Gervaise de Latouche: tricentenario

Fotografía: Thomas Holm












David Santiago Tovilla

El próximo mes de noviembre, un tricentenario marginal será el de Gervaise de Latouche. Se trata de un escritor francés pionero de la literatura erótica. Su novela Historia de Dom Bougre, portero de los cartujos es la obra de contenido sexual más trascendente del siglo XVIII. 

Fotografía: Thomas Holm
Es conocida, también, como “Memorias de Saturnin” en referencia a su protagonista. A pesar de ser muy famosa en su época, en la actualidad, se ha quedado en el ámbito de los erotólogos o estudiosos del erotismo. En el contexto de la comercialización y tergiversación de la literatura sobre el eros debe recordarse que las fuentes originales, los clásicos, proporcionan los elementos suficientes para calificar lo que ahora llega de forma avasalladora sin tener la mínima visión liberadora que caracteriza a los mejores autores eróticos.

Fotografía: Thomas Holm
Leer Historia de Dom Bougre a doscientos setenta y cuatro años de su publicación es recordar que el logro de la literatura erótica es transmitir la emoción e intensidad con que se vive la realización de la sexualidad humana. En medida de que este logro se alcance puede acreditarse o no una verdadera aportación literaria en este rubro. 

El libro no es voluminoso. A esta altura tampoco es revelador de la vida licenciosa que llegó a vivirse en el interior de espacios religiosos. Antes como hoy, la vida sexual se ejerce sin proporción al tiempo y el lugar. Ocurre porque es parte de la condición humana, como bien apunta Latouche: “El placer es el primer móvil de todas las acciones de los hombres; está disfrazado bajo mil nombres diferentes, según los distintos caracteres”. 

La historia es, por tanto, sencilla, dividida en sólo dos partes. La primera con el iniciación sexual del personaje; la segunda con episodios de su madurez y el desenlace. El primer bloque es el más atractivo, rotundo, divertido. Va de la inspección genital a las sesiones maratónicas de placer, descritas con ingenio. Aunque es monotemático está lejos de aburrir y el paseo por las páginas es ágil y gozoso por la efectividad de su prosa.
Fotografía: Thomas Holm

Como buen exponente libertino, por momentos, Gervaise de Latouche diserta sobre la experiencia liberadora, la plenitud, el ejercicio de soberanía que implica la práctica sexual. Nada que ver con todos los prejuicios que difunden por todo el mundo los millones de ejemplares de Cincuenta sombras de Grey con sus nuevas maquilas: En la piel de Grey y El origen de Grey

Véase la exposición sobre el acto de follar: “¿Qué es la jodienda? La conjunción de un hombre y de una mujer; esa conjunción es natural o está prohibida por la naturaleza. Es natural, puesto que es natural que los dos sexos tienen en el corazón una inclinación invencible que los lleva, que os arrastra uno hacia otro; sí, esa inclinación está en el corazón del hombre y de la mujer indistintamente. 

La intención de la naturaleza era por tanto que fuera satisfecha indistintamente por el uno con el otro. La jodienda indiscriminada es una institución divina, un precepto grabado por la mano del Creador, y la jodienda discriminada es de institución humana”.

Fotografía: Thomas Holm
Se ve lo que se quiere y el lector puede detenerse en catalogar a la Historia de Dom Bougre, portero de los cartujos como un discurso anticlerical o mejor destacar el humor, la ironía, las peripecias o modificación del curso lineal de una acción. El texto de Latouche es constituyente de la biblioteca básica del erotismo. Hay que buscarlo y leerlo para celebrar su tricentenario.
Fotografía: Thomas Holm
Fotografía: Thomas Holm