María Corina Machado: Venezuela 2024


DAVID SANTIAGO TOVILLA

Fotografía: Miguel Gutiérrez/EFE

El 28 de julio serán las elecciones presidenciales en Venezuela. Una vez más, ocurren como suelen ser cuando gobierna el autoritarismo: con toda la maquinaria del poder aplicada para incidir en los resultados, con un aparato judicial tomado para obstaculizar candidaturas y perseguir ciudadanos de otras fuerzas políticas.

El proceso social para sacudirse al gobierno fantoche de Nicolás Madura ha llevado décadas. Ha costado vidas y libertades. Líderes encarcelados o en el exilio. La esperanza ha vivido y decaído. Han existido periodos de verdadera insurgencia cívica y tiempos de guardar; ambos correspondidos desde el poder con represión sistemática.

Sin embargo, la realidad lacerante para muchos; las carencias familiares, la falta de opciones que han llevado a miles a huir del país, hacen que cada determinado tiempo la fuerza social se restaure y pugne por un alto a la degradación colectiva.

A distintas personalidades les ha correspondido desempeñar un papel en distintos momentos. Leopoldo López, Enrique Capriles, Juan Guaidó son nombres que han contribuido al proceso. Pero hay una mujer que supo esculpir su propia organización y caminar en cada etapa con un perfil propio: María Corina Machado.

Su participación ha sido indoblegable. Enfrentó con entereza y determinación todas las medidas legaloides en su contra. La intención de anularla fue permanente. Nicolás Maduro siempre temió su energía y capacidad de comunicación social.

En la elección en curso, María Corina fue inhabilitada por las autoridades judiciales maduristas con un infundio. No la dejaron ser candidata presidencial a pesar de arrasar con la simpatía en los procesos internos y con un creciente liderazgo externo.

Pensaron que era suficiente para detenerla. Las fuerzas políticas en su entorno hicieron malabares para que una candidatura fuera reconocida y fue designado Edmundo González Urrutia para cumplir con el formalismo. France 24 resumió muy bien la situación en un encabezado: «Una candidata en la calle y otro en la boleta». María Corina decidió encabezar la campaña presidencial que por fin regrese la vida a Venezuela. Su decisión ha recibido la respuesta efusiva de los venezolanos.

Ha sido tal el éxito y la hazaña de María Corina Machado que han seguido las detenciones de integrantes de su equipo. Los sicarios de Maduro llegan al extremo de violentar los domicilios de quienes se atreven a darle pernocta. En la recta final hacia la jornada electoral, incluso alteraron su vehículo para provocar un accidente fatal. El temor hacia ella es proporcional a la respuesta ciudadana que se ha volcado en favor de su cruzada.

Como siempre, hay encuestas por doquier difundidas a conveniencia, pero una tendencia parece perfilarse. CNN recupera: «El más reciente estudio de ORC Consultores, con corte a julio, demuestra que el candidato de la mayoría opositora tiene el 59,68% de la intención de voto entre los consultados, mientras que Maduro se ubica segundo entre los encuestados con el 14,64%».

Otro medio consigna: «Uno de los estudios, de la firma Delphos, en alianza con el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), muestra al candidato opositor con un 59,1 % de intención de voto. Maduro le sigue, con el 24,6 %».

Los venezolanos han apoyado el proyecto de una mujer guerrera y la respaldarán en las urnas el domingo próximo. Quién sabe cómo responderá el régimen a la derrota. Tal vez se observe una nueva chicanada. La victoria política de María Corina Machado es irreversible. Todo indica que nada puede detener ya el clamor venezolano por el cambio y que, 2024, será el año decisivo. Aun cuando se roben la elección y no reconozcan el verdadero triunfo, Venezuela cambiará.