Venezuela contra el fraude y por la libertad

DAVID SANTIAGO TOVILLA

«Todo indica que nada puede detener ya el clamor venezolano por el cambio y que, 2024, será el año decisivo. Aun cuando se roben la elección y no reconozcan el verdadero triunfo, Venezuela cambiará» se apuntó en el texto anterior previo a las elecciones.


La ruta parecía advertirse porque Nicolás Maduro nunca dijo que reconocería una eventual derrota. Un régimen totalitario que tiene por empleados a todos los poderes e instituciones y, por ello, sabedor de su capacidad de manipulación del órgano electoral, declaró horas antes de las elecciones: «Reconozco y reconoceré al árbitro electoral, los boletines oficiales y haré que se respeten».


En sus planes nunca estuvo respetar la voluntad ciudadana que ya se expresaba de manera arrolladora por un cambio. Se limitó a decir que para él era válido lo que la instancia bajo su control dijera. Y claro, la instancia electoral venezolana salió a decir que Maduro era el ganador con 51% de los votos, sin documentarlo. Como suele hacer este tipo de personajes: sólo palabras.


No hay datos oficiales. El sistema se cayó y permanece muerto. Pero como son especialistas en propaganda, el gobierno que opera un mayúsculo fraude electoral, ahora acusa a todo el mundo de hackear el portal. El viejo truco de gritar ¡Al ladrón! para que vean a otro lado y el delincuente huya sin prisa y problema.


Frente al fraude, las fuerzas políticas lideradas por María Corina Machado y el candidato Edmundo González, han hecho un esfuerzo por difundir datos duros de la hazaña electoral lograda por el pueblo venezolano. De inmediato, han buscado compartir información y visibilizar las actas que demuestran la estrepitosa derrota del régimen.


En horas, habilitaron el portal https://resultadosconvzla.com/. Ahí puede verse que, con el 81.21% de las actas digitalizadas, el resultado es: Edmundo González: 67%: 7.119.768 votos; Nicolás Maduro: 30%: 3.225.819 votos.

Nunca fue una elección cerrada. En las calles, se percibía de manera ascendente la decisión de terminar con un régimen origen de la calamidad de las familias venezolanas. El tamaño de las tragedias humanas en Venezuela fue proporcional a la convicción por expresarse en contra de dos décadas y media de terror, precariedad, división, miedo.


Lo apostaron todo para evitar la continuidad. El régimen, una vez más, iba a robarse la elección, pero el coraje social ante esa fechoría es inmenso porque todos saben que Nicolás Maduro fue derrotado en las urnas, con el poder del voto. Hoy, el barbaján no tiene la razón, ni la gente; sólo detenta el poder y la fuerza indiscriminada.


Venezuela vive horas complicadas. El reclamo de la gente será enfrentado con más autoritarismo y terror. Trece muertos en un día y cientos de detenidos. Pero la oleada ciudadana se mantiene firme, porque en el fondo hay un bien mayor que buscan al plantarle cara al fraude: la libertad.


Como bien dijo el presidente izquierdista de Chile, Gabriel Boric estar, hoy, con los venezolanos en lucha es un asunto de principios:


«El gobierno de Venezuela anuncia la expulsión de nuestra misión diplomática de su país con una serie de argumentos inverosímiles y demostrando una profunda intolerancia a la divergencia, esencial en una democracia.


»El nuestro en Chile es un gobierno de alianza entre la izquierda y la centro-izquierda, y defendemos firmes los valores democráticos y el respeto irrestricto a los derechos humanos. Lo hacemos por convicción y por aprendizaje de nuestra propia historia nacional.


»En este caso no hemos hecho más que sostener lo que creemos correcto: que los resultados de la elección sean transparentes y verificables por veedores no comprometidos con el actual gobierno mediante la publicación íntegra de las actas. Hasta el momento en que escribo estas líneas ello no ha sucedido.


»Es justamente el respeto a la soberanía del pueblo venezolano, y los efectos que la diáspora forzada de parte importante de ese pueblo ha provocado, lo que nos lleva a exigir transparencia.


»Ni subordinaciones, ni cálculos. Principios.


»Por el bien de los venezolanos de a pie, de toda América Latina, y más allá de las peleas de adjetivos, esperamos que la voluntad del pueblo venezolano sea respetada cumpliendo con los estándares básicos de la democracia».