DAVID SANTIAGO TOVILLA
Lo relevante de las precampañas ha sido el éxito individual de la canción del Partido Movimiento Ciudadano (MC). No es una casualidad. Desde hace años, se observa que esa fuerza política, entonces un poco marginal, decidió profesionalizar su comunicación política. En 2018, se conjuntaron varios factores para hacer viral un trabajo que ya había impulsado desde el proceso federal de 2015. Desde entonces, su campaña era efectiva porque era atinada en la capacidad de recordación. Hoy es similar: a quienes han cuestionado que nada dice esa melodía pegajosa; eso es cierto, pero se recuerda. De nada sirven esos materiales en donde los políticos salen a echar rollos, pero se diluyen en la marea de mensajes.
La profesionalización de las campañas ha sido un proceso lento. En algunas entidades, aún más. En otras, se hace de manera parcial al acudir a profesionales que resuelven muy bien lo visual, lo estético, pero sin los ingredientes de la comunicación política.
Esto lo entendió bien el dirigente Dante Delgado desde el cambio de nombre de su partido: de Convergencia Democrática a Movimiento Ciudadano. El consultor Adolfo Pérez relató su experiencia en un Seminario de Comunicación Política, en enero de 2013. Narró que el cambio de nombre se hizo tan sólo a tres meses de un proceso electoral. A un mes en promedio de las elecciones, las mediciones arrojaron luces rojas por lo que se requería una campaña emergente. El estratega explotó la identidad del color partidista: naranja y en lugar de entregar folletos o un cartel, distribuyeron el fruto de verdad. Repartieron cincuenta toneladas de naranjas. Con ello, cambió la campaña tradicional por algo que implicó a los sentidos: tacto, vista, gusto. Movimiento Ciudadano recuperó el ochenta y cinco por ciento del voto duro que había perdido.
El primer número de la revista Washington Compol incluyó un artículo de Lula Bueno sobre spots de campaña. Ahí, enumeró dentro de sus lecciones: “No escatimes en la realización. Hay ideas geniales ahogadas sin piedad por una mala realización. Contrata a los mejores profesionales… La música te da el 50% de la emoción. Olvídate de las librerías de música y consigue buenos compositores.” Eso fue lo que, con visión, se percibe, hizo Movimiento Ciudadano. Desde el 2014, contrataron al músico y productor Moisés Barba. Desde entonces se creó la canción ahora exitosa. Estuvo en los spots de las elecciones de 2015 con un concepto de pluralidad de locaciones e instrumentos musicales que iban desde la tuba popular hasta el violoncelo de la música clásica. Todo el video era acorde al nombre del partido: personajes en movimiento. En efecto, de los videos más memorables de la anterior jornada electoral.
Ahora, el jingle se ha dejado en la interpretación de un niño y se ha reducido a un grupo huichol. Es el viral de enero de lo que va del año. Ángel Soto, en Milenio consignó “el secreto” que la hace pegajosa: “Rihanna, Sam Smith, Coldplay, Taylor Swift, Ed Sheeran y un montón de músicos tienen canciones que usan los mismos cuatro acordes que oímos en “Movimiento Naranja”. En otras palabras, algunas de las canciones más populares de los últimos años comparten el mismo esqueleto musical.” Continúa: “¿Es una coincidencia? Por supuesto que no. Moisés Barba –autor y productor- era completamente consciente de que estos cuatro acordes están tatuados en nuestra memoria y que utilizarlos nos haría reconocerlo al instante (de manera inconsciente, claro). Es, al mismo tiempo, genial y truculento.”
El éxito del audiovisual y la rentabilidad que pueda tener para el partido en cuestión están asociados a la profesionalización de su comunicación política. Se decidieron, comprobaron su efectividad y, hoy, su apuesta comunicacional está por todos lados. Aprende quien así lo desea; quienes no prevalecen en sus arcaicas formas de no comunicar.
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