Amador Montes en Lux Perpetua Art Centre

DAVID TOVILLA

Pocas veces una exposición logra mantener al espectador en la misma frecuencia emotiva. Amador Montes lo consigue en Vesania… o nada, expuesta sólo durante dos semanas más en Lux Perpetua Art Centre.

Desde el primer cuadro, Montes introduce a una atmósfera equilibrada, serena. Evita recurrir a la provocación temática o la estridencia del color para cautivar. La conexión es inmediata porque la obra habla desde los sentidos ordinarios. Colores suaves, texturas degradadas, motivos y rasgos sencillos, cuya articulación comunica amenidad. Es: agradable por su armonía, convincente por su sinceridad, aprehensible en sus elementos visuales representados.


La obra de Amador Montes puede apreciarse mejor al tener las admirables condiciones de exhibición de Lux Perpetua Art Centre: iluminación, intimidad, entre ellas. Para detenerse el tiempo necesario en cada cuadro de mediano o gran formato. Para compartir esa plenitud gozosa que el autor oaxaqueño realiza en el pintar y transmite en el material presentado. Para recordar que la existencia está vinculada a los detalles y que éstos constituyen el catálogo personal inacabado, enriquecido con cada experiencia de vida. Por ejemplo, ese perfilado cangrejo que recibe un baño de luz: ¿es aquel, incinerado vivo con crueldad por unos adolescentes en la playa? ¿el que emulaba Eréndira al moverse en el texto de Gabriel García Márquez? Son esos y muchos otros porque es la alusión a los recuerdos de quien se sitúe enfrente. La personal textura nubarrada trabajada por Montes también remite al tiempo y lo que éste deja en todos.


En la obra hay presente y pasado. El futuro no tiene porqué inquietar porque siempre llega y no se sabe dónde, cuándo, qué. En cambio, esa carga de información de lo que se fue y es siempre incide en la manera de sentir, pensar, actuar. Es la educación social para apreciar, responder, amar. Un cuadro puede ser una declaración de afecto. Montes reitera cuatro frases en los únicos agregados escritos en la obra. Un nombre indicador de algo más que una simple enunciación: “Carmen”; una dedicatoria que al mostrar una afirmación de exclusividad encierra la negación colectiva: “para ti”; una demostración temporal contundente que impide cualquier pregunta: “siempre”; una decisión que se convierte en una práctica de vida: “contigo”.


Vesania: locura, demencia, furia dice la academia. Esta es diferente. Es furor creativo, construcciones libres de las reglas y la severidad del raciocinio, verdad pictórica con la poesía como herramienta.