Fotografía: Benoit Peverelli
¿Cómo celebra una ciudad su aniversario? Mérida lo hace con aquellas expresiones que hacen vibrar, sentir, exultar; en una palabra, con vida ¿Qué mejor regocijo para congregar a sus ciudadanos? En el encuentro con la fuerza de la cultura. ¿Cuál es la mejor inversión? La hecha en formación de las personas. Todo ello ocurre, ahora, en el Mérida Fest 2023.
El festejo se ha iniciado. Jolgorio musical de
medianoche para estar, en las calles, desde los primeros minutos de los 481
años celebrados. Voces, cuerdas, pasos, andares son el arranque de la cauda de
actividades. Qué manera de iniciar el año: por todo lo alto.
La agenda está propuesta. Acude quien tiene la
oportunidad y desea, con respeto a la diversidad. Por eso la misa católica
matutina de cada 6 de enero no es un acto masivo: sí especial, como era antes
de la invención del registro sonoro. Llevada a la dimensión que permite la
música en vivo, en un recinto sacro. La Orquesta de Cámara y el Coro de Mérida
proporcionan la majestuosidad requerida. El rutinario rito de la eucaristía se
transforma con el vehemente acompañamiento de la voz soprano y las notas de las
cuerdas. El regalo de los músicos es la combinación fastuosa de todos en la
ejecución de El Mesías de Handel. Una verdadera ceremonia.
En los bajos del Palacio municipal, las primeras
melodías del Mérida
Fest 2023 son boleros. La usanza cubana en todo su
esplendor: composiciones clásicas enriquecidas con gran instrumentación. En las
piezas, hay tiempos para el solo de teclado y percusiones. Los instrumentos de
viento se convierten en coros de la voz. Esa polifonía de un subgénero llamado
bolero son. En un programa que va de lo melancólico a lo rítmico. Otras
versiones de letras muy conocidas, en las voces extraordinarias de Haila María Mompié,
Vania Borges,
Leo Vera
y William Borrego.
Llega la primera obra de teatro: La noche que jamás existió de Humberto Robles. La Compañía Borba Teatro es representativa del nivel profesional que existe en la entidad. Coordinación de talentos: música, iluminación, inclusión de minutos de danza con Sihan Charruf, dirección y desempeño actoral. La mayúscula capacidad de trabajo para llevar ante un auditorio abarrotado, en el Centro Cultural Olimpo, un libreto de evidente exigencia. Silvia Káter y Alfonso García Medina conducen las emociones, con la veracidad que se requiere, en el vasto tema del amor. Una mirada a la pluralidad de preferencias, las relaciones humanas, el decir y el hacer. Inmejorable cartel para abrir este lenguaje artístico.
La gente responde a la convocatoria al concierto frente a la catedral. Cuatro solitarios micrófonos esperan en el escenario. Es probable que los músicos suban con sus instrumentos. No ocurre así. Los integrantes del grupo cubano Vocalité llegan sin nada adicional, vestidos con elegantes trajes. Es todo. Cuatro hombres para hacer música. Ocurre porque la virtud está en la elaboración de sonidos con sus recursos humanos. El ritmo de las claves surge de sus manos. El bongó se emite desde la garganta. Se bastan para transformar la noche en una verbena.
Desde el Palacio de la Música, Ablaye Cissoko y
Cyrille Brotto llevan a los asistentes a una conexión con la sustancia de la
tradición africana. Un acordeón y una kora —instrumento
hecho con un tol enorme, cuero y cuerdas—
de Senegal. Aquel país y su tradición musical cuya difusión fue masificada por
el cantante Youssou
N’Dour, en la década de los 90. Aquellos giros en la voz que
van de los graves a agudos prolongados. Valioso conocer otros exponentes como
Cissoko, con la diferencia de que reúne más atributos: es músico y compositor.
La calidad de la música hace que canciones nunca escuchadas envuelvan con su
sonido. Desde los primeros rasgueos, se crea otra atmósfera que obliga a
escuchar y vivir ese momento. Ese es el arte, siempre en tiempo presente,
cuando ocurre. Los ejecutantes se divierten, gozan. La ejecución tiene técnica
y conocimiento, pero es oído para conducir las variantes en este concierto. Los
dedos de Broto en el acordeón tienen hasta una sincronía visual con los activos
pulgar e índice de Cissoko. Construyen una burbuja de humanidad y deleite
musical que los asistentes desean no se rompa.
Así es enero, con el Mérida Fest,
con todas sus actividades gratuitas, con la posibilidad de ver a un artista de
interés que haya coincidido con otro porque realizan dos o tres presentaciones
diferidas.
Quedan tres semanas para estos encuentros con el arte. Dentro de ellos, la inauguración de la exposición con un centenar de obras de Henri Matisse. Eso es Mérida, en 2023.
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