Desaparecidos en México: de Rubén Blades a “Ruido” en Netflix


DAVID SANTIAGO TOVILLA

En 1984, el poeta de la salsa, Rubén Blades, lanzó la pieza Desapariciones. Tuvo un segundo impulso, en 1999, con el grupo Maná quien la incorporó con su propia versión para su álbum MTV Unplugged.


No hay, hasta ahora, canción que le supere en la consistencia de la letra al consignar el tema aludido: «Llevo tres días buscando a mi hermana / Se llama Altagracia, igual que la abuela / Salió del trabajo pa' la escuela / Llevaba unos jeans y una camisa clara/ No ha sido el novio / El tipo está en su casa / No saben de ella en la policía ni en el hospital».

 

» Busca en el agua y en los matorrales / (¿Y por qué es que se desaparecen?) / Por qué no todos somos iguales / (¿Y cuándo vuelve el desaparecido?) / Cada vez que lo trae el pensamiento / (¿Cómo se le habla al desaparecido?) / Con la emoción apretando por dentro».

 

Blades tenía en mente a las víctimas de las dictaduras de aquella época, en el sur del continente. Hoy, el perpetrador ha cambiado y extendido, como también ha ocurrido con la tragedia que lleva al deterioro personal y familiar. La melodía, a casi cuatro décadas, se mantiene incólume en su esencia, para infortunio de muchos en este país.

 

Por eso, ocuparse del tema de los desaparecidos en México tiene gran mérito. Sobre todo, cuando existe una facilidad para que la sociedad no visibilice los temas de fondo. Lo cotidiano es: la sucesión de distractores, el ocultamiento de las verdades por incómodas, la construcción de una burbuja. Todo para evitar que se piensa, diga y haga algo diferente al concierto monótono dirigido desde el poder.

 

El 11 de enero, Netflix incorporó a su catálogo la película Ruido de Natalia Beristain. Llega para poner en un audiovisual las principales denuncias de los grupos organizados de familiares de desaparecidos.

 


Desapariciones que no cesan y cuyo tratamiento se cuestiona en el filme. Tal como ocurre en la observación internacional. El 16 de enero, en un cable de la agencia EFE, pudo leerse: «El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, lamentó este lunes que a cinco años del establecimiento de la Ley General de Investigación de Desaparecidos, México “no ha actuado con firmeza para combatir este crimen atroz” e instó a las autoridades a aplicar de forma íntegra las herramientas de búsqueda para erradicar la impunidad».

 

Ruido, a través de la extraordinaria actuación de Julieta Egurrola, hace eco de muchas preguntas que se han hecho las familias de las personas desaparecidas:

 

¿Por qué tras años de construir los expedientes aducen errores y confusiones como razones de su falta de progreso?

 

¿Por qué deben acudir una y otra vez a enmendar los errores de la burocracia?

 

¿Por qué sólo ven la rotación de fiscales y no los resultados?

 

¿Por qué son los familiares los únicos interesados en la búsqueda y no el Estado?

 

¿Por qué falta empatía de la autoridad y la sociedad con esas mujeres cuya vida se hunde en el dolor de una desaparición y degrada sus relaciones familiares?

 

¿Por qué hay casos en que se busca indemnizar sólo para que dejen de presionar?

 

¿Por qué existe una facilidad para revictimizar a las desaparecidas para que no merezcan ser buscadas?

 

¿Por qué los archivos puestos a vista de los familiares para buscar alguna pista tienen meses no actualizados?

 

¿Por qué la autoridad se dedica más a buscar cuerpos que personas vivas?

 

¿Por qué las personas deben invertir su poco patrimonio en pagar viajes, estancias, cooperaciones, mordidas en búsquedas que suelen ser infructuosas?

 

¿Por qué, si a través de contactos y relaciones, los agentes saben qué pasó con algunas personas dejan a los familiares seguir en búsqueda de sus desaparecidos?

 

¿Por qué todo sigue igual y la cifra de desapariciones sólo se incrementa?

 

¿Por qué las buscadoras tienen que asumirse como familiares entre ellas, ante la desaparición de sus propias familias enteras?

 

¿Por qué parientes indagadores y periodistas quienes les dan difusión deben pagar con su vida esta actividad?

 

¿Por qué, en México, el destino de una madre buscadora es morir como su hija desaparecida para, por fin, encontrarse con ella?

 

Ruido construye su veracidad desde la voz de las mujeres buscadoras de desaparecidos. Netflix incorpora este trabajo fílmico a la causa.

 

Es necesario hacer ruido porque el de las ausencias quiere acallarse por unos y otros. Porque las frases de Rubén Blades resuenan, en todo momento, en el desesperanzado México de hoy: «Que alguien me diga si han visto a mi esposo / Preguntaba la doña / Se llama Ernesto X, / tiene cuarenta años / Trabaja 'e celador en un negocio 'e carros / Llevaba camisa oscura y pantalón claro / Salió anteanoche / Y no ha regresado / Y no sé ya qué pensar / Pues esto antes no me había pasado» …