David Santiago Tovilla
Revista 10. Número 323
Claro que no se trata de cualquier lienzo: es la máxima pintura realista de un tronco femenino desnudo con énfasis en la vulva. Un cuadro que la mayor parte de su existencia —1866— permaneció en las sombras. Su exhibición pública apenas data de 1995. Más de cien años admirado en la clandestinidad por sus poseedores. Coincide con eso que narra Mithu M. Sanyal en su magnÃfico libro Vulva. La revelación del sexo invisible, sobre la historia cultural de un término: Alrededor del penúltimo final del siglo, los términos “vulva”, “clÃtoris” y “labios vaginales” no aparecÃan en el diccionario, del mismo modo que hasta hoy la única palabra que indica el diccionario Webster para los genitales femeninos es “vagina”.
Mark Zuckerberg, al parecer, es lo que prevalece de esa corriente negadora de la sexualidad como el eje de la vida humana. Con la arrogancia para decidir qué comparten o no las personas en el mundo. Hasta ahora, con la seguridad que sólo podÃa ser juzgado en cortes americanas. Por eso, es tan trascendente la determinación de las autoridades francesas de proceder para proteger los derechos de un ciudadano francés. Inmejorable noticia porque la censura insensata de Facebook es algo cotidiano. El pasado 5 de febrero, eliminó un cuadro subido por el Museo de Arte de Philadelphia, de Evelyne Axell, pop art de 1964, porque le pareció que el helado que consume la mujer del lienzo tiene semejanza fálica y era “demasiado sugerente”. Desde luego, el Museo promovió el debate sobre esta absurda decisión tiránica de la red social.
Zuckerberg y compañÃa necesitan muchas lecciones como las de las autoridades francesas. Sobre todo porque sus sensores no son capaces de distinguir por lo menos entre fotografÃa y pintura. Mucho menos esperar un discernimiento sobre fotografÃa artÃstica. No se requiere mayor observación para entender que los casos hoy comentados son obra plástica. Recuérdese, en septiembre de 2015 (Revista 10. Número 298), el comentario sobre la censura a una sombra femenina en el piso.
Los censores de Facebook también requieren con urgencia un mÃnimo de acercamiento al arte, para aprender a respetar a autores como Courbet. Ése de quien Gilles Néret, escribe en El erotismo en el arte: «Courbet es una fuerza de la naturaleza, un hombre de la naturaleza libre. Y sus mujeres son conscientes de ello.
Zuckerberg y compañÃa necesitan muchas lecciones como las de las autoridades francesas. Sobre todo porque sus sensores no son capaces de distinguir por lo menos entre fotografÃa y pintura. Mucho menos esperar un discernimiento sobre fotografÃa artÃstica. No se requiere mayor observación para entender que los casos hoy comentados son obra plástica. Recuérdese, en septiembre de 2015 (Revista 10. Número 298), el comentario sobre la censura a una sombra femenina en el piso.
Los censores de Facebook también requieren con urgencia un mÃnimo de acercamiento al arte, para aprender a respetar a autores como Courbet. Ése de quien Gilles Néret, escribe en El erotismo en el arte: «Courbet es una fuerza de la naturaleza, un hombre de la naturaleza libre. Y sus mujeres son conscientes de ello.
Con su cuadro El origen del mundo, con ese cuerpo, ese sexo, bello “como un cuerpo desnudo de Correggio”, Courbet va mucho más lejos. No solamente por ser el primer pintor que convierte el sexo de la mujer en tema central de un cuadro, sino también porque lo equipara a la naturaleza: la gruta silvestre en un bosque exuberante es realmente El origen del mundo. Ese eminente lugar entre los muslos, del que ignoramos si pertenece a a una duquesa o a una mondonga, nos conduce desde la mujer hasta la historia de la creación, del cuerpo desnudo al santificado, nos lleva a través del más Ãntimo camino del deseo amoroso.
Courbet fue el primero en utilizar la expresión “obra de arte viviente”. A artistas como Courbet, Rodin, Modigliani, Picasso o Brancusi, vehementes defensores del sexo y poseedores de la llave mágica que abre todas las puertas, debemos que el arte moderno se haya desembarazado de los tabús, que el triángulo mágico vuelva a estar hendido, que el vello vuelva a crecer en el pubis de las estatuas». Alguien debÃa platicárselo a Mark Zuckerberg.
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