DAVID TOVILLA
DIARIO POPULAR ES!
El argentino Antonio Elio Brailovsky obtuvo el Premio de Dramaturgia 1992, convocado por la Universidad Veracruzana (UV) y la revista Tramoya. La obra triunfadora se titula: Memorias y olvidos de José de San MartÃn.
El autor comenta, inicialmente, su participación en el concurso y sobre el trabajo triunfador: "La UV llamó a un concurso de obras de teatro vinculadas con el Quinto Centenario. La mÃa se refiere al libertador San MartÃn. Narra la historia de cómo por intereses de poder se toma a un hombre de carne y hueso para transformarlo en una figura de bronce".
La obra presenta a San MartÃn en el centro del escenario y a un costado suyo a un representante de la llamada "Generación del 80", grupo oligárquico con un proyecto similar al del "porfiriato" en México. Diferenciados solamente en el gobierno de varias personas en aquel lugar y una en éste, pero unidos ideológicamente en el interés de modernizar el paÃs, europeizarlo, borrar las raÃces ancestrales, ligarse al capital trasnacional y mantener segregados a los sectores populares: "Ese proyecto de paÃs necesitaba reescribir la historia y lo hicieron figurándose que escribÃan La IlÃada y La Odisea. San MartÃn era el héroe máximo y debÃa ser un hombre homérico, puro, perfecto".
"San MartÃn narra su historia escrita en el exilio. El otro personaje va corrigiéndolo, reescribiendo como puede. San MartÃn vuelve a entrar y rehace la escena que no es aprobada por la censura. Esta es la forma de irlo deshumanizando".
Brailovsky dice que en México se tiende a humanizar a los héroes, en Argentina es distinto: "Está prohibido decir que San MartÃn tenÃa un amante, porque el héroe es de bronce. Cargamos con una historia mentirosa que nos cuentan. El argentino siente que le han robado su pasado, su memoria. Este contraste es muy fuerte al llegar a México, donde los conflictos del pasado tienen importancia; en el que algunos toman posición, pero confluyen en un punto de vista: vinimos de una historia trágica. En Argentina no: vivimos una historia oficial en donde existen sólo buenos y malos como en una pelÃcula de cowboys. Con ello, hay una corriente de pensamiento que trata de agregarle matices a esa historia tan lineal".
—Esa corriente ¿ha reforzado su posición con las proclamas por "el fin de la historia"?
—Quizá en sectores cercanos al presidente de la nación se use un lenguaje como ese. El grueso de la intelectualidad considera que cada sector dominante cree que la historia termina con él; sin embargo, la historia sigue. La caÃda de los bloques del Este o el auge del consumismo no agota los conflictos sociales, mientras estos existan habrá historia.
—Ha referido a una historia tejida minuciosamente desde el poder, adjetivándola como "oficial"; hecho que relaciona después con la figura presidencial. ¿Qué opinión tiene del presidente Saúl Menen?
—En Argentina la figura presidencial es mucho más débil que en México. Aquà es el jefe de Estado y se nota su presencia. Allá, cuando los militares se retiraron del gobierno en 1984, dejaron un Estado desmantelado: el presidente es una figura simbólica, con muy poco poder real y hace lo que los grupos de poder le permiten. Raúl Alfonsinentró en conflicto con ellos y debió retirarse antes del término constitucional de su mandato. Menenestá dispuesto a no pelearse con nadie, de manera que terminará cómodamente su mandato; esto hace que para unos sea una figura simpática, para otros odiada, pero nadie piensa que el poder real esté en la Casa de Gobierno. Por tanto, la influencia ideológica tampoco se da: frente a las opiniones de Menen unos aplauden, otros rÃen; de ninguna manera es un ideólogo.
—Todos recuerdan su declaración de guerra a Sadam HuseÃn ...
—Hace eso, pero se define jugando al tenis o saliendo con coristas. No es ideólogo ni estadista. AlfonsÃn lo intentó, pero no pudo. No le dieron las condiciones polÃticas, pero lo intentó. Menen da la impresión de que se sentó y pregunto ¿qué hacer para que no me echen? Ha dado varias rectificaciones de decretos, lo cual da la impresión de que firma sin leer.
—¿Cómo actúa la sociedad frente a esa debilidad institucional?
—En este momento los sectores populares están desmovilizados. Hay muy poca participación real de la sociedad porque la dictadura militar asesinó sistemáticamente a lÃderes barriales o campesinos, de cualquier ideologÃa. Es decir, gente capaz de organizar a grupos comunitarios, asesinados al acusárseles de "guerrilleros", pero si hubieran existido unos cuantos miles de guerrilleros armados en Argentina hubieran tomado el poder. De hecho, no los hubo: no se dio una guerra civil, fue una represión en un solo sentido y una pequeña guerrilla. Esto hace que los sectores comunitarios hayan perdido la memoria, empiecen de vuelta y no tengan la tradición de enseñanza al joven, en lo que fuere y con laideologÃa que fuere.
Antonio Elio Brailovsky continúa: "En Argentina quedan dos partidos polÃticos muy profesionalizados, con militantes a sueldo y pocos voluntarios. Militantes que son funcionarios públicos o asesores parlamentarios, quienes abren locales juntan firmas, etcétera. Ese es uno de los puntos de activismo polÃtico. En otro, están las quejas o protestas. De ellas la máquina importante ha sido la de docentes porque presupuestariamente la educación pública es postergada. En todas las áreas de la sociedad alguien se queja, pero no en forma masiva".
Habla de los intelectuales y el proceso de democratización: "los intelectuales participaron activamente en el gobierno anterior, quien los convocó y colocó en puestos importantes. Con el gobierno actual hay poca participación, cada quien trabaja en lo suyo: publicar un libro, llevar a escena una obra de teatro, pero un movimiento es escaso, débil.
"Un intelectual puede constituir una voz contundente que la sociedad escucha, pero son casos individuales. Por ejemplo, el presidente Menen lanzó la propuesta de implantar la pena de muerte. La escritora MarÃa Elena Wolf publicó un poema en dos páginas en la sección cultural del diario de mayor circulación en el paÃs El ClarÃn. Ese trabajo logró echar atrás el proyecto mencionado. No fue un movimiento de intelectuales, fue una mujer. Actos polÃticos de mucha incidencia hechos por intelectuales en forma individual, los hay.
Brailovsky, literato, no puede dejar de ilustrar sobre la producción literaria en su paÃs: "En los primeros momentos de la democracia -entendida como la etapa posterior al retiro de los militantes del poder— tuvimos un auge de literatura con tema histórico-polÃtico: ensayo teórico y mucha denuncia; es decir, literatura testimonial donde los personajes huÃan de la policÃa o eran torturados, reflejaban los dramas de la gente que vivÃa fuera del paÃs. Esto aparece en algunas pelÃculas como Sur de Solana.
"En estos momentos se lee poco de literatura. Hay un auge de libros periodÃsticos que suele ser al estilo del best seller norteamericano: con mucha información de quién sobornó o se acostó con alguien, quién cambió de partido. Este tipo de libros son el boom editorial. A la par se da un principio de apertura a los textos de ecologÃa. Argentina entra muy tarde a este movimiento y los editores están descubriendo que el tema existe.
"Existen dificultades para imprimir novelas. Salvo en editoriales muy grandes como Planeta y Sudamericana. Cuento es casi imposible de publicarse y la poesÃa tiene que ser costeada por el propio autor sin excepción.
“En teatro, ocasionalmente se edita algo. Libros de arte, no se hacen. Este es el panorama de las ediciones. El Estado no interviene en la promoción cultural: El Ministerio de Educación tenÃa una editorial muy pequeña que nunca funcionó y ahora está desactivada: la Universidad de Buenos Aires tenÃa una editorial funcional que se sostuvo hasta la última dictadura, periodo en el cual publicó libros que no interesaban y ahora, ha perdido completamente el empuje que tenÃa".
Los medios de comunicación también se desentienden de la cultura: "En Buenos Aires hay un canal de televisión y dos estaciones radicales estatales que no transmiten programa alguno de cultura. Nunca se recibe una entrevista con intelectuales o artistas, sólo dos o tres veces al año un recital de Pavarotti o Plácido Domingo o algún concierto para Navidad"
Brailovsky indica que en ningún lugar de Argentina pueden verse programas elaborados por las Universidades como ocurre en México y en sus entidades federativas. Aún más: "En la premiación del concurso organizado por la Universidad Veracruzana estuvo el Gobernador del Estado y con posibilidades de hacerlo el presidente de la República. Allá, no tenemos un solo gobernador de una provincia que asiste a un acto cultural y a nadie se le ocurrÃa esperar que Saúl Menen esté en un evento de tal naturaleza".
Sin embargo, existen diferendos de otro tipo; por ejemplo, en la llamada cultura popular: "En Argentina la separación cultural no es tan grande como en México. Algo que me ha impresionado aquà es que la clase media compra en el supermercado y los sectores populares en el mercado. Esta clase de prácticas cotidianas diferentes no existen en Argentina. Hay mayor aproximación a las pautas culturales de unos y otros, para bien o para mal. Positivo porque no existe demasiada separación cultural, ésta es obviamente económica, pero por decir, las chicas que trabajan como mucamas en el barrio norte de Buenos Aires van a comprar algo barato en el shopping de la avenida Santa Fe y no se sienten discriminadas. Negativo porque pierden su identidad cultural anterior, no quedan marginadas, pero al precio de quedar subsumidos en una sola cultura. Por supuesto, prevalecen reductos exclusivos, elitistas; por ejemplo, el Teatro Colón, nuestro principal teatro de ópera: ninguna persona de origen popular se atreverÃa a ir, por más que los precios sean accesibles: hay una barrera cultural, un aura. Como ésta existen unas cuantas, pero no fragmentan a la sociedad”.
El autor de Esta maldita lujuria, novela premiada en el concurso Casa de las Américas, comenta finalmente su actividad ecologista desarrollada en los últimos años: "En Argentina hubo un cambio espectacular en la conciencia pública. Hace cinco años, nadie consideraba que ese tema fuera importante. Nuestro gobierno actual, el interior y los provinciales asumen la misma postura frente a esto: producen simulacros. Puedo mencionar casos: permanentemente hay actos en los que alguien planta un árbol, lo aplauden por proteger la ecologÃa y él responde con un discurso encendido —el mismo que dijo el año anterior—, sobre el por qué están protegiendo al planeta.
"Hace dÃas, la municipalidad de Buenos Aires hizo una denuncia escandalosa diciendo que no se podÃa tomar sol por el deterioro de la capa de ozono. Esto es cierto solamente en la parte de la Antártida que Argentina reclama. La capa no está afectada sobre el territorio continental argentino, es decir el único sitio donde no se puede tomar sol es en las bases antárticas, lugar improbable para que alguien desee hacerlo. Por supuesto, les dijeron cualquier groserÃa y tuvieron que desmentirlo, pero es una forma de demostrar una inexistente preocupación por el asunto y encubrir el hecho de que la municipalidad tiene jurisdicción sobre el humo de los automotores y no los controla; entonces desvÃan la atención a otros aspectos. Este es el tipo de respuestas de nuestros gobiernos.
Antonio Elio Brailovsky comenta la reciente reunión de presidentes en RÃo de Janeiro por convocatoria de las Naciones Unidas: "Se logró concentrar al mayor número de jefes de Estado en la historia de la humanidad para hablar del tema ecológico; aunque no hayan hecho algo, en el futuro nadie podrá decir que el tema no es importante".
Puntualiza su propuesta ecologista: "Tenemos capitalismo para rato, de manea que debemos encontrar alguna forma de compatibilizar ese sistema económico con la supervivencia. Se trata de crear condiciones para que a las empresas les resulte más rentable limpiar que ensuciar”.
Conexiones