brinda muchas cosas. Eso fue lo que aporté a ‘Citizen Kane’: la ignorancia”.
“Me gustarÃa dejar algo al género artÃstico que permita mejores condiciones gracias a lo que hice”.
Gran Orson Welles: ¡Feliz centenario!
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