“Chiapas no puede ser más que de colores”: Eliane Cassorla


DAVID SANTIAGO TOVILLA

DIARIO POPULAR ES!

Eliane Cassorla presenta su trabajo fotográfico en una agenda:

 —La agenda anterior, de 1992, igualmente editada por el DIF, fue en blanco y negro. Esta tiene un trabajo en color, también tu más reciente exposición es así...

 

—He trabajo el color a la par del blanco y negro. Son dos terrenos diferentes. Dos maneras de expresión. Y este trabajo, la agenda, quería dar una muestra de Chiapas. Para mí el estado no puede ser más que de color.

 

—En este caso ¿cómo se da el trabajo de preparación de la fotografía?

 

—La fotografía se ve en blanco y negro o color. La preparación consiste en saber cómo se ve el objeto a fotografiar. A partir de allí se sabe si se tomará de una manera u otra. Las fotos de la agenda no fueron tomadas exprofeso. Sólo algunas. La mayoría fueron tomadas a lo largo de los diecinueve años que tengo de residencia en Chiapas. Por eso en el texto de introducción explico que es una muestra.

 

—Decir una muestra ¿es tener un trabajo más amplio?

 

—Quiero continuar con este trabajo. En varios años tal vez tenga un trabajo. En varios años tal vez tenga un trabajo completo. Es algo que no podrá acabar. Este estado es demasiado rico. Nunca se podrá acabar de fotografiar. Si se traslada al país, faltarían las siete vidas de los gatos para poderla captar. Chiapas es un estado da para muchos años.

 

—¿En qué momento profesional se inscribe la agenda 1994?

 

—Tiene varios propósitos. Uno es atraer la mirada hacia el estado. En la localidad dar una cierta imagen. Lo que siento ahora en relación con la entidad. Es importante dejar constancia de que somos capaces de dar productos de cierta calidad. Y la agenda es un producto elaborado completamente en Chiapas. Fue impresa acá.

 

—¿El propósito comercial no está reñido con el sentido de la fotografía artística?

 

—De ninguna manera. La idea que tenemos en "Equis grupo" es juntar lo útil con lo agradable. Los límites entre lo artístico y lo comercial ya no son tan rígidos. Lo importante es dar algo que tenga qué decir. Que la fotografía signifique estéticamente. Quien abra la agenda podrá decir: eso lo vi, lo sentí. Es importante. Ya no van los términos que se quieren elevar demasiado. El cuidado fue extremo. Las treinta incluidas se escogieron entre cientos.

 

—¿Qué representa trabajar para una institución?

 

—Hay un trato de respeto. Yo propongo y la institución dispone. Hasta ahora, el Instituto Chiapaneco de Cultura y el DIF en cualquier época, han sido sumamente respetuoso. No hay que agradecerlo. Es la condición sine qua non para poderse entender a nivel creativo y estatal. Al contrario, es valorable el trato que hasta ahora han tenido conmigo. Han cumplido al respetar el trabajo creativo.

 

—¿Satisfacciones y frustraciones con la agenda 1994?

 

—Más satisfacciones. Frustraciones siempre hay con la estricta calidad que se quisiera tener del trabajo. Eso se podrá tener en publicaciones como el National Geographic eso no en cualquier tipo de trabajo local. Hay que reconocer las limitantes existentes. La intención es superarlas. Lo logramos bastantes. Estoy contenta.

 

—Después de la agenda ¿qué sigue?

 

—Estamos trabajando el libro de los parachicos, que entregaremos a principios de 1994. Preparamos ya la agenda de 1995.

 

—Para exclusiva ¿de qué tratará?

 

—De los niños de Chiapas.

 

—¿Desde qué perspectiva?

 

—Ya los he fotografiado. Ahora tengo un propósito específico. Fotografiar niños es maravilloso, lo mejor del mundo. Lo más gratificante del mundo. Son íntegros, honestos, no engañan. Se puede sacar de ellos las fotos que se quiera. Enfrente de uno están quienes realmente son. Sin mentiras.

 

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Mariane France, editora, dice: «Decidimos dar un soporte a la agenda. Una herramienta de trabajo como una agenda. Diferente a una revista o un libro. Útil y agradable por las fotos».

 

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Poco tan personal como la agenda. Recurso testimonial. Cómplice de citas formales, casuales o disfrazadas. Lugar para recuperar frases, poemas, versos encontrados casualmente. Vigilancia para una adecuada disciplina. Compromiso consigo mismo.

 

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Cada día se escribe y contribuye a una parte de la historia. En 1994, hay otro acompañamiento. Otros escenarios. Otras imágenes frente al avasallamiento de la imagen. Acercamiento a lo nuestro en cada día. Combinación de elegancia, calidad y colorido: la agenda 1994, editada por el DIF-Chiapas. Chiapas... a todo color. Fotografías de Eliane Cassorla. Diseño de Mariane France. Producción de "Equis grupo".

 

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Cuadernillo. Libreta de grueso couché. Trabajo del color. Ciudadano de una presentación atractiva, agradable. Comercializada a bajo costo: treinta y cinco nuevos pesos. Objeto que se convertirá en buen detalle. Concebida por Eliane en los términos de su prólogo: «Tierra de casi todos los climas y paisajes, salvo las arenas del desierto y las cumbres nevadas, Chiapas es también un gran mosaico de expresiones culturales». La seducción usual de lo apreciado en estas tierras: «Chiapas posee una inmensa variedad de colores, olores, sabores, sonidos y texturas... las fotos que siguen son sólo una pequeña muestra de esa gran riqueza reunida en una sola región de México».

 

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Un perfil maya y otro más híbrido, en portada. Las muchachas son la carta de presentación de un lugar. Son su atractivo. Ellas lo saben. Ejercen ese no enunciado papel. Portan con naturalidad los colores, el vestido de la tradición. Los bordados chiapanecos de flores en fondo negro. La foto registra el carácter festivo. El confeti aún permanece en el cabello. Siempre estará allí. En días que ellas porten el traje. Como estarán los marcos, las puertas de madera en azul turquesa frecuente de estos sitios.

 

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La blusa de Sibaca concentra su esencia en los encajes populares. En la franja negra superior. En las líneas amarillas que le cruzan formando el tallo de una inusual enredadera. Otra vez, la mujer. No sería lo mismo sin el hombro femenino. La cadena de oro que con probabilidad se pierde en las esferillas.

 

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Las grietas se asocian con el misterio. Con la posibilidad, la aventura, la vida, la muerte. Las cavidades son profundas. Propicias para la connotación. Por ellas corre savia: humana, natural. Bajan líquidos vitales. Le rodean caprichosos, deformados arbustillos. Que constituyen en torno imágenes clásicas, reconocibles. El cañón del sumidero es la gran grieta de Chiapas. También tiene su erotismo.

 

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Son momentos y visiones. La fotografía traslada. Lleva a lugares, hacer ver costumbres Comparte la perspectiva de la fotógrafa. La curva prolongada de la carretera ciento no­venta, en la zona fronteriza, con el no inerme volcán Tacaná. La pato aguja, anhingo anhinga le llaman los científicos. Las tonalidades azul, verde y rosa, de la toma de Boca del Cielo. Las solitarias chozas y el cielo limpio de Puerto Arista. La salación del agua es sólo eso. El papel de china en las calles de Chiapa de Corzo. Las espuelas del baile de los copoyeros; el piso de mosaicos que documenta del entorno actual de la tradición. Otra festividad. Los parachicos con chinela. Esos a quienes ya Cassorla les dedicó una serie. El mágico ámbar de Simojovel. La ciudad coleta desde la famosa iglesia de los escalones. Rostros nuevamente: del tzotzil. El pan de San Cristóbal. Los textiles. La ceremonia espiritista en Chamula. Aquella famosísima iglesia. Parajes. La selva. Ruinas en Palenque. Las cascadas, que por un tiempo fueron una estrella más de cierto canal, sin saber por atributo de quién. Los días a la izquierda, precisamente en año electoral.