Enrique Bunbury, Pepe Aguilar, MTV Unplugged


David Santiago Tovilla

Revista 10. Número 312

El 26 de noviembre, el canal de música MTV presentó el más reciente de sus conciertos especiales, denominados Unpluggedo desenchufado. El artista elegido para 2015 fue Enrique Bunbury. 

Desde luego, el anuncio generó gran expectativa porque el músico español tiene un espectáculo de corte teatral en sus presentaciones. Además, sí es un músico completo que atiende letra y arreglos de sus piezas. 

Sin embargo, el concierto que pudo ser una gran plataforma para consignar su talento, se quedó en lo tradicional: variaciones en el ritmo de algunas canciones, versiones más intimistas, invitados sorpresa, recuperación de melodías que les gustan a sus fans desde tiempos de su paso por el grupo Héroes del Silencio. En suma: en el MTV Unplugged se escucha a Bunbury, pero casi el de siempre, sin más ni menos. 

El video confirma que no hay mayor apuesta a la acostumbrada: hasta el equipo musical empleado es sencillo: batería, guitarras, bajo, coros. Lo más relevante es el empleo de diversos tipos de teclas: piano, mellotrón, piano Rhodes, órgano Hammond que encierran a su ejecutante en un cuadro. Hasta ahí.

Los conciertos de MTV Unplugged han servido para crear instantes memorables, momentos musicales extraordinarios, materiales inolvidables e irrepetibles. El de Bunbury no puede entrar en ninguna de esas categorías. Por ejemplo, Julieta Venegas, en 2008, tuvo la audacia de incorporar un instrumento de la música popular: una tuba, que le dio el sello y el rasgo particular a todo el disco. Eso logró que, en efecto, ese material de la Venegas no se parezca a ningún otro ni antes ni después.

Pero no hay que ir muy atrás. Sólo debe verse el año pasado. En 2014, el MTV Unplugged lo hizo Pepe Aguilar. Un disco sorprendente en toda la palabra. De esos que si aún no están en la fonoteca personal, debe conseguirse. Aquí hay una convergencia de capacidades: la del productor: Emmanuel del Real, “Meme” de Café Tacvba y la del propio cantante que puede ir de la balada pop, pasa por la ranchera, la música latinoamericana y hasta el rock en español con una interpretación de algo de Gustavo Cerati y un cierre a dúo con Saúl Hernández de Caifanes/Jaguares. 

Pepe Aguilar, en una de sus alocuciones, indica que la lección del MTV Unplugged es enseñar al artista a salir de su zona de confort: desplegar todo su potencial, atreverse, indagar, proponer, explorar. El cantante mexicano comentó con Ciro Gómez Leyva que ese disco le volvió a situar en lo que significa ser artista. No le dio pena decir que, en años recientes, se limitaba ya a grabar casi por inercia con la certidumbre del éxito. Pero con la producción del año pasado volvió a nacer, a retomar el espíritu de poner lo musical por delante de cualquier otro asunto. 

Y sí: de principio a fin, este trabajo se caracteriza por su riqueza, su polifonía. Hasta la pieza de banda tan desvirtuada, vulgarizada y comercializada, puede apreciarse acá con calidad. Todas las canciones incluidas, hasta una de la chilena Violeta Parra están con perfección adecuadas al estilo de Pepe Aguilar. 

La participación de sus invitados permite apreciar muy bien la personalidad musical de aquellos. Es decir: no avasalla, equilibra su presencia y la de los otros. El sonido refinado, armónico, puro, armónico, cruza todo el disco. Esto hace que el MTV Unplugged del año pasado se sitúe muy alto: llegue a la excelencia; y, el de 2015 sólo alcance una calificación suficiente.