“Metafactos”, instalación de Milagros Lara

DAVID TOVILLA


Una instalación aspira a que el espectador sea parte de esa experiencia artística. Aquella generada cuando se ingresa al espacio en que la obra se ha desplegado. Es un género que forja una mayor conexión y reflexión. Es un trabajo pensado en la interacción. Un diálogo pausado que se reactiva cuando la invitación del autor obtiene una respuesta, cualquiera que sea: acción, pensamiento, gesto.

Milagros Lara presenta Metafactos, en la sala Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), del Museo Fernando García Ponce MACAY. Una expresión de su múltiple proceso creativo. Ahora, es esta instalación; recién acaba de levantar una exhibición de dibujos, en una galería.

Metafactos es una reelaboración en todo momento. Desde que la artista ubicó las piezas en la vía pública, las asimiló e inscribió en su universo y les planeó un nuevo contexto. Milagros Lara induce a transformar las asociaciones mentales con el mundo cotidiano. Los objetos al ingresar a una narrativa artística pierden su condición original para ser pistas en el tablero de la imaginación. “Caminen en el interior”, “transpongan”, “toquen”, “hagan funcionar”, “rearmen” es la invitación de la creadora. Reelaboren, conmina a todos.

Una herrería cuadrangular cercana al acceso principal. ¿Es una puerta hacia ese campo de instrumentales? ¿Una ventana para obligarse a ver desde esa perspectiva el cúmulo de enseres? ¿Un marco herrumbroso para adornar una zona? Cada uno de los elementos que llegaron a Metafactos lo hicieron no por un capricho, sino por intuición de la artista. Un fulgor en el momento del hallazgo, en el que los propios enseres piden dejar de ser, permutarse en otra entidad. Para constituir ese “algo más” que lleva a una idea, a otra. Una reconversión ad infinítum a través de cada persona que visita la sala.

Hay otro referente en el planteamiento de Milagros Lara: el tiempo. Todo lo integrado tiene su vestigio. Desde el mes de mayo están en el MACAY, como estuvieron antes en otro sitio y como no estarán después de julio, cuando la instalación se levante. La temporalidad se percibe en cada fragmento. ¿Desde cuándo existen? ¿De dónde vienen? ¿Qué huellas conservan? Son dudas, pero tampoco importa, porque lo trascendente es su capacidad de significación. Hoy, tienen una disposición; tendrán otra, con los días y si las visitas entran a la dinámica.

Formas, texturas, combinaciones hechas desde una aparente candidez o inocencia. Sin embargo, Milagros Lara conduce, con su propuesta, a algo urgente para el siglo veintiuno: regresar a pensar. Oponer las capacidades pensantes, sensoriales, creativas y que hace al ser, humano; frente a la estruendosa exaltación de los antivalores que se padece todos los días. Esa es la gran aportación de Metafactos: llevar a la mente más allá de los artefactos…