DAVID SANTIAGO TOVILLA
«Vivencia: 1. Experiencia que se tiene de algo. 2. Hecho de vivir o experimentar algo. 3. Hecho de vivir o estar vivo» dice el Diccionario de la Lengua Española. El Premio Nobel 2022 se entrega a la capacidad de transformar las experiencias de vida en vivencias universales, expresarlas con las palabras necesarias y asumir con transparencia las consecuencias de dichos y actos. Todo eso reside en la escritura de Annie Ernaux.
Los libros de Ernaux no
son voluminosos porque no pretende compartir palabras sino transmitir vivencias
y, desde su claridad e intensidad, generar reflexiones. Es de ese segmento de
escritoras que ponen distancia de la literatura como distracción o pasatiempo y
son capaces de entregar esencia, contenido. El palabrerÃo está ausente porque
no quiere adornar sino decir, consignar.
Son relatos de vida, no
imaginaciones. La invención no está en las historias sino en cómo se transmiten
para que comulguen con la mente y el corazón de los lectores. Narraciones de
momentos, decisiones, sentimientos propios que quieren desprender desde
comprensión hasta indignación. No se trata de novelas, cuentos, ensayos o
crónicas: son obras de Annie Ernaux. Especiales, distintas, particulares.
Uno de sus libros más
conocidos es El acontecimiento. Desde el tÃtulo ella sitúa un hecho no
como un trauma ni da elementos para una calificación. Es, como se ha apuntado
antes: una vivencia, que subraya con una cita de Michel Leiris: «Este es mi
doble deseo: que el acontecimiento pase a ser escritura y que la escritura sea
un acontecimiento».
Ernaux da cuenta de un
embarazo no deseado, ocurrido en 1963, a sus veintitrés años. Expone los
comportamientos desde que se entera, hasta la solución: la convicción suya de
no tenerlo; el desentendimiento del padre; la negación de la ayuda profesional
de los médicos; el intento de algún compañero de tener relaciones sexuales
porque ya no habÃa riesgo de paternidad; el intento de proceder sola al
desprendimiento; la angustia de ver transcurrir los dÃas; la aplicación
clandestina de una sonda que, en su primera versión no funcionó; la solución
final acompañada de un sangrado que la llevó al hospital; el trato humillante
en el nosocomio.
Una exposición valiente,
clara en sus objetivos: «El hecho de que la forma en la que yo vivà la
experiencia del aborto, la clandestinidad, forme parte del pasado no me parece
un motivo válido para que se siga ocultando. La ley, que casi siempre se
considera justa, cae en la paradoja de obligar a las antiguas vÃctimas a
callarse porque todo aquello se acabó, haciendo que lo que sucedió
continúe oculto bajo el mismo silencio de entonces. Pero precisamente porque ya
no pesa ninguna prohibición sobre el aborto puedo afrontar (dejando de lado el
sentido colectivo y las fórmulas necesariamente simplificadas, impuestas por la
lucha de los años setenta: violación de los derechos de las mujeres,
etcétera) de forma real este acontecimiento inolvidable».
SÃ: un texto incómodo que involucra, sostenido por la combatividad de Annie Ernaux: «Es posible que un relato como este provoque irritación o repulsión, o que sea tachado de mal gusto. El hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescriptible de escribir sobre ello. No existe una verdad inferior. Y si no cuento esta experiencia hasta el final, contribuiré a oscurecer la realidad de las mujeres y me pondré del lado de la dominación masculina del mundo».
Annie
Ernaux publicó este libro en el año 2000, a sus 60 años —hoy tiene 82—. El
acontecimiento cierra con una gran declaración: «Por encima de todas las
razones sociales y psicológicas que pueda encontrar a lo que vivÃ, hay una de
la cual estoy totalmente segura: esas cosas me ocurrieron para que diera cuenta
de ellas. Y quizás el verdadero objetivo de mi vida sea este: que mi cuerpo,
mis sensaciones y mis pensamientos se conviertan en escritura, es decir, en
algo inteligible y general, y que mi existencia pase a disolverse completamente
en la cabeza y en la vida de los otros».
En
2021, Audrey
Diwan llevó El
acontecimiento al cine, con el mismo
tÃtulo (se le encuentra como L’événement en francés o Happening
en inglés). La
cinta alcanzó el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia. El portal Fotogramas le ubica como la número cuatro en las 111 mejores pelÃculas de 2022.
Otro
volumen exitoso, dentro de su veintena de tÃtulos, es Pura pasión. De
nuevo, desde el tÃtulo, Annie Ernaux plantea una definición. Una revisión de
las relaciones amorosas desiguales no porque asà lo hayan asumido los
protagonistas, sino porque una de las partes concede un papel que el otro no
tiene.
Es
una confesión de cómo se puede dar un lugar, en la vida propia, a una persona
sin que ésta se entere siquiera. Ernaux expone su relación con un funcionario
ruso, casado, sin intereses comunes, quien se aparece de manera esporádica sólo
para follar.
Ella
es autosuficiente, madura, divorciada, con hijos, pero entregada a una pasión.
Entonces suceden: el mundo construido alrededor de las escasas ocasiones: «para
mà no habÃa cronologÃa en esta relación, sólo conocÃa la presencia o la
ausencia»; el arreglo esmerado y la compra compulsiva de prendas para los
encuentros; el cambiar la escucha de música clásica por las baladas.
Pura
pasión también registra: las esperas eternas y estériles de
una llamada o una visita: «me preguntaba con asombro: ¿Dónde está el
presente? Yo no era más que tiempo que pasaba a través de mû; el
atesoramiento de objetos aún deteriorados porque están asociados a un momento
erótico; el abandono del diplomático del paÃs en donde estaba de manera
temporal, sin mantener por lo menos una amistad; el reencuentro ocasional, años
después, como siempre lo fue: una noche de cama, sin antes, ni después.
Con
la transparencia que le caracteriza, Annie Ernaux dice: «He medido el tiempo de
otro modo, con todo mi cuerpo. He descubierto de lo que uno puede ser capaz,
que equivale a decir de todo. De deseos sublimes o letales, falta de dignidad,
creencias y comportamientos que tildaba de insensatos en los demás, hasta que
yo misma recurrà a ellos. Sin que él lo sospeche, me ha ligado más al mundo.
»Ã‰l
me habÃa dicho: No escribas un libro sobre mÃ. Pero no he escrito un
libro sobre él, ni siquiera sobre mÃ. Me he limitado a expresar con palabras
—que sin duda él no leerá, ni le están dirigidas— lo que su existencia, por sÃ
sola, me ha dado. Una especie de don devuelto.
»Cuando
era niña, para mà el lujo eran los abrigos de pieles, los vestidos de noche y
las mansiones a orillas del mar. Más adelante, creà que consistÃa en llevar una
vida de intelectual. Ahora me parece que consiste también en poder vivir una
pasión por un hombre o una mujer».
Otra
vez, incisiva, directa, contundente sobre su escritura: «Es posible que la
obligación de contestar a preguntas del tipo ¿Ã©se trata de algo
autobiográfico?, de tener que justificarse por esto o por aquello, impida
que libros de todo tipo salgan a la luz, si no es bajo forma novelada, donde
quedan a salvo las apariencias».
Pura
pasión también tiene una versión cinematográfica
realizada por Danielle Arbid, en 2020. Esta cinta es más accesible en las
distintas plataformas actuales.
En
el maremágnum generado en el contexto del otorgamiento del Nobel, vale la pena destacar
las palabras de Lydia Vázquez Jiménez, la traductora al español de todos sus
libros, publicadas en Letras
Libres: «Supone un referente inusual en el panorama
literario mundial, que es el de decir la verdad.
»Porque
ante todo los libros de Annie Ernaux son verdad, una verdad profunda, que
desvela lo mejor y lo peor de nosotros y nosotras, por eso cada palabra suya
pesa tanto, porque carga con todo el peso de la verdad. Una verdad no
disfrazada, no embellecida, no manipulada, la verdad pura y dura, expuesta a la
luz cenital más cruda. Sin pensar en qué dirá la sociedad, su familia o sus
lectores y lectoras. Y no es que a Annie no le importen sus lectores, al revés.
Le importan mucho más que todos los premios, que este premio Nobel tan
merecido. Pero precisamente por eso, porque se debe a su público, sobre todo,
su deber como escritora comprometida con la causa de las mujeres y los
oprimidos es decir toda la verdad, pese a quien pese».
La Academia sueca optó, ahora, por reconocer un estilo original, una temática autobiográfica, una apuesta por la libertad de escribir, la recuperación de toda memoria. Un reconocimiento al hecho de vivir sin adjetivos, con entereza y dignidad, y contarlo. Por algo, los siempre ingeniosos creativos de las campañas de la librerÃa Gandhi, concluyeron: «La vida de Annie Ernaux ganó el Nobel».
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