Courbet triunfa sobre Zuckerberg


David Santiago Tovilla

Revista 10. Número 323

Ciento cincuenta años después de su creación, el cuadro El origen del mundo de Courbet, se impone. El espíritu insurrecto de su autor triunfa sobre la hipocresía de Mark Zuckerberg. Febrero de 2016 será recordado, también, porque una corte francesa dictaminó que Facebook puede ser demandada en Francia. El fallo es parte de un juicio promovido en 2011, por un usuario francés cuya cuenta fue eliminada por publicar una foto de la pintura expuesta en el Museo de Orsay de París.
Claro que no se trata de cualquier lienzo: es la máxima pintura realista de un tronco femenino desnudo con énfasis en la vulva. Un cuadro que la mayor parte de su existencia —1866— permaneció en las sombras. Su exhibición pública apenas data de 1995. Más de cien años admirado en la clandestinidad por sus poseedores. Coincide con eso que narra Mithu M. Sanyal en su magnífico libro Vulva. La revelación del sexo invisible, sobre la historia cultural de un término: Alrededor del penúltimo final del siglo, los términos “vulva”, “clítoris” y “labios vaginales” no aparecían en el diccionario, del mismo modo que hasta hoy la única palabra que indica el diccionario Webster para los genitales femeninos es “vagina”.

Mark Zuckerberg, al parecer, es lo que prevalece de esa corriente negadora de la sexualidad como el eje de la vida humana. Con la arrogancia para decidir qué comparten o no las personas en el mundo. Hasta ahora, con la seguridad que sólo podía ser juzgado en cortes americanas. Por eso, es tan trascendente la determinación de las autoridades francesas de proceder para proteger los derechos de un ciudadano francés. Inmejorable noticia porque la censura insensata de Facebook es algo cotidiano. El pasado 5 de febrero, eliminó un cuadro subido por el Museo de Arte de Philadelphia, de Evelyne Axell, pop art de 1964, porque le pareció que el helado que consume la mujer del lienzo tiene semejanza fálica y era “demasiado sugerente”. Desde luego, el Museo promovió el debate sobre esta absurda decisión tiránica de la red social.

Zuckerberg y compañía necesitan muchas lecciones como las de las autoridades francesas. Sobre todo porque sus sensores no son capaces de distinguir por lo menos entre fotografía y pintura. Mucho menos esperar un discernimiento sobre fotografía artística. No se requiere mayor observación para entender que los casos hoy comentados son obra plástica. Recuérdese, en septiembre de 2015 (Revista 10. Número 298), el comentario sobre la censura a una sombra femenina en el piso.

Los censores de Facebook también requieren con urgencia un mínimo de acercamiento al arte, para aprender a respetar a autores como Courbet. Ése de quien Gilles Néret, escribe en El erotismo en el arte: «Courbet es una fuerza de la naturaleza, un hombre de la naturaleza libre. Y sus mujeres son conscientes de ello. 

Con su cuadro El origen del mundo, con ese cuerpo, ese sexo, bello “como un cuerpo desnudo de Correggio”, Courbet va mucho más lejos. No solamente por ser el primer pintor que convierte el sexo de la mujer en tema central de un cuadro, sino también porque lo equipara a la naturaleza: la gruta silvestre en un bosque exuberante es realmente El origen del mundo. Ese eminente lugar entre los muslos, del que ignoramos si pertenece a a una duquesa o a una mondonga, nos conduce desde la mujer hasta la historia de la creación, del cuerpo desnudo al santificado, nos lleva a través del más íntimo camino del deseo amoroso. 

Courbet fue el primero en utilizar la expresión “obra de arte viviente”. A artistas como Courbet, Rodin, Modigliani, Picasso o Brancusi, vehementes defensores del sexo y poseedores de la llave mágica que abre todas las puertas, debemos que el arte moderno se haya desembarazado de los tabús, que el triángulo mágico vuelva a estar hendido, que el vello vuelva a crecer en el pubis de las estatuas». Alguien debía platicárselo a Mark Zuckerberg.