Adiós FM

Foto de Skylar Kang
David Santiago Tovilla

Revista 10. Número 280

El 16 de abril, la titular del Ministerio de Cultura de Noruega, Thorhild Widvey, emitió un comunicado en el que anuncia la extinción de las transmisiones radiofónicas de frecuencia modulada (FM) el 11 de enero de 2017. 

Es el primer país del mundo en anunciar la conclusión de todo su proceso de radio digitalización. La radio de todos los días, trátese de AM o FM, son analógicas. Desfasadas de la calidad y capacidad de las nuevas tecnologías, serán desplazadas por un nuevo estándar. En el caso de Noruega, se avanza hacia el Digital Audio Broadcasting conocido por sus siglas DAB y cuya traducción es transmisión digital de audio.

En el texto del gobierno noruego se ilustra: “Mientras la red FM sólo tenía espacio para cinco canales, en DAB se ofrecen veintidós y con espacio para veinte más. La digitalización de la radio permite una mucho mayor diversidad de estaciones. Para los oyentes esto significa una oferta radiofónica más diversa con una recepción libre de ruidos y con nuevas características. 

Implica, también nuevas oportunidades para la innovación y el desarrollo. Con la digitalización, se ahorrarán más de 200 millones al año, dinero que podría ser invertido en contenidos de radio”. De este modo, en Noruega, en veinte meses, gobernará la radio digital terrestre. El tiempo vuela. En tanto, en México, la transición se inició en junio de 2011, con el sistema HD Radio, aunque el Diario Oficial señala que el cambio es voluntario para los concesionarios y permisionarios.

Una de las característica de las tecnologías es que se incorporan y naturalizan con breve tiempo. Un teléfono para su uso esencial: hablar, es una rareza en la actualidad. El atractivo son sus funciones para hacer todo. En esta tendencia ha sido decisiva la participación de Apple. Por algo, la casa de la manzana fue la primera en eliminar el uso de la FM en los IPhone. 

No sólo visualizan: imponen el modo de consumo al innovarlo. Por eso, a finales de 2014, presentó el “Apple CarPlay” que busca llevar su sistema operativo iOS al automóvil. Integrar al auto toda la funcionalidad que permita continuar conectados y en uso del Smartphone mientras se conduce. Y, aquí, más que escuchar radio se extendería que ya ocurre: escuchar sistemas de difusión continúa como el de Spotify.

Eso es algo que está aquí y ahora. Spotify  ha cambiado todo el esquema. Ya no hay necesidad de bajar música, tampoco invertir tiempo en la selección, o buscar soportes como memorias portátiles que luego se extravían. 

En la tableta o en el teléfono, basta con adquirir la versión Premium por un poco más de cinco dólares al mes para tener todo: álbumes recién lanzados, listas de novedades, listas por géneros. Y no sólo para escuchar en línea sino descargados en el aparato para usarse donde quiera. 

Por noventa pesos mexicanos mensuales está el universo musical. Un disco de novedad no se consigue por ese precio y no deja de ser un solo producto. Aquí, el acceso es ilimitado. La proporción entre inversión y rentabilidad no tiene comparación. Las listas bajan en el teléfono y, en lugar de escuchar FM en la radio, Spotify pone al día todas las novedades por día, país, género o lo que se quiera. 

Es portable y basta subirse al auto para que el teléfono, vía bluetooth, se sincronice en automático con lo que se estaba en escucha. Otra dinámica musical. Es donde se materializa esa gran conclusión para este siglo XXI por parte de Marta Rodríguez en el estudio “Modelos de negocio culturales en Internet”: “La música, más que ningún otro componente del sector cultural, ha pasado de ser un producto a ser un servicio”.