Luis G. Berlanga fue uno de los personajes más importantes para la cultura, en España. El cineasta, fallecido en 2010, concibió y dirigió La colección de narrativa erótica La Sonrisa Vertical , publicada por Tusquets Editores. Su gran mérito fue crear una serie imprescindible en la materia. Con ello, logró dar a conocer y hacer circular títulos y autores que sería casi imposible conseguir.
En materia cinematográfica, su trabajo se rescata, en la actualidad, en un museo virtual, situado en: http://www.berlangafilmmuseum.com. Su talento dejó una película que puede considerarse como una de las veinte cintas de cine erótico mundial: Tamaño natural. El asunto del filme es, en apariencia, sencillo: el dentista Michel (Michel Piccoli) adquiere una muñeca sexual de manufactura única. La perfección de belleza y cualidades físicas antes sólo imaginadas. Al incorporarla a su vida Michel tiene esposa, amante y un envidiable fetiche femenino.
Tamaño natural no es la única película que coloca como coprotagonista a una muñeca amatoria. Sí es la que concentra toda la cinta en la función erótica del juguete de placer. En estos términos, no hay otra similar, hasta ahora. Existen tres producciones posteriores, destacables, pero todas con un énfasis diferente.
El título se refiere al fetiche adquirido: un juguete sexual, una extraordinaria muñeca de tamaño, complexiones y atributos naturales. En esa época, cuando se efectuó el filme, no existían las muñecas realistas de la actualidad. «La que fue usada en la película llegó a costar nueve millones de pesetas. Tanto subió el presupuesto que cuando el presidente de la Paramount se enteró, llegó a decir: "Por ese dinero que contraten a Brigitte Bardot y que se esté quieta"», relató Berlanga al periodista español Guzmán Urrero en una entrevista que puede leerse en el portal de Cuadernos de Cine y letras.
Desde luego, Berlanga ya idealizaba una compañía sexual con textura, composición y movimiento semejante a un ser humano, no las espantosas inflables que se consiguen en cualquier tienda sexual. Tan equiparable al ser humano es la creación especial para el filme que la primera toma es hacia los senos de la muñeca.
La muñeca adquiere diversos nombres: Catherine, Brigitte. El último nombre es Justine. ¿Será una referencia al texto del Marqués de Sade: Justine o Las desventuras de la Virtud? Aquél en donde dos hermanas huérfanas llegan al mismo fin por caminos diferentes. Una, Juliete, por el de la prostitución y otra, Justine, quien se decide a llevar una vida conventual sin contar con que la libídine aflora en las personas a la menor ocasión. Es probable porque, para Michele, su fetiche desplaza todo lo demás. Es su joven virtuosa que tendrá un final opuesto, del mismo modo como ocurre con el personaje sadiano. Con ella invierte su tiempo libre, sus visitas a la casa materna, sus paseos en la playa, hasta para ironizar: "¿Hay una diferencia entre el tejido celular y el poliuretano? Sí, hay una: el tejido celular siempre quiere un yate».
Sin aspavientos, Luis Berlanga aborda las conductas, la educación social, el contexto. Michel lleva a Justine a una tienda femenina para comprarle desde lencería hasta ropa formal. Se da cuenta cómo la dueña del negocio acaricia el pubis de la muñeca. Le dice que la deje para hacerle ropa a medida. Se Niega y compra y todo lo que tiene a la mano, aún sin probarlo. Desea evitar un encuentro lésbico entre la comerciante y su chica inanimada.
Michel se involucra con la efigie hasta separarse de su mujer. Hace el equivalente de una ceremonia religiosa y se va a vivir a un departamento que ocupó en su juventud. Es el factor que propicia el desenlace, porque el celoso amante se da cuenta de que la Muñeca fue usada, en su ausencia, por quien llegó a hacerle reparaciones al piso.
Comprueba los hechos. Procede contra la muñeca como un marido furioso al que han manchado la honra. El asunto se agrava con el hurto de la pieza por un borracho que la lleva a una barraca de albañiles. Los hombres hacen cola para pasar por el cuerpo de Justine. La virtuosa permutada en folladora. Avasallado, Michel decide el suicidio en pareja. Se lanza con su auto al río citadino de París. Conductor y máquina se sumergen. La muñeca flota. Un transeúnte se dispone a rescatarla. El sacrificio de Michel fue vano. Justine le robó la vida en todos los sentidos.
Queda claro que no importa la profesión o la escala social para la calentura y sus diversas expresiones. Un médico, una empresaria, un fontanero, unos trabajadores de la construcción si tienen la oportunidad harán uso de una encarnación femenina. El furor sexual, por algo, es inherente a todos. En la privacidad, puede ocurrir todo.
Tamaño natural es la más representativa cinta erótica en torno a la agalmatofilia, pigmalionismo o atracción sexual por estatuas y maniquíes desnudos.
10. Revista Número 393
Conexiones