‘Cien años de soledad’ en Netflix

DAVID SANTIAGO TOVILLA

El 11 de diciembre, Netflix estrenó la primera parte de la serie Cien años de soledad. La expectativa fue enorme. La apuesta del mayor creador de contenidos en línea fue total. El resultado es un producto sólido, con un buen trabajo visual y de recreación minuciosa del contexto que apuntó Gabriel García Márquez.

      

 No es útil entrar a la esquemática deliberación entre libro y serie.

    El libro es insuperable porque, como todos, pone en funcionamiento todas las vivencias y referencias culturales del lector y elabora un mundo único que se instala en la mente de cada persona.

    La narración para lectura es una; el planteamiento audiovisual es otro, con otras exigencias.

    La serie recupera referencias, personajes y temas para crear una muy buena elaboración a partir del texto. En el recuento del 2024 se recordará como el año en que surgió la versión Netflix de Cien años de soledad.

    La prueba de que este planteamiento logró su cometido es el estado de ánimo posterior a ver los primeros ocho capítulos: hay una mezcla de conocimiento, reflexión y estímulo para regresar a la lectura del libro del Premio Nobel de Literatura 1982. La mayoría de los consumidores de Netflix son de formato audiovisual, pero, sin duda, la serie generará lectores para García Márquez.

    Más cuando la ambiciosa saga de los Buendía toca las pistas de otros textos. Por ejemplo, la prostituta adolescente que debía pagar una casa incendiada de un familiar, por descuido. Esa alusión está ampliada en su novela corta La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada.

    Las conexiones que dan veracidad a la novela están presentes en la serie de Netflix: los sucesos que se mueven entre la ciencia y las supersticiones; las razones naturales que se vuelven mitos; los grandes secretos familiares conocidos por privilegiados; las pasiones imposibles de corresponderse; la fuerza del deseo que arroya todo; el sentido de justicia y humanidad que subyace en quienes menos se piensa; las expresiones ausentes de caridad, comprensión y agradecimiento. En suma, las circunstancias y determinaciones humanas que definen la convivencia social.

    Apenas el 4 de diciembre, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el escritor Sergio Ramírez comentó «Siempre me ha gustado decir que los temas de la literatura son muy pocos. El amor, la locura, la muerte, como titula uno de sus libros el cuentista uruguayo Horacio Quiroga. El amor y la muerte, creía Gabriel García Márquez, reduciéndolos a solo dos. Yo pienso que son cuatro: el amor, la locura, la muerte, y el poder»

    Siete días después, el estreno de la primera parte de Cien años de soledad le da la razón al escritor nicaragüense. Sí: el amor de José Arcadio Buendía y Úrsula; la impredecible muerte de Pietro y Remedios; la locura del mayor de los Buendía; y el poder que llega a apoderarse y disputarse en Macondo.

    Tras este grato fruto, hay que esperar por lo menos un semestre para ver la segunda parte. Tiempo suficiente para leer o releer el libro e involucrarse en ese universo irremplazable e inolvidable escrito por Gabriel García Márquez.