DAVID SANTIAGO TOVILLA
Uno de los grandes vacíos en la formación personal es la educación financiera para la vida cotidiana. Se aprende de acuerdo con las circunstancias y experiencias. Algo similar ocurre con el amor. Se habla tanto de él que, al final, lo que se hace es reproducir una creencia predominante. No suele trabajarse en la educación sentimental.
Un texto que invita a pasar de la idea a la acción es Todo
sobre el amor. Nuevas perspectivas de Bell Hooks.
La autora fue una destacada activista social quien publicó casi cuarenta libros
hasta su fallecimiento, hace dos años. Sin embargo, sus obras apenas se
empezaron a publicar en español en 2020. El libro aludido, en versión de María
José Viejo Pérez, fue presentado por Paidós en 2021.
La mirada de Bell atiende a una dimensión social y
humana. El polo opuesto a la fantasía y a la comercialización del tema. En sus
expresiones, deja preguntas de fondo: ¿Cómo aspirar a un entorno amoroso si lo
que prevalece es el encono?: «Todo el mundo asegura que el amor es importante,
pero nos bombardean por doquier con muestras de su fracaso. En el ámbito de la
política, en la religión, en la familia y en la vida sentimental, no es
habitual que el amor influya en nuestras decisiones».
Bell Hooks invita a no quedarse en la superficie, ir a
lo trascendente: «Para amar de verdad tenemos que aprender a combinar varios
elementos: cuidado, afecto, reconocimiento, respeto, compromiso y confianza,
amén de una comunicación clara y sincera».
Sobre la base anterior, Bell expresa una de las
consideraciones más contundentes, congruente: «Convendría empezar a considerar
el amor como una acción más que como un sentimiento, puesto que de este modo
asumiríamos automáticamente una parte de responsabilidad por ello. Si
tuviéramos siempre presente que el amor se expresa a través de los actos y
conductas que genera, no utilizaríamos la palabra para devaluar y rebajar su
significado. El amor se expresa con hechos».
Bell Hooks dedica un capítulo al tema de la sinceridad
y su ausencia progresiva. Es un problema social que se traduce en los
individuos y su vida amorosa. ¿A dónde se dirige una sociedad como la actual,
en donde imperan las falsedades, la ausencia de verificación, la tolerancia y
la permisividad con quienes mienten y crean una realidad artificial que sólo
ellos ven? El tema es de fondo: «La verdad, la capacidad de ver el mundo y a
nuestra persona tal como son y no somo nos gustaría que fuesen, son la esencia
de la justicia».
Diagnostica sin concesiones: «La gente tiende a mentir
cada vez más. Se miente sobre los aspectos más insignificantes de la vida
cotidiana. A menudo preguntas elementales las respondemos con una mentira». Expone convicciones: «Hoy en día, nuestra sociedad
necesita renovar su compromiso con la sinceridad más que en cualquier otra
época, pero no es fácil, porque mentir es más aceptable que decir la verdad. La
mentira se ha convertido en la norma aceptada, hasta tal punto que decimos
mentiras incluso cuando sería más fácil decir la verdad».
Mentir siempre tiene trascendencia porque se traduce
en una educación colectiva: «Es importante entender que, debido a que se basa
en los valores y patrones de comportamiento masculinos que nuestra cultura
suele establecer para determinar lo que es más o menos aceptable, la aceptación
de la mentira es un componente esencial del pensamiento patriarcal que
involucra a todos, sean hombres o mujeres.
»Los hombres no son ciertamente los únicos que usan
las mentiras para conseguir poder sobre los demás. De hecho, si bien es cierto
que una virilidad basada en cánones patriarcales aleja a los hombres de su
identidad, es igualmente cierto que las mujeres que adoptan una feminidad
patriarcal —que aceptan la idea de tener que comportarse como si fueran
débiles, mudas, estúpidas e incapaces de pensar racionalmente—, también han
aprendido a presentarse al mundo con una máscara, a mentir».
Mentir es una decisión, una acción que afecta la
calidad de vida propia: «La tolerancia generalizada de la mentira es una de las
principales razones por las que muchos en nuestra sociedad están destinados a
no conocer nunca el amor. Resulta imposible fomentar el crecimiento espiritual
propio y el de los demás cuando la parte más íntima de nuestro ser, de nuestra
identidad, está rodeada de secretismo y embustes».
Extensa ante el mayor cáncer social de la actualidad: «Para
conocer el amor debemos decirnos la verdad a nosotros mismos y decírsela
también a los demás. Estamos tan acostumbrados a crearnos una imagen falsa para
enmascarar nuestros miedos e inseguridades que a menudo olvidamos quiénes somos
y qué sentimos debajo del disfraz de la simulación. Superar esa negación es siempre
el primer paso para descubrir nuestro deseo de ser sinceros y claros».
Más adelante, Bell Hooks indica que el amor implica el
conocimiento propio y de la circunstancia. Responsabilizarse, no ser ajeno: «Vivir
conscientemente significa ser crítico con uno mismo y con el mundo en el que
vives, atreviéndote a plantearte las preguntas fundamentales: quién, qué, cuándo,
dónde y por qué. Generalmente, la respuesta a estas preguntas genera una
conciencia iluminadora. Para vivir conscientemente debemos
reflexionar sobre el mundo en el que vivimos y que conocemos más de cerca».
Todo sobre el amor. Nuevas perspectivas se
ocupa de borrar todos los lugares comunes para plantear valores y vivir
conforme a la ética: «La esencia del amor auténtico es la confianza»; «El
egoísmo, el rechazo a aceptar al otro, son las principales causas del fracaso
de las relaciones»; «El compartir con generosidad todos los recursos es una
forma de expresar amor. Dar es la única forma en que podemos aprender a recibir».
Reflexiones, ejemplos, confesiones de Bell Hooks. Una
revisión integral que incluye hasta la manera de decir que documenta un modo de
pensar: «Qué diferentes serían las cosas si en lugar de decir Creo que estoy
enamorado, dijéramos La naturaleza de la relación que he iniciado me
hace pensar que estoy en el buen camino para conocer el amor. O si
en lugar de decir Creo que estoy enamorado, dijéramos Creo que
la quiero o Voy a quererla. Es poco probable que nuestra
actitud sentimental cambie a menos que cambiemos nuestro lenguaje».
Siempre hay mucho para aprender, replantear, analizar. Ahí está este libro de Bell Hooks para que cualquier 14 de febrero resuenen sus palabras: «El mito del verdadero amor —la fábula de dos personas que se encuentran, se unen y viven felices para siempre— es propio de las fantasías infantiles. Sin embargo, muchos de nosotros, mujeres y hombres, llevamos esas fantasías a la edad adulta y somos incapaces de afrontar una relación intensa y que cambia la vida, pero que no conduce a una relación estable o a una relación completa. El amor verdadero no siempre se traduce en una vida de sempiterna felicidad; e incluso si lo hace, mantenerlo y hacerlo durar requiere dedicación».
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