DAVID SANTIAGO TOVILLA
Impresionantes bordados con seda, hilo de oro y plata. Vestuario que conjuga sofisticación, elegancia, solemnidad, refinamiento por ser parte de un acto con y para la divinidad. Es un privilegio tener a la vista estas prendas en donde destaca el esmero por el detalle, la exigencia profesional, la dedicación. Se trata de la exposición temporal, inaugurada el 8 de julio, en la Galería de Arte Sacro, de la Arquidiócesis de Yucatán y a observarse durante los tres meses siguientes.
Visitar este espacio es una grata experiencia multiplicada porque puede admirarse el majestuoso ex convento de San Francisco de Asís. Aposentos, pasillos, espacios abiertos invitan a caminarle y dedicarle tiempo. Ubicada en el centro de Conkal, a diez kilómetros de la Plaza Altabrisa de Mérida, se ingresa en otra dimensión. El visitante es situado en este entorno de quietud, devoción y respeto.
El arte sacro es aquel que va más allá de la temática religiosa para ser parte de la liturgia o celebración ritual. Por eso, en la Galería de Arte Sacro se aprecia y aprende. Es una exposición con variedad de objetos, por lo que se mantiene el interés de principio a fin. Porque lejos de encontrarse con algo ya visto con reiteración, se aportan elementos que no pueden verse en otra circunstancias. El empeño del sacerdote Ricardo Ordóñez López ha sido fundamental para que la Arquidiócesis exponga sus tesoros artísticos.
Así, por estos días, se suma una sala más a las seis con la muestra permanente. A la vista, la vestimenta que se ha utilizado en algunas ceremonias: de las funerarias hasta las festivas. Una colección de casullas, como se denomina a la pieza central exterior que viste el sacerdote al celebrar la misa. Por sí solas transmiten la formalidad en que se emplearon y el requerimiento al que atendieron. Colores y materiales vistosos. Muchas texturas. Bordados de una hermosura que, por la distancia y el contexto, no se aprecian como en este lugar acondicionado con tino y consideración al espectador.
El centro de la sala temporal es ocupado por el ornamento que cubre la cabeza de los obispos en los actos ceremoniales: mitras preciosas. Especial mención merece esa que tiene una reproducción fiel, de la virgen de Juquila, adornada con los racimos de uva de la alegría espiritual. O bien, esa otra que exalta la figura del Cordero de Dios. Entidades especiales que ilustran, con suficiencia, su sentido místico.
Historia y testimonio se conjuntan con la devoción en las salas permanentes. Un enorme óleo, La adoración de la Santa Cruz, encargado para conmemorar el IV Centenario de la fundación de Mérida. Un cuadro único, de 1769, de la Virgen de Izamal. La custodia monumental del Primer Congreso Eucarístico de 1942. La corona a la Virgen de Guadalupe, trabajada en 1945, en cuyo centro incluye la visualización geográfica del estado de Yucatán. El manto, único vestigio del destruido Cristo de las Ampollas, prueba de la irascibilidad y la intolerancia religiosa que, años después de los sucesos en la catedral de Mérida, alcanzó en el país la magnitud de un conflicto armado conocido como la Guerra Cristera. Desde su magnificencia como objetos dicen, señalan, narran.
La Galería de Arte Sacro dedica una sala a la representación de la Misa tridentina o misa tradicional, cuya característica central fue que los oficiantes no daban la espalda al altar y se dirigían a éste no al público. Oportunidad para recordar la trascendencia de las modificaciones que llegaron con un concilio vaticano.
Sede, contenidos de calidad, diversidad, hacen de la Galería de Arte de la Arquidiócesis de Yucatán un sitio muy recomendable para ser incluido en la agenda.
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