¡Adiós, Hefner! Gracias por Playboy

Fotografía: Dan Kitwood

DAVID SANTIAGO TOVILLA

Ahora sí, el siglo XX fenece. Ocurre cuando muere uno de sus grandes referentes culturales. El 27 de septiembre falleció Hugh Hefner, creador de Playboy. Si bien en la actualidad la revista impresa ya no representaba el gran negocio que significó en su nacimiento, su impacto en generaciones tiene su mérito indudable. La publicación ha tenido que experimentar para mantenerse en un mundo en el que internet pone todo a la mano.

Hugh Hefner y el icono del conejito son ya imperecederos. Sobre todo, porque Playboy no se trató de una revista para caballeros: se trata de un concepto, vinculado a una identidad que se impuso en el mundo aún antes de la tendencia global.

Vale la pena recordar ese excelente trabajo de Beatriz Preciado, publicado por Anagrama, hace siete años: Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en Playboy durante la guerra fría. Aquí, algunos subrayados de esa incomparable disección:

  • Playboy inventó nuevos modos de producción de sentido y subjetividad que iban a caracterizar la cultura americana de finales del siglo XX.
  • Playboy no sólo construía un nuevo consumidor masculino urbano, sino que diseñaba un nuevo tipo de afecto, de deseo y práctica sexual distinto al que dominaba la ética del “breadwiner”: el decente trabajador y buen marido blanco y heterosexual promovido por el discurso gubernamental americano tras la Segunda Guerra Mundial.
  • “Fue la punta de lanza de una mutación en curso en los lenguajes dominantes que conducirían a la consolidación de nuevas identidades sexuales, nuevas formas de masculinidad y feminidad, capaces de funcionar como nuevos centros de consumo y producción.
  • “La heterosexualidad libertina y polígama de Playboy, “limpia”, “sana” y “racional”, se alzaba como un nuevo modelo de salud psicosocial: mientras que la represión y la culpa estaban del lado del matrimonio monógamo, la libertad y la diversión caracterizaban la nueva práctica de la heterosexualidad sana.
  • “El éxito sexual del playboy y su conquista del espacio hogareño dependían de su capacidad para excluir de su nuevo ámbito posdoméstico tres formas de feminidad que habían dominado hasta entonces el espacio interior: la madre, la esposa y el ama de casa.
  • “Hefner no dudará en describir la concepción de la playmate como la creación de una nueva subjetividad política cuya envergadura es comparable a la nueva propuesta por el movimiento feminista: “Playboy se proponía hacer realidad un sueño americano, inspirado en las ilustraciones y fotografía en los calendarios de los años treinta y cuarenta: la intención era transformar a la chica que vivía justo al lado en un símbolo sexual. Y esto significaba que había que cambiar muchas cosas respecto al tema de la sexualidad femenina para comprender que hasta a las chicas bien les gustaba el sexo. Era un mensaje muy importante, tan importante como todas las luchas feministas”.
  • “Si, dejando de lado todo juicio moral, es posible concebir la pornografía como una representación de la sexualidad que aspira a controlar la respuesta sexual del observador, puede decirse que la Mansión Playboy es nada menos que un mecanismo pornográfico multimedia que, para mediados de los años sesenta, comprendía ya arquitectura, prensa, televisión, difusión cinematográfica.
  • “El éxito de Hefner se explica por su capacidad para convertir las antiguas formas de consumo sexual, confinadas antaño al ámbito de los burdeles, en simple representación y consumo audiovisual".

    Hefner supo mantener su concepto hasta su muerte. Ahí están las fotos de la colección Magnum Photos en donde diseñaba la revista, desde joven, con su cómoda bata casera. Esa imagen le acompañó hasta la muerte. Así le recordarán todos: relajado, desparpajado, rodeado de bellezas, en una mansión que ya no le pertenecía pero aún habitaba por contrato. Con gran visión, compró el terreno al lado del lugar en donde está enterrada Marilyn Monroe. Alimentará la leyenda aún post mortem  ¡Adiós Hefner! Gracias, por siempre, por Playboy.