Francisco Félix
Apuntes para el descubrimiento es la nueva producción bibliográfica de David Tovilla. En el libro consigna reflexiones, conclusiones, convencimientos, experiencias. Es como una voz a nuestro lado que emite consejos desde su particular visión del mundo. Una mano amiga que detiene en la vertiginosa carrera de los días para decir, con tranquilidad: pensemos. Una invitación a revisar lo que hacemos con regularidad para generar preguntas sobre nuestra propia vida. Por eso, decidimos entrevistarlo:
-David: ¿Cuál es el planteamiento central de tu libro del 2015?
-Es un ejercicio de argumentar sobre distintos tópicos, con una extensión máxima de veinticinco palabras. Puede ser una simple oración o bien adundar como se requiera pero limitarse a esa cantidad. Se pretende exponer argumentos concretos.
-Es un ejercicio de argumentar sobre distintos tópicos, con una extensión máxima de veinticinco palabras. Puede ser una simple oración o bien adundar como se requiera pero limitarse a esa cantidad. Se pretende exponer argumentos concretos.
-Bueno, que tus libros no se caracterizan por ser voluminosos sino por concentrarse en dejar clara la idea que te propusiste...
-Puede ser. En 2014, fueron dos pequeños volúmenes de un cuarto de carta. Fiesta grande en efecto, no es algo documental o histórico. Aspira a trasladar al lector al centro de la efervescencia festiva de Chiapa de Corzo. Entonces ahí en donde entra lo que comentas: si se logra ese propósito, cumplió su modesto objetivo. El propósito vivencial no está vinculado con la cantidad. Letras apasionadas era exponer, en síntesis, razones por qué mantener vivo el legado intelectual de Octavio Paz...
-¿Cómo surgen los Apuntes para el descubrimiento?
-Es un proyecto añejo. Las primeras anotaciones se empezaron en 1996. Es decir, hace veinte años. En 2011, al llegar a cien pensamientos se publicaron con el título Destellos. Han crecido hasta casi duplicarse por lo que se recuperó el título original con que fue concebido: éste que ahora tiene. Y así se conformó: apuntes sobre distintos momentos y etapas que las personas experimentan. Lo importante es qué dejan, cómo contribuyen para ser los actuales.
-¿Cuál es el descubrimiento buscado?
-El que cada lector se permita a partir de este punto de vista. Son letras que quieren generar otras reflexiones, contribuir a descubrir lo notable en la cotidianidad o lo visto como una naturalidad que no la tiene. Hay una tendencia a aceptar todo como es, pero debe restaurarse la práctica de la interrogación sobre lo que se hace o deja de hacer. Octavio Paz lo planteaba muy bien cuando afirmaba que la clase de hombres que más se necesitan en esta época no son los que afirman o los que niegan sino quienes dudan y se interrogan. Esta idea es muy vigente. Algo similar expone el argentino Alberto Manguel en el número del mes de mayo de la revista Letras Libres: “Como todos los inquisidores saben, las afirmaciones tienden a aislar; las preguntas unen. La curiosidad es un medio para declarar nuestra pertenencia al género humano”. Frente a toda la avalancha de discursos que buscan la estandarización la herramienta es la interrogación como punto de partida de la reflexión.
-Una de tus frases dice: “Es infructuoso dedicar intentar arreglar un mundo desajustado, deteriorado. Es mejor destinar esa energía a crear uno nuevo”. ¿Así lo crees?
-Las expresiones de Apuntes para el descubrimiento se han aplicado a la realidad concreta. Surgen y se relacionan con el actuar de los individuos. No son frases para un libro. Son enunciados que ahora llegan a un texto, pero que las personas con quienes interactúo han escuchado. Desde luego, constituyen un punto de vista. Habrá otros.
-Hay otra que quiero destacar: “Llega el momento de decidir entre la comodidad de la ambigüedad y la tranquilidad de la verdad. Es la decisión de ser pequeño o grande.
-Varias frases están relacionadas. Hay una tendencia del ser humano a mantenerse en dinámicas y situaciones cómodas aunque trastoquen su propia vida o las de otros. Tarde o temprano todo ocupa el lugar que debe tomar y no siempre de manera armoniosa. Llegado ese momento no debe dejarse que las inercias se impongan. Es mejor una decisión y en ella se reflejará la propia dimensión del decisor como persona.
-Sin tener una división formal por capítulos, el libro se divide en rubros concretos: presencias y ausencias, vivir, relaciones de pareja, familia, cultura, actitudes, erotismo. ¿A propósito dejas fuera un tema como la política?
-En efecto, no aparece como tal. Se incluye en medida que es una experiencia o un rasgo de la condición humana. Como cuando se apunta: “Hay quienes mantienen su pequeñez aunque ostenten grandes posiciones”. ¿Debe decirse más?
-Ninguno de tus libros ha tenido una presentación formal ¿Ahora sí la habrá?
-No, mantengo la idea de que lo más importante de un libro es que se lea. Acudiré a una pequeña jornada de firma de libros con los amigos de Comitán.
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