El 9 de junio se convirtió en una fecha aciaga desde el 2020: falleció Pau Donés, líder del grupo Jarabe de Palo. A su fallecimiento lo trasciende su actitud de vivir con luminosidad hasta el último momento y su deseo de permanecer, plasmado en sus canciones, el libro 50 palos y sigo soñando y el documental Eso que tú me das.
Hay quienes se victimizan, apocan y hablan de cuando ya no estén; renuncian a sus responsabilidades para que a su fallecimiento otros resuelvan lo que ellos no arreglaron en vida. Cuando se van, lo que se recuerda es su derrota anticipada. En contraparte, Pau Donés encaró el cáncer con energía: lejos de arrinconarse o disminuirse, lo desafió y realizó todo lo que pudo, mientras tuvo oportunidad.
Alcanzó su objetivo de permanecer por su música y pensamientos. Ese estribillo pegajoso de La flaca es imperecedero y universal: «Por un beso de la flaca / Daría lo que fuera / Por un beso de ella / Aunque sólo uno fuera / Aunque sólo uno fuera».
En 2017, publicó el libro 50 palos y sigo soñando. En aquel momento, parecía que había triunfado en la inmisericorde batalla contra el cáncer. No se cruzó de brazos y se aplicó en poner por escrito convicciones, inquietudes, ideas. Nada que apunte a un texto de superación personal: un libro auténtico y atractivo por los temas puestos a discusión.
Por ejemplo, Pau Donés propone una noción diferente para la tristeza: «Es tremendo. Resulta que vivimos en un mundo tan feliz que no se puede estar triste, hay que estar siempre contento. En esta sociedad en la que vivimos hay que estar siempre alegre, pase lo que pase, te sientas como te sientas. O sea, que, aunque estés jodido tienes que aparentar que estás feliz.Hoy estoy triste, sí, ¿y qué pasa? Si no te sonrío, si no estoy hablador, si no te río las gracias o simplemente me ves alicaído, pues no te preocupes. Eso quiere decir que tengo un día triste como lo puede tener cualquiera. Ya se me pasará, la tristeza es un derecho que ostentamos por el solo hecho de ser humanos y tener sentimientos. Por lo tanto, debe ser respetado».
También, es destacado su apunte sobre una manera de amar: «Le pregunté que por qué, teniendo novio y queriéndole como le quería, se había acostado conmigo. Ella me contestó que, porque yo era un angelito, y los angelitos no cuentan. A un angelito le quieres tanto que es imposible olvidarte de él, tan imposible como llegar a tenerlo para siempre, porque entonces deberías cortarle las alas, y dejaría de ser tu angelito. A un angelito lo quieres para siempre porque sabes que nunca te va a hacer daño, que siempre que estés con él serás feliz».
«Me encantó la historia de los angelitos, porque era una historia que hablaba de amor y amistad. Y es que es así: entre los angelitos no hay marrones, ni malos rollos, ni discusiones por la cara, ni celos. Entre los angelitos hay amor, cariño, respeto, amistad y alegría. Los angelitos no se poseen, no se gritan, no se reprochan. Tampoco se enfadan porque no se dan motivos para ello. Solo se ven cuando los dos quieren, y si uno no quiere no pasa nada. Y cuando uno está de mala leche, pues se la guarda para soltarla contra una pared, pero nunca contra otro angelito. Los angelitos solo se quieren. Se quieren de verdad. No sé qué es mejor, si esto o lo otro, pero de lo que estoy seguro es de que el amor tiene que ser tan intenso como verdadero. En la verdad está el secreto. Creo que es ahí donde se genera la confianza necesaria para querer, en el sentido más bello, potente y amplio de la palabra».
Pau Donés suscribe la declaración que mantuvo hasta los días finales: «Haré lo posible por seguir vivo. Morirme ahora no me va bien. La vida y la muerte, porque se trata de eso, de nada más. Yo elijo vida, me gusta estar aquí. La vida es un regalo, y cuanto más tiempo paso en este mundo más consciente soy de que son las pequeñas cosas las que por un instante te hacen feliz, pero que sumadas hacen que vivir sea una experiencia única, fascinante e irrepetible. ¡Qué poco sabemos de la vida y qué poco de la muerte! Pero ¿para qué saber más? La cuestión es vivir y morir a gusto. Tengo ganas de hacer muchas cosas. No me gustaría irme teniendo la sensación de que me quedé corto. Ya he disfrutado de la mitad de mi vida y me dispongo a ir a por lo que me queda. A tope, sin medias tintas, hasta que el cuerpo aguante. Y el día que no aguante…, adiós muy buenas y que me quiten lo bailao… O mejor, que no me lo quiten».
Ese 2020, el creador aún preparó un nuevo disco: Tragas o escupes. En el mes de mayo, se supo que el final era inminente. Dieron celeridad a las grabaciones, en especial del video de una de las canciones: Eso que tú me das. Pau Donés invitó al comunicador Jordi Évole a conversar. El equipo de filmación acudió al lugar en donde el artista decidió habitar en esa etapa. Ahí se grabó el documental que lleva el mismo nombre de la melodía de su último videoclip: Eso que tú me das. Una entrevista que no es tan popular, ni muy accesible, por lo que merece consignar la liga para verse aquí.
Fue un momento difícil. Tanto que Évole no puede, de entrada, hacer preguntas. Donés le consulta si tiene miedo y está impresionado por su condición deteriorada y con una sonda a la nariz. Pau dice que esa es la realidad en ese momento y no puede evadirse. Debe normalizarse esa visión de una persona enferma: lo real, no el ideal.
Una conversación complicada por la circunstancia y que Évole, con sinceridad, le dice: «Sabes que esto se va a transmitir cuando ya no estés». Donés, con humor, indica que sí, como el gag de las películas: «Si usted ve esto es porque he fallecido». De nuevo, documenta, durante una hora, su pasión de vivir. Comenta que lo normal es se hagan homenajes musicales y lo que pide, de ocurrir, es que se hagan bien; esto es: no con un fin comercial sino como una celebración con música de calidad.
La parte final de la charla es estrujante: cambian de escenario. Acuden a un descampado en donde Pau gusta estar y estuvo muchas veces. El entrevistador le pide que cante una última melodía. Donés interpreta, con dificultad El sitio de mi recreo, de Antonio Vega: «Donde nos llevó la imaginación / Donde con los ojos cerrados / Se divisan infinitos campos / Donde se creó la primera luz / Germinó la semilla de cielo azul / Volveré a ese lugar donde nací… Silencio, brisa y cordura / Dan aliento a mi locura / Hay nieve, hay fuego, hay deseo /Ahí donde me recreo». Con ese golpe emotivo cierra el documental. No hay ni una palabra más qué decir. Dos semanas después de este encuentro: el 9 de junio, la existencia de Pau Donés se apagó.
En la plática, el músico revela que su última canción: Eso que tú me das, es un agradecimiento festivo, animado, gustoso a todas las personas que escucharon y escuchan sus canciones; o bien contribuyeron al éxito de Jarabe de Palo y le recordarán. Son días, entonces, para volver a escucharla —con la dimensión que dice Pau Donés—, leer su libro y ver el documental de su postrimera conversación. Celebrar, así, su vida más que lamentar su muerte y decir con él: «vivir es urgente».
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